Emparejar la cancha
"Se requiere emparejar la cancha aumentando el salario mínimo hasta un nivel que permita mantener una vida digna". José Miguel Serrano, Economista Universidad de Columbia
Está claro que la violencia actual hay que abordarla con más inteligencia, sobre todo en terreno. El Estado tiene el deber de hacerlo y de proteger a los ciudadanos de la destrucción. Pero esa protección tiene un punto inicial anterior, superior, el cual está íntimamente relacionado con la dignidad de las personas. Dignidad que a todas luces nuestro sistema democrático no estaba proporcionando, para una gran parte de los ciudadanos de Chile.
No quiero que los lectores crean por un minuto que estoy confundiendo el sistema democrático imperante con el modelo económico, todo lo contrario. Este último se encuentra consagrado en la Constitución Nacional, y muchos lo han denominado como economía social de mercado. Pero es precisamente el mercado el que ha primado en todos los terrenos, obligando a la gente a vivir de acuerdo a unas estructuras que beneficiaron a los que estaban más capacitados, y literalmente condenó a las grandes mayorías a recibir sólo los rebalses, en el ámbito de los salarios, jubilaciones, salud, educación, vivienda, barrios, y el endeudamiento feroz que tuvieron que aceptar para alcanzar el mundo feliz que los políticos y publicistas les prometían. Ahora, cuando los chilenos se han rebelado contra las injusticias, es necesario cambiar no sólo el nombre de las cosas, sino también el énfasis que tendremos que darle al sistema propiamente tal. Y por cierto, la economía ya no será otra cosa que una "social economía de mercado".
El acento estará puesto en generar un sistema social que no deje tantos compatriotas rezagados, incorporándolos a los beneficios que puede otorgar una economía que seguirá siendo productiva, más aún cuando estén participando activamente en ella personas que hoy día lo hacen sólo tangencialmente, al no tener los recursos necesarios para una integración más plena y beneficiosa.
Para que esto suceda, se requiere emparejar la cancha aumentando el salario mínimo hasta un nivel que permita mantener una vida digna, es decir partiendo de una base de $400 mil líquidos mensuales. Lo mismo con las jubilaciones, donde la pensión mínima solidaria debe comenzar en $200 mil mensuales, ni un peso menos para ningún adulto mayor. También habrá que comenzar a inyectarle entre US$ 2.500 millones y US$ 3.000 millones a la salud pública del país en el más breve plazo, para sacarla del pantano en que se encuentra y no permitir más que los chilenos y chilenas se mueran esperando una atención.
El financiamiento vendrá de los impuestos a los más ricos, del déficit estructural, de los fondos soberanos donde tenemos US$ 25.000 millones acumulados, y otros instrumentos.
Son muchos los ámbitos donde se requiere anunciar cambios sustanciales de manera urgente, incluyendo la Constitución, la cual no está hecha para desempeñar el papel que una social economía de mercado necesita.