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El fogón

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Muy entrados los años sesenta, el fogón de mi casa en calle Porras seguía dando lumbre y calor, apoyando las estrecheces culinarias de la familia. Hecho de bloques y ladrillos, constaba de un par de enormes y pesadas planchas de hierro que dejaban un espacio para conformar un horno. Las manos de mi abuelo Pedro lo reparaban a diario, retiraba las cenizas (que se empleaban como lejía para pelar el trigo/mote), volvía a acomodar las parrillas y acopiaba los trozos de madera que se emplearían como leña/combustible. Mi tarea infantil era caminar las playas, recogiendo cuanto trozo de madera de estiba hallaba varado. Cargaba un pequeño carretón y me las endilgaba de regreso, orgulloso de mi cometido.

Permanecía encendido todo el santo día. Al alba, pintaba de negro la enorme tetera en la que hervía el agua para el desayuno. Luego, cociendo legumbres, huesos o lo que fuera, para el esperado almuerzo. Y, por la tarde, haciendo hervir los tarros donde mi abuela Amalia lavaba "ropa ajena", con Perlina, Radiolina, Agua de Cuba y "Azulillo". Allí, mi abuelo calentaba la colapez. En la noche, las generosas fritangas veraniegas -a dos sartenes- en que nos deleitábamos con las presas de jureles que recogíamos en las desaparecidas "varazones". El pan añejo -cuando había- quedaba como fresco si lo humedecíamos y lo metíamos al horno. ¡Qué apetitosos sándwiches nos engullíamos, entonces!

Me era familiar la humareda matutina, el aroma a maderas ardiendo, chisporroteando. Hoy añoro ese olorcillo que se prendía a mi ropa. Recuerdo que apurábamos la llama agregándole esperma de la vela, soplando el fuego con un trozo de cartón. Era un ritual de todos los días, desplazado por la modernidad de la cocina a parafina "Master"

Hoy hice click y un dispositivo eléctrico encendió uno de los fuegos de mi cocina. Atrás quedaron todos esos momentos, lejanos, llenos de calor, de estrecheces y esfuerzos… El olor a gas me hizo volver a la realidad. En ese preciso instante, mi memoria levantó un monumento al inolvidable fogón de mi casa.

Jaime N. Alvarado García, Profesor Normalista, Periodista