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Battle Angel: la última guerrera

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Situada varios siglos en el futuro, la abandonada cyborg Alita (Rosa Salazar) es encontrada en el vertedero de Iron City por Ido (Christoph Waltz), un ciber-doctor compasivo quien se la lleva inconsciente a su clínica. Cuando Alita se despierta no tiene recuerdo alguno de quien es, y ni siquiera reconoce el mundo en el que se encuentra. Todo es nuevo para Alita, toda experiencia la está viviendo por primera vez. Conforme aprende a navegar a través de su nueva vida y por las calles traicioneras de Iron City, Ido intenta proteger a Alita de su pasado misterioso, mientras que, por otro lado, su nuevo amigo Hugo (Keean Johnson) le ofrece ayudarla a desencadenar sus recuerdos.


Capitana Marvel

Ambientada en la década de 1990, Capitan Marvel nos presenta una original y nueva aventura situada en un período nunca antes visto en el Universo de Marvel. La historia sigue a Carol Danvers, a quien veremos convertirse en una de las heroínas más poderosas del universo cuando la Tierra queda atrapada en medio de una guerra galáctica entre dos razas alienígenas.


Green Book

Un guardia italoamericano (Viggo Mortensen) se convierte en el chofer de un pianista clásico afroamericano (Mahershala Alí), pasando por las distintas sedes de su gira musical, y viviendo el racismo de la época de los años 60 en el sur de Estados Unidos.


Feliz día de tu muerte 2

Dos años después de los eventos acaecidos en la primera película, Tree Gelbman vuelve a entrar en el bucle temporal para descubrir el motivo por el cual accedió a él en primer lugar. También debe hacer frente a Lori, que tras resucitar a causa del buble ha vuelto sedienta de venganza.


Maligno

Una madre preocupada por el comportamiento perturbador de su hijo está convencida de que algo sobrenatural pone en peligro la vida del pequeño y de quienes lo rodean.


Mis huellas a casa

La historia en este filme se centra en Bella (Howard), una can con muchas energías que gasta en jugar con su amo y en perseguir ardillas. Debido a un accidente, Bella se separa de su familia humana por lo que para regresar a ella tendrá que realizar un épico trayecto de más de 600 kilómetros. En este viaje vivirá muchas aventuras y conocerá a otros personajes (humanos y animales) que le ayudarán a seguir su destino.


El manicomio

Un grupo de jóvenes entran a un manicomio abandonado donde los nazis hicieron cosas horribles. Son youtubers, graban todo y comienzan a pasar cosas terribles y monstruosas. Están decididos a realizar una prueba de valor de 24 horas y pasar la noche en este famoso lugar encantado.

Cine

Las tres metas

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Sacándole astillas a los últimos días del verano, acudí a los Baños Municipales (así lo conocíamos, antes que lo rebautizaran como "balneario"). Remozado, sin rocas, con arenas ajenas, pero suaves, ornamentado y pleno de comercios y ambulantes, compartí una mañana con mis nietos, que intentan seguir mis aguas en esto de hacer del mar "un inmenso amigo azul".

Mientras compartía chapoteos y travesuras, se vinieron a la memoria aquellos tiempos de mi infancia, cuando -parcelado- el lugar disponía de un espacio para la chiquillería. Era la Poza Chica, donde miles de antofagastinos y afuerinos dieron sus primeras brazadas. Se secaba con la bajamar… Pero en las pleamares, el agua entraba a raudales por uno de sus costados y por el extremo norte, donde estaba "la Isla". Llegar a ese promontorio, que tenía un pequeño monolito, era el primer logro que nos garantizaba haber alcanzado la principal meta en nuestras aspiraciones como nadador. Y eso nos daba "status" entre nuestros coetáneos.

Ya en las ligas mayores, entrábamos a la Poza Grande, que en años lejanos, tenía un muelle lateral con un peligroso entablado. El malecón de piedra tenía dos cimbras, (trampolines) desde donde muchos se atrevían a lanzarse, haciendo contorsiones o bien ofreciendo un "guatazo" que el público premiaba con sonoras carcajadas (y un irónico "sóbate pa' callado").

Sin embargo, lo más importante flotaba en medio de la poza. Era la balsa, en aquel entonces hecha de madera y soportada en tambores de doscientos litros. Duraba justo la temporada, era removida y ya en diciembre, estaba instalada, remozada y lista para su función. Esa era la segunda gran meta, la que nos daba cartel de grande. Llegar a la balsa era el mayor logro para un adolescente, que pleno de orgullo, contaba a sus pares la buena nueva.

Luego, quedaba un desafío mayor… Una meta solo permitida a los bravos.

Porque "capear tumbos en la puntilla" fue siempre un acto reservado "para mayores". Una exigente y riesgosa meta que pocos, muy pocos pudimos lograr.

Jaime N. Alvarado García, profesor normalista, periodista y escritor.