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El proceso y la experiencia de otros países en el cambio de Constitución

POLÍTICA. La medida más importante del histórico acuerdo por la paz, firmado en noviembre, es el plebiscito que desarrollará en abril del próximo año. La ciudadanía deberá decidir si desea una nueva Carta Magna y quién será en el encargado de redactarla.
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Cristian Castro Orozco

La madrugada del pasado 15 de noviembre, dos días después de que Antofagasta y varias comunas del país registraran jornadas de violencia y destrucción, los partidos de oposición y el oficialismo firmaron un histórico "Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución".

Tras el estallido social del 19 de octubre, el país acumuló tres semanas de manifestaciones, lo que obligó a la clase política a encontrar una salida institucional de la crisis. De los 12 puntos firmados a mediados de noviembre, el más importante es el plebiscito programado para abril del próximo año, en el que la comunidad deberá responder si desea una nueva Constitución.

En caso de que se resuelva la elaboración de una nueva Carta Magna, la consulta es solo el primer paso para contar con un nuevo documento que establezca las normas fundamentales del país.

Programa

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elaboró un texto sobre los mecanismos para el cambio constitucional, con pautas que han sido utilizadas como una guía por diferentes Estados (ver recuadros).

El documento, escrito en noviembre, apunta a que "a pesar de las múltiples reformas realizadas durante las últimas tres décadas, y siendo la Constitución más reformada en la historia de la República, diversos sectores mantienen el cuestionamiento respecto a su legitimidad de origen, toda vez que no fue producto de la deliberación democrática y que para su aprobación no existían garantías democráticas esenciales".

Y cita como ejemplo a varios países, siendo uno Bolivia uno de los casos destacados en la región. Su Carta Magna fue promulgada en 2009 y dio a la nación su actual definición de Estado Plurinacional, reconociendo así a toda su diversidad étnica.

El texto también resalta el proceso constitucional de Islandia (2008) como uno de los más exitosos en cuanto a representatividad, ya que la participación de la ciudadanía fue activa durante el proceso.

El abogado constitucionalista y académico de la Universidad de Antofagasta (UA), Luis Varela Ventura, explicó los alcances del actual debate.

"Hay que tener en claro que lo que se propone en el acuerdo por la paz es el cambio de la Constitución. No podemos hablar de reformas, porque eso quiere decir que en conformidad a las reglas de la Constitución vigente se hacen modificaciones, y no estamos en eso. No se quiere reformar la Constitución de 1980, sino que remplazarla íntegramente. No es una reforma, sino una derogación", apuntó.

Para que esto sea efectivo, dijo, se debe realizar una asamblea de entrada, en la que se preguntará si efectivamente se desea el cambio del actual documento. El Servel estima que esto se realizará el 26 de abril del 2020.

"Uno podría decir que todas las personas que marchan quieren un cambio y se puede impresionar por la gran marcha de Santiago, a la que asistió un millón 200 mil personas, pero en esa comuna vivirán 5 millones de personas más, y en un estado democrático, por muy legítima que sea la demanda, no puede imponerse la voz de quien grita más fuerte o marcha más en las calles. Por eso se utilizan los plebiscitos", enfatizó Varela.

Asamblea constituyente

El académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y profesor de Derecho Constitucional, Jerson Valencia, esclarece los diversos puntos del proceso en caso de ganar el sí.

Una asamblea constituyente -órgano colegiado que tiene como finalidad presentar un proyecto para crear una Constitución y que está integrado por un grupo de ciudadanos electos por sufragio popular- es una alternativa.

"Este organismo, cuyos integrantes se eligen por sufragio universal, se reúne por un periodo que puede ser de uno o dos años, con el único fin de elaborar un proyecto de Constitución. Una vez elaborado, deberá ser sometido a la comunidad política para su ratificación o rechazo a través de un plebiscito, disolviéndose, finalmente, dicha asamblea", detalló.

26 de abril del próximo año es la fecha estimada por el Servel para realizar el plebiscito de entrada, es decir, la instancia en que la gente decidirá si quiere cambiar la Carta Magna.

3 constituciones ha tenido Chile a lo largo de sus más de 200 años de República. Se cuentan la de Diego Portales en 1833, la de Alessandri Palma de 1925 y la de 1980.

2 años tomaría el periodo en el que una asamblea constituyente elabore una nueva Carta Magna, en caso que la ciudadanía vote por el cambio de la actual Constitución.

Crisis puede gatillar distintas reacciones físicas y emocionales

ANGUSTIA. Especialistas aconsejan no descuidar la salud mental
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Temor, irritabilidad, sentimientos de culpa, rabia, dolor, problemas de concentración, dificultades para tomar decisiones y de memoria, cansancio, insomnio, dolores de cabeza, menor deseo sexual y aislamiento, son algunas de las reacciones que muchas personas pueden estar experimentando por estos días como consecuencia de la crisis social que vive el país.

Estas semanas de manifestaciones no solo han evidenciado un descontento social, sino que además han traído consigo un desgaste psicológico, mental, físico y emocional que algunas personas están notando en sus vidas.

Una situación que expertos en psicología califican como "normal", debido al contexto social. Por eso, no entrarían en la categoría de trastorno mental, aunque de igual forma ameritan ciertos resguardos para no derivar en cuadros más complejos.

Hipervigilancia

El director de Escuela de Psicología de la UCN, Roberto Stolzenbach, señala que la "hipervigilancia" es un estado que podría agudizar nuestra sensibilidad emocional.

"Uno constantemente está vigilando acciones o fenómenos en el sentido de amenaza al bienestar propio o de los demás. Por lo tanto, esto genera un nivel de ansiedad y estrés bastante importante. Si esto se mantiene por mucho tiempo y, dependiendo de cómo se desarrolle cada uno de los fenómenos, puede generar a futuro cierta sintomatología asociada a un detrimento de la salud mental, por ejemplo, insomnio, dificultades para comer, mayor irritabilidad. Y También puede afectar la interrelación que tiene uno día a día con los otros", manifestó.

Un factor que también es considerado relevante por los psicólogos es la extensa duración de estallido social.

En ese sentido, la docente en psicología de la Universidad Santo Tomás, Sandra Sandoval, advierte al menos cuatro tipo de reacciones inmediatas que pueden manifestar las personas: emocionales, cognitivas, físicas e interpersonales.

"El presentar estas estos síntomas no implica que la persona va a desarrollar algún trastorno. Hay estudios que han informado que el 60% de la población que se ve expuesta a una situación de crisis, ya sea terremotos, tsunamis o estallidos sociales, no presenta un trastorno psicológico. Solo hay un porcentaje menor que podría presentar después de seis meses algún tipo de problema de salud mental", apuntó la profesional.

Grupos

En esa línea, al consultar a los especialistas si existe algún segmento de la población que sea más propenso a experimentar reacciones psicológicas en el actual contexto, éstos explicaron que aquellos que ya vivieron alguna experiencia similar, tienen más probabilidad de manifestar algún trastorno.

"Más que un segmento de la población, esto está determinado por experiencia anteriores. Por ejemplo, aquellas personas que vivieron el tiempo de la dictadura lo viven de forma distinta porque hay una especie de 'flash back' respecto a lo que está pasando. Ellos pueden generar cierto nivel de sintomatología o movilización tanto experiencial como emocional", argumentó Stolzenbach.

La sicóloga Sandra Sandoval agrega que otro tipo de personas propensas a experimental algún trastorno, son quienes han presentado cuadros psiquiátricos anteriores.