Adiós, Don Reinaldo
Otra vez la parca nos da malas nuevas. Y nos conmovió profundamente, porque la partida sin retorno de Reinaldo Lagos Carrizo fue en silencio, como acostumbró a vivir. Sin aspavientos, con escaso ruido, pero sí con muchas obras. ¡Qué pérdida más grande para quienes amamos lo nuestro, porque parte uno de los nuestros que puso sus ojos y sus afanes en lo nuestro! (Valga la sutileza de la redundancia…)
Es cierto y nos duele: se nos va "el hombre grande" del folclor, el de la estampa imponente. Pero nos deja una generosa cosecha, labrada en años de paciente trabajo, de mucha creatividad, de esfuerzo y de porfía. No fue "monedita de oro", pero nos legó las joyas de su tremendo ingenio, de esa sensibilidad para encontrar el verso preciso, el acorde justo, la palabra que calza.
Hablar de su trayectoria nos impediría ser breves. Reconocer sus logros sería abundar en elogios que la modestia de don Reinaldo no aceptaría. Porque sus quehaceres lo abarcaron todo: Desde la lejana pre cordillera, la recia faena minera y el paciente trabajo escolar, unidos al armonioso ritmo de su batuta. Todos los ámbitos del Norte Grande conocieron su trabajo: incesante, perseverante, sin desmayos, pese a los abrojos del camino.
Lo admiramos, lo respetamos y aplaudimos sus obras. Pocos, como don Reinaldo, que dominaba todos los saberes del folclore nortino. Nos iluminaba, nos orientaba, enseñaba en su propio estilo. Derramó semillas que nos permitirán conocer su legado.
Y que se hace realidad en sus descendientes. Todos han abrazado la misma causa: Sus hijos y nietos han heredado su cariño por la música, el folclor o la danza. Y lo hacen con esa pasión que provino de los genes y la sangre de don Reinaldo. En todos ellos es posible ver "la mano" del patriarca. Su estilo y esa fuerza indomable.
Don Reinaldo Lagos se va. Pero quedan los herederos de esa, su orgullosa "dinastía", que seguirá la señera huella del hombre grande que engrandeció el folclor del norte. Un susurro lastimero habrá de escapar de quenas, charangos y guitarras…
Jaime N. Alvarado García. Profesor normalista, periodista, escritor