Un desafío estructural
Es grave que la región pierda población, es síntoma de algo muy grave, que debe indagarse para corregirse. Es una cuestión fundamental para nuestro territorio. Debemos repetir: El Creo es una tremenda oportunidad, porque las autoridades no dan el ancho. Y el mal ánimo, la pésima gestión de la imagen ciudad es un asunto urgente de abordar.
Antofagasta padece un problema que se está larvando, consecuencia de malas decisiones, de efectos negativos y que debe abordarse con urgencia, a riesgo de que esto se transforme en una crisis mayor. Datos oficiales del Censo de Población y Vivienda 2017, elaborado por el INE, dan cuenta que nuestra región es la que más habitantes perdió por migración interna (quienes se vinieron a vivir aquí, versus los que se fueron, en el plazo 2012- 2017), con una tasa negativa de -11,4 migrantes por cada mil de sus habitantes.
¿Qué podría explicar lo anterior?
Por lo pronto, el detrimento económico. La caída desde el súper ciclo del cobre fue enorme y ha golpeado con fuerza el empleo. La Región tiene una tasa de 10% y de 10,6% la capital regional.
Un segundo indicador podría ser el referido a los déficits de nuestras ciudades. Hay brechas por cubrir en áreas verdes, bienes de uso público, caminos, salud y educación, oferta cultural, deportiva, de entretención, entre otros, aunque no son dramáticos respecto de otras ciudades del mismo tamaño, o al menos las capitales regionales.
Y un tercer aspecto es la imagen pública misma de nuestra ciudad. La que proyectamos hacia nosotros y la que se observa desde fuera.
Los resultados conocidos del último Barómetro Imagen Ciudad, elaborado por la ONG Visión Humana entregan luces porque son malos para Antofagasta, que se quedó con el puesto 19 de 24 comunas medidas. Esto es fatal por el retrato que estamos construyendo de nuestro propio hogar.
Definir el por qué la gente se va de las ciudades es complejo, en tanto no se tienen análisis finos; sin embargo, es probable que la mezcla de todo sea una explicación.
La buena noticia es que hay una oportunidad, todo problema siempre esconde eso, y encima tenemos material para levantarnos. Antofagasta ofrece un mejor presente y tiene perspectivas optimistas. Es necio no reconocer eso, como también lo es no trabajar para superar los obstáculos.
El momento es ahora.