El Liceo Experimental Artístico, en el marco de su aniversario N° 45, inauguró un espacio especial: "La Sala de Arte Waldo Valenzuela", en homenaje al querido maestro y linternista.

Andrés Sabella dijo, en Linterna de 1981, "Waldo es de aquellos que hicieron del Norte una vocación, para intentar la hermosa aventura de expresar a la tierra y al hombre de nuestra región.

Vemos la realidad, la palpamos, la sentimos arder en nuestras manos. Por encima de sus llamas, suben las llamas de nuestra alma, vibrando en el juego de sus figuraciones y símbolos.

Hijo de Ovalle, Valenzuela intima con sus verdes y no teme encuestar a los ocres y a los grises que nos hechizan en la austeridad de nuestras pampas. De este enriquecimiento de sus ojos, sale el estallido de colores de sus cuadros que van más allá de la realidad: salen los sustentos vivos, tonos, matices.

No es posible esquivar al Valenzuela cristiano, porque aparece pujante en sus telas. Mas, pecaríamos contra nuestra admiración, si no insistiésemos que es su faena simbólica de la que nos entrega deleite.

Sabella, en Linterna de 1987, decía: "Valenzuela es pintor en constante acción creadora, una realización de hombre de la Pintura, atento a los problemas que interesan a nuestro tiempo. Así, es posible distinguir en sus cuadros, donde predominan oquedades y detienen trazos sangrientos, dos instantes de su faena: de goce puro, por sus colores vibrantes, su terneza en bizarros juegos decorativos. En contrapunto de ideas, señalan al artista que siente con el corazón solidario cuánta llaga enturbia a los demás.

En espacio límpido, firme, de sentimiento humano, Valenzuela nos expone su filiación cristiana en óleos y dibujos en los que Jesús centra y concentra su inspiración. Este aspecto concede a Valenzuela una definición única en la Pintura del Norte, de la que es un apasionado cultor y un estudioso severo de su proceso.

Pero ¿desde cuándo conocemos a Waldo? Desde aquel mítico viaje en el Vagón Cultural, 1951. Al llegar a Ovalle, preguntamos por un muchacho que, ya sabíamos, pintaba muy bien. Allí lo conocimos. Desde entonces, mantenemos una gran amistad".

¡Felicitaciones, don Waldo!

María Canihuante