Chile valora los acuerdos y la institucionalidad
"La baja en el apoyo ciudadano al movimiento puede ser atribuida al rechazo a acciones violentas". Alberto Torres Belma, Sociólogo y académico de la Universidad de Antofagasta
El reciente acuerdo por la paz firmado entre todos los sectores políticos fijó las principales alternativas de solución al tema de la reforma constitucional, conducente a la elaboración de una nueva Carta Magna.
De acuerdo a la encuesta Cadem, cuyos resultados corresponden a los dos días posteriores al acuerdo político, se constata que los chilenos optan por una valoración de la vía institucional y los acuerdos al momento de destrabar conflictos sociales. En ese sentido, un 67% de los encuestados evaluó como "bien" o "muy bien" el acuerdo logrado para elaborar una nueva Carta Fundamental (necesidad respaldada en particular por el 82% de los informantes claves). Por otra parte, un 58% muestra desacuerdo con la automarginación del P. Comunista del acuerdo por la paz, mientras que el respaldo a las movilizaciones descendió de un 71% a un 56%.
Las cifras anteriores arrojan luces respecto a la percepción de los chilenos sobre la necesidad de diálogo y reeditar la democracia de los acuerdos de principios de la década de los 90 que, en momentos críticos de nuestra historia reciente, permitió salvaguardar los fundamentos de nuestra democracia. No es casual que un mayoritario porcentaje de los chilenos esté de acuerdo con la necesidad de una nueva Constitución, pero a su vez rechace salidas extraconstitucionales para la concreción de cambios estructurales, valorando los consensos.
Por otra parte, el Movimiento Social (que excluye a aquellos que ha promovido acciones violentas que han empañado las demandas ciudadanas) se sumerge en un terreno incierto, que debiese caracterizarse por un replanteamiento de las formas de manifestar el descontento y reivindicaciones, por cuanto la disminución en la cifra de apoyo a las movilizaciones sería indicio de su desgaste, aspecto característico de los movimientos sociales, los cuales, enfrentados a una contingencia similar, tienden a experimentar fragmentaciones una vez que parte de sus consignas más potentes (en este caso, la "Nueva Constitución") ha sido acogida y valorada por la ciudadanía. O bien, articular un nuevo discurso, centrado en necesidades específicas de las personas.
Otro dato relevante es que un mayoritario 60% de los chilenos apuesta por una Convención constituyente compuesta por un 100% de ciudadanos, que esté a cargo de redactar la nueva Constitución, lo cual es un indicio de crisis de la democracia representativa y una atrevida apuesta por la democracia participativa, sustentada en la deslegitimación de los representantes políticos, quienes cuentan con niveles de confianza bajos en distintas mediciones.
No obstante la valoración de una mayor democracia participativa, un 57% de los encuestados aprueba el quórum de dos tercios para la realización del cambio constitucional, lo que refleja un rechazo a la polarización e imposición ideológica.