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Artista visual Jorge Mella estrena su expo "Alegorías"

INVITACIÓN. La muestra pictórica será inaugurada mañana en el hall del segundo nivel en el Teatro Municipal.
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Mañana a las 19 horas, el pintor y artista visual Jorge Mella inaugura su exposición "Alegorías" que se enmarca en la celebración del Mes del Patrimonio y que se realiza con el patrocinio de la Corporación Cultural de Antofagasta.

"Alegorías" es una muestra pictórica compuesta por doce óleos cuya temática busca declarar la vinculación inmediata del artista con su entorno. Donde los demás ven cosas, Jorge ve objetos vivos que le hablan del habitar nortino, de la identidad, seres e imágenes que pueblan su propio imaginario (que es, a su vez, un imaginario común) y que lo mueven a resguardarlos como parte de la historia, situándolos en la memoria y recuerdos de antaño.

La técnica utilizada es la de óleo sobre tela en pinturas de estilo realista, donde se desarrolla una temática tradicional nortina, a través de la búsqueda y observación de distintos escenarios urbanos y salitreros, a los que se les ha otorgado el carácter patrimonial.

Obras como "Caporal", "Patrimonio Huanchaca", "Latones de Humberstone" y "Olvidos del Salitre" son obras que intentan captar (y prácticamente siempre lo logran) la realidad tal y como ésta es, de manera que resultan obras accesibles para todo público. Existe una empatía profunda entre el autor y el espectador de la obra. Sin otorgarle a esto valores metafísicos ni espirituales, se hallan, pues, captados momentos de vida, en los paisajes y figuras existe un trabajo de captación de la luz que distingue la obra de Mella y que explica la intimidad que logra con el observador.

Jorge Mella nació en la comuna de Tocopilla el 12 de septiembre de 1970 y se encuentra afincado hace más de dos décadas en nuestra ciudad, donde estudió arquitectura en la UCN, descubriendo su habilidad innata con el lápiz y el pincel y es aquí donde ha desarrollado una interesante obra. Con esta exposición, el artista busca contribuir desde su trabajo a la construcción de nuestra identidad y el rescate del patrimonio nortino con sus especiales características.

La muestra "Alegorías"estará expuesta en el segundo nivel del teatro Municipal de Antofagasta desde el domingo 26 de mayo y se extenderá hasta el próximo 8 de junio.

12 óleos componen la muestra "Alegorías", que nos presenta en esta oportunidad el artista Jorge Mella.

Literatura y felicidad

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La literatura, como se imaginarán, ha pensado muchísimo en la felicidad, ya sea en los modos de buscar y entender sus causas, ya sea en sus procedimientos para dar imágenes, figuras y construcciones de ciudades, personajes o situaciones felices. Cuando se excede en este intento hablamos de una utopía, que narra un mundo que no tiene lugar y en el que las personas pueden ser verdaderamente felices. La referencia obligada es la "Utopía" de Tomás Moro del siglo XVI, se trata de una sociedad cuyas instituciones son reguladas por la razón libre de codicia y caracterizada por la propiedad común de los bienes; en el reverso, en la distopía, la felicidad se convierte en pesadilla y la novela "Un mundo feliz" de Aldous Huxley se asoma para sumergirnos en la amargura desesperanzada. La novela narra una sociedad futura en la que las personas son formateadas desde la infancia con disciplinamiento y químicos, así son preparadas para ser parte de la clase social a la que pertenecerán. Este condicionamiento es acompañado por una labilidad extrema en las relaciones humanas y por el uso de una droga, el "soma", que mantiene calmos a los sujetos. En el mundo de Huxley la eficiencia y la tecnología se convierten en factores que atacan a la libertad y al libre albedrío, pero a la vez, también a la posibilidad de conflicto y de dolor.

Se puede ser feliz sin conflicto? Así parece creerlo El Sueco Levov, protagonista de la novela "Pastoral Americana" de Philipe Roth. Levov, presentado como una suerte de ser superior y, por lo demás, virtuoso, persigue la felicidad según el sueño americano, que consiste en ser campeón en deportes, recibir la fábrica de guantes de su padre y ser un eximio jefe, casarse con la Miss New Jersey y tener hijos.

El Sueco Levov cumple sus objetivos siempre con una mirada optimista sobre la vida, tratando de desviarse de los conflictos, hasta que un hecho límite lo arruina todo, su hija Merry Levov se radicaliza en el contexto de las luchas contra la guerra de Vietnam y realiza una serie de atentados, cobrándose la vida de cuatro personas. Merry huye y luego ingresa a una secta y El Sueco sufre terriblemente la pérdida, torturado por remordimientos e impotencia por no poder ayudar a su hija. Podemos decir que "Pastoral Americana" propone una interpretación de la historia norteamericana que afirma la imposibilidad de una sociedad plena de felicidad y sin problemas, una preocupación excesiva por las apariencias, un impulso vital que anula o esquiva la confrontación, una mirada hacia adelante que roza la ceguera hasta que se enfrenta con el horror más cruento que, inevitablemente, nos llevan a realizarnos la pregunta ¿qué tipo de felicidad sostiene El Sueco Levov? quién produce los sueños de felicidad que todos parecemos soñar? Pareciera ser que todo aquello que produce felicidad es aquello que no tengo y que debo conseguir con mirada positiva y voluntad individual, ya sea un trabajo exitoso, una familia, un cuerpo modelado, una ciudad perfecta y sin complejidades.

La distopía de Huxley resuelve la carrera loca: adoctrinamiento y soma para todos, la procesión del vació va por dentro y, en rigor, nada depende demasiado del esfuerzo personal. Pero en "Pastoral Americana", más parecida a nuestra propia sociedad, las cosas se dan en un marco en que las cosas funcionan, El Sueco Levov efectivamente es feliz y lo es, además, siendo un hombre honesto, solidario con sus cercanos, pero su mundo no puede evadir una serie de grietas: una guerra injusta, conflictos raciales, su esposa que se deprime y detesta su carrera como Miss Universo. Se trata de la emergencia de los "otros", los que sostienen su mundo de felicidad.

Y qué puede la literatura acerca de la felicidad, además de mostrar su posibilidad o no? Tal es la pregunta que gira en torno a la famosa idea de la literatura como "promesa de felicidad" que, en rigor, es un derivado de la frase "la belleza es una promesa de felicidad" de Stendhal. Más que una promesa, podríamos decir que la literatura es una de las formas de felicidad aquí y ahora, en el mismo momento en que el escritor escribe y el lector lee. Por supuesto, no podemos negar algunas experiencias tortuosas en estas actividades, la catarsis, el bajón producido por las lecturas de oscuridades varias, pero aún en esos casos, nos atrevemos a evocar momentos dichosos. Es posible que la verdadera falta de felicidad sea el bloqueo creativo para el escritor y la imposibilidad de la experiencia para el lector o, como lo narrado por las novelas de Huxley y Roth, la pretensión de que la felicidad sea lo único que aparezca en escena, negando u ocultando el conflicto. Tal como lo señalara Albert Camus en "El Mito de Sísifo", aún en ese eterno castigo que es empujar una roca que se cae, debemos imaginarlo silenciosamente alegre, ya que su destino le pertenece. Cuando creamos algo o léemos, nada falta y aún en el dolor, como dice Camus, siempre ganamos, pues "el hombre absurdo cuando contempla su tormento, hace callar todos los ídolos".

Marcela

Mercado, gestora

cultural