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Impresiones de un viaje X

"Un recorrido donde la realidad supera la fantasía".
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Poseía cierto conocimiento de lo que era y significaba para el país la Carretera Austral. Documentales, reportajes y artículos habían fijado en mi mente un escenario de lo que encontraría si algún día pisaba esa ruta ¡cuán equivocado estaba! Como en muchas lucubraciones, la realidad supera la fantasía. En efecto, en un reciente viaje a la zona, pude constatar que cuanto imaginaba era apenas un débil esbozo de lo que encontraría.

Antes de entregar una reseña del viaje, hay que consignar que dicha carretera fue diseñada e iniciada por el gobierno militar, en la década del ochenta, para posibilitar la conectividad y comunicación entre muchos pueblos y villorrios que permanecían aislados. Sin duda que estas razones, también deben haber sido complementadas por argumentos geopolíticos.

Un recorrido normal comienza en Puerto Montt, utilizando un transbordador que traslada los vehículos hasta Chaitén, donde aún es posible apreciar los estragos que originaron las miles de toneladas de cenizas vomitadas por el volcán del mismo nombre en mayo de 2008. Vecino a éste, se ubica Villa Santa Lucía, la que un aluvión, provocado por intensas lluvias y el desprendimiento de un glaciar, a fines de 2017, destruyó gran parte de sus viviendas. Impacta apreciar el recorrido y huella dejada por el aluvión.

Afortunadamente la visión catastrófica inicial, va rápidamente disipándose, debido a que la misma naturaleza que nos mostró su fuerza, de inmediato exhibe su exuberancia, ya que más allá de la inundación visual que experimentamos al recorrer sus caminos, el verde de las nalcas, helechos, fucsias, arbustos, matorrales y arboles captura todos nuestros sentidos y nos asombra y embriaga con sus diversas tonalidades. Algo parecido ocurre al cruzar o bordear ríos, lagunas o lagos, los cuales desafían a los pintores al exhibir aguas celestes, azules, verdes, calipso, esmeralda o turquesa.

Futaleufú, a decir de muchos, es uno de los pueblos más hermosos del sur. Pueblo de construcciones en madera de atractivos diseños, rodeado de cerros boscosos y montañas nevadas. La Laguna Espejo, replica la imagen de su entorno urbano y el rio Futaleufú, según los expertos, el mejor del mundo de aguas claras para practicar rafting, constituyen algunos de los muchos atractivos que posee la zona. La travesía en kayak y la pesca con mosca son prácticas usuales. El lago y rio Yelcho exhiben vistosos escenarios.

En una jornada afortunada podemos avistar especies exóticas como cóndores, pájaros carpinteros, parinas, cisnes de cuello negro, toninas, incluso hasta huemules y visones. Admiración provoca cruzarse con muchos ciclistas, hombres y mujeres, que estoicamente desafían y vencen caminos difíciles hasta para vehículos motorizados.

Carlos Tarragó

Presidente de Corporación Proa

Remodelación de Av. Aguirre Cerda

El Minvu confirmó inicio de las obras de la segunda etapa de este importante proyecto vial, que afectará la vida en el sector norte por dos años. 150 mil habitantes del sector norte esperan que los trabajos ahora se desarrollen dentro de plazos y en las condiciones de seguridad y orden necesarias, al contrario de la primera etapa.
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En las próximas semanas el Ministerio de Vivienda y Urbanismo adjudicará la segunda etapa de la remodelación de Av. Pedro Aguirre Cerda y se entiende que a continuación, este esperado proyecto vial, por fin, comenzará.

Y el "por fin" no es un concepto casual. Porque hay que recordar que esta obra debió comenzar en 2014, inmediatamente después de la intervención del primer tramo, meta que -como se puede deducir- no se logró, dejando este importante eje con dos caras totalmente opuestas: una avenida moderna y amplia desde calle Sargento Aldea a Los Tamarugos, y una vía estrecha y destruida de Los Tamarugos al norte.

Por eso es bueno que finalmente los trámites, gestiones y búsquedas financieras realizadas por el ministerio hayan dado frutos, y ahora estemos ante el inminente inicio de unos trabajos que mejorarán la conectividad en todo el lado norte de la ciudad.

Hay que precisar que en el sector atravesado por la avenida habitan más 150 mil personas, lo que equivale al 40% de la población de Antofagasta.

Sin embargo, el ímpetu por iniciar estos importantes trabajos no nos debe llevar a cometer los errores del pasado.

En la mente de los vecinos del sector norte está fresco el recuerdo de los problemas experimentados en las obras de la primera etapa.

Atrasos, mala planificación vial y descoordinaciones con las empresas de servicios -que debían soterrar sus instalaciones- hicieron que los trabajos no sólo se extendieran por más tiempo del programado, sino que muchas familias quedaran atrapadas en medio de materiales, escombros y máquinas, sin poder entrar con tranquilidad a sus casas o usar sus autos.

Según han informado las autoridades, ahora la situación será diferente, y aunque las molestias serán inevitables, los trabajos se realizarán en forma más ordenada y respetuosa con los vecinos.

El desarrollo de este tipo de obras es una necesidad urgente. Antofagasta tiene pocas vías y su parque automotor es uno de los mayores del país. Además el sector norte crece a ritmo acelerado con el desarrollo de proyectos habitacionales y comerciales, pero aquello no justifica repetir errores. En eso confiamos.

Vida changa

"Al hablar de changos, más que de una raza, hablamos de un estilo de vida que converge en estar cerca del mar" .
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Un fenómeno curioso comenzó a manifestarse hace ya un par de años. Cuando en nuestro país comienza a sentirse en el aire un aroma a vacaciones, aparece por todos lados la palabra "chango" como sinónimo de libertad, ganas de mar y orgullo de ser nortino.

Es como si sentir la arena en los pies y disfrutar de las olas nos conectara de cierta forma con aquellos primeros habitantes de esta hermosa costa. Lo interesante es que si antes muchos escondían sus antepasados indígenas, hoy, de alguna rebuscada forma, todos queremos ser changos. ¿Pero quiénes fueron estos personajes casi misteriosos que poblaron el norte? La primera vez que se utilizó el término chango fue en 1659. Dicen los historiadores Bittman e Hidalgo que cronistas y viajeros del siglo XVII le dieron este nombre a las sociedades pescadoras del extremo norte de Chile, agrupándolas en un sentido étnico, geoespacial y productivo.

Eran nómadas y recorrían las orillas del mar en busca de sustento, vivían bajo toldos de cueros de lobos o focas, casi no usaban vestimentas. Aseguran que los collas llamaron camanchacos a los pobladores de la región por la neblina que encontraron a su paso, pues camanchaca es neblina en aimara. Los conquistadores españoles entonces, los llamaron camanchangos o simplemente changos.

Pero, en opinión de la investigadora María Rostworowski, el nombre camanchacas prácticamente es sinónimo de pescadores y camanchaco, camanchango o chango eran voces derivadas una de las otras para designar a los mismos grupos de pescadores. Para otros historiadores la palabra "chango" parece ser quechua y es de uso genérico y significaría "pequeño" o "muchacho". De esta forma, el paso de los años y las múltiples evidencias históricas, confirman que los changos tienen diversos orígenes, aunque conviven dentro de un complejo sistema multiétnico y político, según confirman estudios de Latchman, Berenguer, Sinclaire, Cornejo, Escobar y Llagostera.

Podemos concluir, entonces, que al hablar de changos, más que de una raza, hablamos de un estilo de vida que converge en estar cerca del mar, migrando de acuerdo a la pesca y compartiendo ciertos rituales, con una base común biológica y genética. ¿Cómo los distinguían entonces? Porque se agrupaban en sectores que les permitieran la caza y la pesca, base de toda su alimentación. Hay crónicas que relatan que al no tener agua dulce, bebían sangre lobos marinos, lo que provocaba que rostros y cuerpos se volvieran como una costra de color que los distinguía entre todos.

Independiente entonces de cómo, cuándo y dónde se acuñó este término que nos describe, lo cierto es que comulga fielmente con nuestra realidad actual: ciudadanos de orígenes diversos, que compartimos territorio por razones productivas y que compartimos códigos comunes. Nuestro elemento es el mar y de allí viene nuestra energía. Todos somos changos. A mucha honra.

Luis Núñez San Martín

Pintor y muralista