Poetas, no poetisas
Es Andrés Sabella, quien se adelanta muchos años y se refiere a las mujeres escritoras como "Poetas, no poetisas". Lo leo en uno de "Los sábados de Andrés Sabella" cuando se refiere a Carmenza (Carmela Rojas de la Huerta), con ese respeto y cariño que siempre mostró a los compañeros de ambos sexos cuando se refería a sus trabajos escriturales: "¿De qué vetas de su corazón extrae Carmenza la suavidad de sus pensamientos, la claridad de sus poemas?"
Menciona a Luisa Kneer como una de "aquellas escritoras en permanente desvelo, atalaya de sonetos y crónicas y soñadora en constante desafío", destacando su trabajo de diecisiete años presidiendo el Círculo Literario "Carlos Mondaca" de La Serena. Además, resalta la bella obra de Luisa: "La Plaza de los Poetas".
En otro de "sus sábados", publicado en la Estrella del Norte de Antofagasta, Andrés destaca tres libros de poesía compuestos por mujeres. Estos son: "El Violín de los Grillos" de Carmenza, "El Reino del Agua" de Lita Gutiérrez (quien curiosamente, ha escrito unos "hai-kai") y "Mi Propio Océano" de Luisa Pena. De esta última, Andrés dice que "Lucía Pena enriquece la poesía del Norte con versos de firme y hermosa nostalgia". De Lita Gutiérrez, que "aprendió la lección difícil del poema breve, brevísimo, porque en este nada se defiende con oropeles y todo él ha de ser gota de esencia perdurable".En otra "Linterna de Papel", titulada "Mujeres que escriben", Andrés recoge la queja de la escritora Eliana Godoy, quien siente que los escritores provincianos están privados de la importancia que sí tienen aquellos de la capital. Andrés le responde validándola, lo que es en sí un consuelo: Eliana "no es de las adictas a los malabarismos, sino al sereno discurso de su emoción. Esto explica, que sus versos sean un homenaje al campesino, sin tiempo ni geografía, y a 'la vida izada al viento, /como flamear de pájaros". Tal limpidez justifica su reproche de soledad provinciana. Mientras escribía estos breves recuerdos, no pude menos que recordar la extraordinaria generosidad de este ejemplar caballero que fuera Andrés Sabella.
Cecilia Castillo, Académica UNAP Iquique, escritora