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Antofagastinos de todos los sectores rechazan la violencia y llaman a la paz

SOCIEDAD. Ciudadanos se reunieron para condenar hechos de violencia que terminaron con daños a equipos para evaluación del cáncer y destrozos en la Basílica Corazón de María.
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Redacción

Los últimos hechos de violencia en la ciudad, en los que equipamiento para detectar cáncer y la Basílica Corazón de María sufrieron graves daños, tuvieron una condena transversal por parte de más de un centenar de antofagastinos, quienes se reunieron para manifestar su repudio a esta clase de episodios.

Pocos minutos después del mediodía de ayer, todos se dieron cita en el frontis de la Basílica Corazón de María, donde entonaron el vals de Antofagasta y alzaron sus manos al aire en señal de paz. La actividad fue totalmente independiente de la misa que a esa hora se celebraba en el interior del edificio.

La transversalidad del encuentro pudo apreciarse en sus participantes. Asistieron los exintendentes Christian Rodríguez y Valentín Volta (gobiernos de Bachelet) y Marco Antonio Díaz (RN). También el sacerdote Felipe Berríos, el empresario Iván Simunovic, el historiador y exalcalde de Antofagasta, Floreal Recabarren y el pintor Luis Núñez, entre otros.

Impresiones

El padre Felípe Berríos dijo que "la mayoría apoya las reformas sociales y constitucionales, pero rechazamos la violencia que no respeta ni El Ancla, ni la basílica y otras cosas que todos respetamos y que son significativas para los antofagastinos. Con este sencillo acto queremos mostrar nuestro repudio, y que no estamos indiferentes a que nos destruyan la ciudad".

El encargado del archivo histórico del Arzobispado de Antofagasta, Carlos Araya, explicó los daños que registró el templo durante el ataque de la madrugada del sábado.

"La basílica sufrió daños irreparables en lo que refiere a imágenes centenarias, como la imagen del Calvario, la Virgen de la Soledad, la Virgen de Pompeya y el pesebre que quedó completamente destrozado", detalló.

El exintendente Christián Rodríguez por su parte sostuvo que "no se pueden atacar símbolos tan queridos para la sociedad chilena, como la fe. Además, con la destrucción de los equipos del cáncer yo no sé que decir, eso no tiene explicación racional. El hecho de que se destruyan no solo símbolos queridos por muchas personas que tienen que ver con la fe, sino que se destruyan también bienes públicos que sirven a personas enfermas".

En la misma línea el exintendente Marco Antonio Díaz añadió que "esto (la reunión en la basílica) es muy necesario, es una señal clara de la ciudadanía para mostrar transversalmente de que somos más los que queremos paz y repudiamos las acciones de violencia, más aquella que atenta contra símbolos de nuestras creencias".

Iván Simunovic, empresario local, señaló que "esto es un acto espontáneo de antofagastinos que llevamos a nuestra ciudad en el corazón y de forma muy profunda. Lo que hicimos fue juntarnos para dar un llamado a la paz, y si bien compartimos que en el país existen muchas injusticias, la violencia no es el camino para acabar con esto, sino que conversar y corregir los errores".

Irina Salgado, directora de Sernatur, dijo que "trabajo para construir una región justa, apoyo y defiendo cada una de las demandas sociales y una nueva constitución. Al mismo tiempo, condeno y me parece injusto destruir nuestra ciudad y su historia, quiero un Chile unido y Antofagasta en paz".

Más categórico en sus afirmaciones fue el exalcalde Floreal Recabarren. "Las cosas que han ocurrido han sido un desastre hecho por descerebrados. Yo no sé porque atacan a la iglesia, ellos pueden estar enojados con los curas, pero los curas no son la iglesia. A mí me pareció muy grave este asunto", criticó.

Daños en compin

Aparte de los daños causados a la basílica, otro ataque muy sensible para la comunidad fue al Compin, donde antes estuvo el Centro Oncológico. Allí aún se encontraban equipos médicos que fueron destruidos durante la jornada del sábado.

Aunque no asistió al encuentro, la diputada Marcela Hernando puntualizó que "uno puede estar muy de acuerdo con las reivindicaciones sociales que hoy tenemos en la calle, pero en lo que no se puede estar de acuerdo y hay que condenarlo, es el vandalismo. Este daño a la unidad de medicina nuclear es tremendo, porque el daño directo es para los pacientes que se atienden de cáncer. No entiendo qué hay en la cabeza de quienes son capaces de destrozar equipos que le sirven a sus propios familiares".

La misma condena realizó el diputado José Miguel Castro. "El cáncer es uno de los problemas más grandes que tenemos en la región, por ende es imposible que uno no condene esta clase de actos. Por eso emplazo a la clase política, que son muy buenos en condenar estos actos, pero no para tomar medidas".

Marcela, Hernando,, diputada

radical

"Este daño a la unidad de medicina nuclear es tremendo, porque el daño directo es hacia los pacientes que se atienden de cáncer".

Felípe, Berríos,, sacerdote

jesuita

"Comprendemos y la mayoría apoya las reformas sociales, pero rechazamos la violencia que no respeta ni El Ancla, ni la basílica".

Iván, Simunovic,, empresario, antofagastino

"Compartimos que en el país existen injusticias, la violencia no es el camino para acabar con esto, sino conversando y corrigiendo los errores".

Niños y adolescentes expusieron sobre lo que perciben del estallido social en la UCN

EDUCACIÓN. Menores tuvieron un espacio de expresión sobre la sociedad.
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En la "Asamblea de Niños, Niñas y Adolescentes", organizada por el Observatorio de Investigación Interdisciplinar en Educación para la Ciudadanía (OIIEC), de la Universidad Católica del Norte (UCN), expusieron qué sentimientos les genera el estallido social.

"Es crucial preguntarle a los niños y niñas qué es lo que sienten sobre lo que está ocurriendo y, sobre todo, cómo piensan que debería ser el espacio ideal donde ellos y ellas se muevan de aquí en adelante", afirma Sixtina Pinochet, académica de la Escuela de Educación e investigadora del OIIEC de la UCN, que reunió a 15 menores que en su mayoría provienen de los campamentos ubicados en el sector de La Chimba.

El sentimiento que afloró en los menores fue el de temor, generado por la violencia que han evidenciado y que los ha alejado de su entorno cotidiano, como es el asistir a la escuela, como también el no poder reunirse con los amigos o amigas en un espacio abierto, ya sea una plaza o en las calles cercanas a su domicilio.

Para superar esa sensación, es que en el segundo instante, los niños y niñas se transformaron en reporteros para entrevistarse entre ellos y ellas y así recoger cuáles son las ideas que plantean para construir una Antofagasta, barrio, escuela y familia distinta.