Adultos mayores en el país
Una encuesta del Senama y la U. de Chile, reveló que el 62% de los chilenos declara que se prepara poco o nada para la vejez y el 73% dice que éstos están marginados. Es notorio cómo en estos días se dificulta el paso de las personas de tercera edad por las calles de Antofagasta, con veredas y calzadas muy destruidas y con acequias que no tienen las rejillas de protección.
Varios beneficios especiales para los adultos mayores han sido aprobados durante los últimos días. El más interesante es el anunciado por el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien anunció la rebaja del 50% en la tarifa del transporte público a todos los mayores de 65 años, sean o no pensionados.
Asimismo, se encuentra en tramitación en el Congreso Nacional la iniciativa que aumenta en 50% la Pensión Básica Solidaria para adultos mayores de 80 años, donde el centro del debate está en si se realiza en forma gradual o de una sola vez, sujeto a la disponibilidad de fondos fiscales.
Con frecuencia se señala que la población chilena envejece a tasas aceleradas, fenómeno que tiene repercusiones económicas y sociales que exigen repensar las políticas públicas, porque parece que la sociedad no está preparada para enfrentar este rápido cambio en la pirámide etaria. Indicadores como las pensiones promedio o el acceso a la salud advierten que el país no facilita la vida de la tercera edad.
Y esto podría ser peor conforme pasen los años y se observe un incremento de este segmento. El año 2025, por cada 100 niños habrá 103 adultos mayores. Para el Estado implicará un desembolso enorme en asistencia y hasta la manera en que se construyen ciudades, parques, en el transporte y los servicios generales. Hay que considerar desde el estado de las calles por las cuales camina una población adulta mayor, hasta la atención que deben recibir en los servicios de salud. Desde programas de actividades para integrarlos, hasta casas de reposo cuando las familias no se hacen cargo de ellos.
Es evidente que nuestra población vive más tiempo. En 1950, la esperanza de vida al nacer era de 54,8 años y hoy el promedio es de 85 años para las mujeres y 80 años para los hombres, ocupando el primer lugar en el continente. Los adultos mayores suman ya más de tres millones de personas y se espera que al 2025 representen un 20% de la población.
La transformación es sustantiva; se trata de un tsunami social de enormes dimensiones y cuyos efectos parecen poco estudiados. No cometamos más errores y preparémonos para ello.