Incendios de Brasil y nueva política
Es obvio que los siniestros son preocupantes, pero es muy llamativa la presión política ejercida contra el gigante sudamericano. Ahí algo está pasando. Ciertamente, puede decirse que Brasil no es el único dueño de la Amazonía, no puede hacer lo que le plazca; lo mismo que Chile con las torres del Paine o la Antártida. Son cosas que seguramente van a cambiar.
Los graves incendios que afectan a la Amazonía, en Brasil, Bolivia y Paraguay, han causado preocupación mundial, considerando que se estima que esa selva produce el 20% del oxígeno, razón por la que se le llama el pulmón del mundo.
El daño producido por el fuego tiene distintas versiones. En Brasil se dice que son normales para la época y también en hectáreas dañadas, pero la presión internacional no ha estado tan tranquila y la presión ejercida ha rendido frutos. La administración de Jair Bolsonaro ha enviado incluso efectivos militares para terminar con los siniestros.
Es llamativa la crítica, en especial aquella de las potencias europeas, sobre Brasil. Incluso el mandatario francés, Emanuel Macron, llamó a la Amazonía como una especie de territorio del mundo, lo que causó la obvia indignación del gigante sudamericano.
Entre líneas podría leerse que apreciamos el clásico colonialismo del Viejo Continente, pero esto es algo más complejo.
Otros advierten la incomodidad con el gobierno de Bolsonaro y en esta tragedia, alguna oportunidad para desestabilizarlo.
Si en otras ocasiones se acusó a Irak de tener armas de destrucción masiva, porqué no podría imputarse a Bolsonaro, que también ha sido torpe en sus declaraciones al acusar a las ONGs de estar detrás de los incendios, de buscar otros objetivos con el avance del fuego.
Política y poder palpable en esta historia.
Pero ciertamente, puede decirse que Brasil no es el único dueño de ese territorio y por tanto, no puede hacer lo que decida un privado de esa nacionalidad o incluso ese gobierno; como que Chile tampoco puede echar abajo las torres del Paine para privilegiar un hipotético proyecto minero, o secar un campo de hielo para priorizar la agricultura u otra iniciativa.
El mundo cada vez más interconectado e interdependiente, amenazado por el calentamiento global, deberá asumir algunas cuestiones básicas que colisionan con la forma en la que hasta ahora nos hemos conducido.
Eso sí parece un hecho, aún irreal en lo legal, pero certero de cara al futuro que se nos viene.