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Octavio Araneda, presidente de Codelco:

"Tenemos que transformarnos para cumplir con Chile"

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Desde que asumió la presidencia ejecutiva de Codelco, Octavio Araneda, se ha dedicado a recorrer las distintas divisiones de la Corporación para explicar los cambios que se están implementando.

Y en estos días de crisis, el ejecutivo manifestó que "millones de chilenas y chilenos confían en nosotros y esperan que hagamos las cosas distintas y mejor".

El mineral tiene leyes más bajas, hay escasez de agua, costos laborales altos y propuestas medioambientales más complejas.

- Y en ese entorno complejo, Codelco tiene que financiar seis grandes proyectos estructurales que nos costarán US$ 17 mil millones. Además, invertir US$ 22 mil millones en otros proyectos. Es muy difícil costear US$ 39 mil millones hasta 2028.

¿La innovación y la tecnología sigue siendo importantes?

-Por supuesto. La innovación tiene que resolver temas mineros. Por ejemplo, cómo lixiviar sulfuros, habilitar reservas que están en las profundidades y reducir la exposición al riesgo de las personas. Y tiene que ayudarnos a usar menos agua y bajar las emisiones a un costo razonable. Las tecnologías, en tanto, deben apoyarnos en mejorar la productividad.

¿Qué otro cambio importante se viene?

-Tenemos que cambiar nuestra cultura, nuestra mentalidad, nuestro sello de liderazgo. En esta carrera no sólo importa el "qué", o sea, llegar al segundo cuartil de costos y productividad, sino también el "cómo".

¿Y cómo se hace?

-Necesitamos a las personas adecuadas en los roles que más producen. Queremos más diversidad e inclusión. Necesitamos que todos piensen, sientan y vivan la necesidad de aprender y ser más productivos. Por nuestra parte, les daremos metas desafiantes y el buen desempeño será recompensado.

pintor

Cuidar lo nuestro

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Durante el último mes, los chilenos y chilenas quedamos absortos frente a una realidad que nos estalló en la cara.

Como si fuese un disparo frente al espejo, saltaron frente a nosotros miles de esquirlas y vidrios rotos que han hecho daño, mucho daño y que poco a poco debemos restaurar para seguir adelante, por el bien de todos.

En las jornadas más intensas, el fuego y el humo parecieron dominar el ambiente.

Muchos símbolos del hastío se fueron derrumbando frente a nuestros propios ojos. La rabia desatada en contra de esculturas y edificios que recibieron las consecuencias de la adrenalina desbordada.La desaparición de patrimonio es el síntoma más evidente de cómo muchos creen que es necesario destruir para re-comenzar.

Lo complejo, es que hemos sido nosotros mismos, la sociedad completa reflejada en las calles, quienes estamos atacando lo que nos pertenece, pues no existe la reflexión sobre el objeto y sujeto de los ataques.

Quizás esto es resultado de la ausencia de instancias como arte, educación cívica y hasta educación física, asignaturas que potencian el pensamiento y el trabajo en equipo, que logran que niños y jóvenes descubran cómo expresarse y de esta forma, no vayan acumulando emociones que se desbocan en la masa.

Una vez más, respondo ante la pregunta ¿por qué no cuidamos lo que es nuestro?

Porque no lo conocemos, porque no entendemos que el valor de una obra está mucho más allá de su resultado y tiene que ver con su contexto, el que debe ser conservado para que nuevas generaciones entiendan de manera cabal de dónde vienen, para que así puedan decidir hacia donde van.

Luis

Núñez,

La destrucción en el centro dejó daños en inmuebles y patrimonio

CIUDAD. Antiguas viviendas fueron quemadas y monumentos arrancados de sus bases. Arquitecto advierte que en algunos casos el daño es irreparable.
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Cristian Castro Orozco

Solo la fachada del primer piso queda de un centenario inmueble que desde 1913, era parte de las construcciones históricas que permanecen en el corazón de la ciudad.

Hasta el pasado martes y como la mayoría de las viejas casas del centro de Antofagasta, en su primer piso funcionaba la sucursal de una cadena de farmacias. La estructura que estaba ubicada en la intersección de las calles Baquedano con Matta, ahora está reducida a ruinas debido al incendio originado durante los saqueos registrados el 12 de noviembre en la comuna.

Pero este no fue el único lugar destruido durante esa jornada. Desconocidos también quemaron una vivienda de arquitectura neoclásica de tres plantas en calle Prat, y el edificio donde funcionaba un banco en calle Washington, el que había sido construido en 1925.

Estos inmuebles no estaban declarados como patrimonio, eran parte intrínseca de la historia local.

Aunque quienes atacaron tal vez no tenían conciencia del valor histórico de estos lugares, sí había conocimiento sobre los daños que sufrieron cinco monumentos en la ciudad.

Monumentos

El busto de Bernardo O'Higgins que se encontraba emplazado frente a la Intendencia fue arrancado de su base, arrastrado y rayado con insultos. Misma suerte corrió el busto de uno de los héroes de la Guerra del Pacífico, Ignacio Carrera Pinto, ubicado en la Plaza Colón.

Estos actos venían replicándose desde la segunda semana de las movilizaciones a nivel nacional, siendo las regiones del BioBío, Maule y La Araucanía donde ocurrieron más de estos eventos.

El arquitecto y académico de la Universidad Católica del Norte (UCN), Claudio Galeno, quien posee diversas publicaciones sobre la historia urbanística de Antofagasta, hizo una evaluación de los daños.

"Respecto de la destrucción del patrimonio antofagastino, sin duda que es algo terrible y lamentable, hay piezas que se pueden reparar, pero el incendio y posterior derrumbe del edificio del antiguo Gran Bazar Coloso (calle Baquedano con Matta), que levantaron los españoles de Sanz y Cia, proyecto del arquitecto Leonello Bottacci de 1913, es una pérdida irreparable", advirtió.

Memoria católica

Los emblemas religiosos también fueron dañados. El primero en sufrir por los desmanes fue la Catedral de San José, la que rayaron con pintura en en su exterior con mensajes alusivos a los casos de encubrimientos de abusos sexuales.

Una suerte distinta tuvo la basílica Corazón de María de calle 21 de Mayo, en la que colocaron banderas y lienzos con un mensaje a la unidad.

Otro fue el destino del monumento al monseñor Luis Silva Lezaeta, quien fuera el primer obispo de la arquidiócesis de Antofagasta y uno de los principales promotores del desarrollo de la comuna a inicios de siglo XX.

A la figura levantada en su recuerdo, que lo representa sentado mirando hacia la catedral y que fue inaugurada en 2009, se le arrancó su torso y cabeza. Esta obra figura en la lista de Monumentos Públicos del Consejo de Monumentos Nacionales.

"Pareciera que de nuestro frágil patrimonio, ni siquiera quedará una ruina. Por un lado las demoliciones de los interesas inmobiliarios, y por otro la destrucción desatada en estos días", lamentó el arquitecto de la UCN.

Cultura

Desde la Seremi de Cultura repudiaron los ataques ya que a que el daño al patrimonio, en el caso de los edificios, resulta irrecuperable.

Declararon que "desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio lamentamos la afectación que algunos monumentos nacionales han sufrido estas semanas. El patrimonio de todos, constituye parte de nuestra memoria como sociedad y su proyección para el futuro".

Y agregaron que cada generación está llamada a valorar y debatir sobre la representatividad de ciertos iconos que han marcado a las comunidades, evaluando así su pertinencia y su arraigo para la cultura.

"Pero evidentemente este proceso debe darse dentro del diálogo democrático. Por eso hacemos un llamado a todas y todos para cuidar y valorar el patrimonio, reflejo material e inmaterial de nuestra identidad e historia", manifestaron.

Categórico fue el rechazo que recibió esta destrucción no solo de las entidades correspondientes, sino de la ciudadanía, quienes compartieron su disgusto en redes sociales.

El secretario técnico del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) Erwin Brevis, señaló que las generaciones venideras también necesitan conocer su pasado patrimonial.

Daños

"Hasta la fecha, más de 80 monumentos nacionales han resultado afectados, incluyendo monumentos históricos, monumentos públicos e inmuebles en zonas típicas. La mayor parte de los daños son rayados con pintura o spray, aunque también se visualizan algunos daños mayores por exposición al fuego, incendios o afectaciones por golpes o derribos", detalló.

El patrimonio es dinámico, cada generación puede -y es natural que ello ocurra- someter a revisión y debatir el valor de los bienes patrimoniales, e incluso buscar resignificaciones, cambiar unos e incorporar otros, dijo.

"Siempre, a través del diálogo y de los canales democráticos y no por la vía de la mera destrucción. El patrimonio es un espacio de diálogo, una estructura de valor que se enriquece en la diversidad y que clave para la sociedad", enfatizó Brevis.

Daño al patrimonio de Antofagasta

106 años tenía la casona que fue quemada durante los destrozos del martes en Antofagasta, configurando uno de los poco recintos centenarios que van quedando en la comuna.

2009 fue inaugurado el monumento al obispo Luis Silva Lezaeta, el que se mantuvo emplazado frente a la catedral San José. La estatua fue destrozada en medio de los disturbios.

2 bustos fueron arrancados de sus bases durante las desmanes del martes. También destruyeron la réplica de la Mano del Desierto que estaba en la entrada de la Intendencia.

1918

2015

13 de noviembre 2019

Mujeres antofagastinas entregaron ayuda a Bomberos

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Como un gesto de solidaridad con Bomberos, un grupo de ciudadanas de Antofagasta organizó una colecta de artículos de aseo y víveres, que fue entregada a esa institución de voluntarios.

La donación fue entregada al comandante Christian González y al superintendente de Bomberos Daniel Bugueño, para su distribución según necesidad en cada unidad.

La organización estuvo a cargo de las abogadas Karla Gaete y Alejandra Pozo y los puntos de acopio a cargo de Yessenia Cerpa (ONG Te Cuido), Mónica Escobar (JJ.VV. Bellavista) y Carmen Sánchez (Residencial Elizabeth). Además, Aguas Puri (cuya planta está en la cárcel y da empleo a internos) donó 600 litros de agua purificada.

Producto de la crisis social que afecta al país, la institución bomberil ha debido extremar sus esfuerzos, en especial en la capital regional, donde han enfrentado varios y complejos siniestros intencionales.