APROXIMACIÓN A LA POESÍA DE ANTONIO RENDIC
La década de los treinta del siglo XX es un lapso de particular importancia para entender los fundamentos de la poesía de don Antonio Rendic. Un verdadero hito representa el "Prólogo" de Héctor Erazo Armas para el libro de "ARI" (Antonio Rendic Ivanovic): "Renglones íntimos" (Imprenta y Litografía Skarnic. Antofagasta, 1930). El joven Erazo ve en los versos de ARI "pensamientos nobles expresados con sencillez y claridad. (Además) sus sentimientos honrados por no envolver afectaciones y por dimanar directamente del espíritu, dejaron en mi ánimo una agradable impresión de frescura, empapada en zumos de la adolescencia y cristalizada en tristezas, alegrías y amores de la primera juventud." Finalmente afirma que muchos de sus versos "desprovistos de toda ostentación, humildes y sencillos como todas las legítimas producciones del alma, me parecen sensiblemente bellos."
Esas ideas son de una claridad meridiana, pero, dado que en su dilatada existencia, el tiraje de sus ediciones fue bastante modesto, la obra no contó con muchos lectores que las apreciaran.
La dupla Erazo-Rendic, en 1931, publicó "Lo que nos dijo el molo". Poemas, con una llamativa portada del pintor César Soto Moraga. Un libro de sencilla "desnudez y sin pretensión" alguna, concebido en horas de comunión espiritual para trascender y así, perpetuar recuerdos del diario vivir regional.
Al año siguiente, 1932, estos amigos escriben "Libro libre", dos palabras que son anverso y reverso de la emoción, sincera y espontánea de sus creaciones poéticas.
La senda literaria abierta por ambos los puso frente a su única verdad poética: "Tengo en el alma sed de Infinito!", dijo don Antonio y agregó: "Anónimo soy! Y de mis pasos, / ni huellas quedan en la tierra dura… / Bebo el dolor de todos los senderos / y siembro, donde paso, mi ternura (…) / El Infinito!... Corazón, a qué lo buscas: / lo llevas en ti mismo y en tus penas."
La vida continuó. Por la diversidad de las facetas culturales que se asocian con la dilatada existencia de don Antonio en lo referente a la búsqueda de áreas para sus creaciones literarias, es natural que éstas tiendan a diversificarse. En la obra de don Antonio hay conocimientos de literatura, historia, sociología, teología, ética, geografía, arte, filosofía, medicina, pedagogía, política, folclor, etc. Durante más de seis décadas, don Antonio creó y editó sus libros para sus amigos. Pero, aunque cueste admitirlo, sólo en el transcurso de la última década del siglo pasado, estas ideas -los pilares de la poesía de Antonio Rendic--, lograron el realce que les corresponde dentro del acervo cultural regional.
En pleno siglo XXI y totalmente alejados de esas circunstancias, hay que responsabilizarse por el legado cultural de este croata antofagastino. Sigue pendiente una gran deuda ciudadana. Las nuevas generaciones antofagastinas son las llamadas a conocer y valorar la multifacética obra de cultura y amor de este casi centenario personaje que fue "Ivo Serge".
un santo para antofagasta