Por alguna ruta del cielo debió avanzar a nosotros la Primavera, llegando hoy a levantarnos el corazón, con el júbilo de sus colores y olores. La Primavera es una muchacha que no envejecerá jamás y de cuyos ojos saldrá a los hombres la claridad de la vida. Aquí está, ahora, prometiéndonos el alborozo y la salud, entregándonos la contraseña de la esperanza.

Para nosotros, el 21 de septiembre guarda, entre los pliegues del tiempo, uno singular e inolvidable: el de 1920. Aquel 21 de septiembre, fuimos al correo a retirar una encomienda que nos desvelaba en su espera. Nos acompañaba Eduardo Ventura López, el que, también, sentía la inquietud que a nosotros devoraba.

Frente a la ventanilla de entrega de encomiendas, pedimos la nuestra. Nos pasaron un paquete, prolijamente compuesto. Lo recibimos, con un rápido temblor de manos, no resistiendo la tentación de abrirlo. Lo hicimos, con apresurada ansiedad. De repente, gritamos en coro con Eduardo:

-¡El libro!

Ahí, albo en su portada, leímos el título, "Rumbo Indeciso" Poemas. Editorial Nascimento. Santiago. 1930. Chile. ¡Era nuestro primer libro! El libro de los diecisiete años, manchados ya por toda la tinta de imprenta del mundo. ¡Sería escritor! Y, en esas páginas, venían también los hermosos dibujos de Eduardo Ventura. ¡Nuestros corazones eran corceles desbocados por la increíble aventura de las hojas impresas!

Corrimos a mostrárselo al padre, a la familia, hasta a los muebles de la casa. El padre, sabio y tranquilo, dijo la lección que nunca olvidaríamos:

-Si vas a ser escritor, debes serlo las 24 horas del día, sin un día de flojera. Es tu negocio: ¡cuídalo!

El "Rumbo Indeciso" de ese escritor que nacía a las lides literarias, con el paso del tiempo se transformó en Cuatro Rumbos: paz, libertad, cultura y justicia.

El "rumbo indeciso" ganó seguridad con los años: sería escritor al servicio de las grandes causas del hombre. Trabajaría para la Primavera del Hombre.

Nota de la Redacción. "Rumbo Indeciso" cumple hoy 89 años de su publicación. Por su importancia y por venir de la pluma del maestro, la publicamos de nuevo, como hicimos en 2016.

Andrés Sabella, El Mercurio de Antofagasta