Riesgos en los campamentos
A los asentamientos ubicados a pie de cerro, que están sujetos a los aluviones, sumamos otro levantado en La Negra, en medio de un barrio industrial. Durante demasiado tiempo ha habido un relajo tremendo en nuestra ciudad, soportando ilegalidades flagrantes que ponen en riesgo a las personas, pero maquillándolas de buena intención.
Hay cuestiones que están definitivamente muy mal en nuestra ciudad y una de las más críticas tiene que ver con las tomas de terrenos en sitios de propiedad fiscal, buena parte de los cuales, no reúne las condiciones básicas de seguridad para las personas y especialmente menores de edad que habitan estos espacios.
Los casos más conocidos son los observables a pie de montaña, en los cerros, sitios que no ofrecen lo mínimo, esto es agua, electricidad, pero además constituyen un serio riesgo ante posibles aludes de tierra, barro y rocas (en particular con las lluvias), hechos que han ocurrido en distintos momentos de nuestra historia en la capital regional, Tocopilla y Taltal.
A los casos anteriores, agregamos lo conocido hace poco con el campamento que sigue creciendo en La Negra, un sector industrial que no ofrece ninguna situación sanitaria apropiada para familias y niños. En ese lugar funciona, por ejemplo, la refinería de Alto Norte y un enorme centro fabril de Cementos Bío Bío, espacios que generan una polución compleja para cualquier ser humano.
El riesgo a la que se someten estas familias no tiene ninguna explicación y la autoridad debe velar porque ello no siga ocurriendo.
En esto no se puede tener dudas.
Es inevitable referirse al enorme daño causado por la administración anterior -en especial la Gobernación a cargo de Fabiola Rivero- la que pasará a la historia como el período donde hubo el mayor incremento de tales asentamientos y un pobre trabajo para remediar tales hechos. En los faldeos de la ciudad se multiplicaron las ilegalidades y la inseguridad ante el pasmoso silencio de estas autoridades.
Es obvio que el asunto es complejo porque la mayor parte de los integrantes de los campamentos son inmigrantes. Este es un detalle no menor; por otro lado, es efectivo que los precios de la vivienda son objetivamente altos, lo que solo reafirma la urgencia de construir viviendas de bajo precio.
Pero nada de esto puede justificar tener a personas sometidas a este riesgo. Aquello está definitivamente mal y debería corregirse a la brevedad.