El viernes 15 de febrero nos enteramos de la brutal agresión de la que fue víctima la joven Carolina Torres debido a su orientación sexual. Este suceso que opera como una herida en el cuerpo individual de la mujer y en el cuerpo social, nos urge a buscar razones, explicaciones, desarrollos intelectuales que nos permitan enfrentar el trauma que nos provocan las heridas en Carolina.
Así, llegamos a Paul Beatriz Preciado, la teórica española que nació con un género asignado mujer y que posteriormente se convirtió en hombre, ha tratado extensamente el tema y señalado cómo esta mirada castradora de la sociedad actual ha permitido la persecución homosexual desde el terror que producen los procesos de desjerarquización.
Preciado toma la idea de Roland Barthes de "terrorismo textual", usado para hablar de Sade, caracterizados por una violencia que permite que el texto exceda las leyes que una sociedad, una ideología, o una filosofía se dan para constituir su propia inteligibilidad histórica.
Por otra parte, el francés Guy Hocquenghem en su texto "El deseo homosexual" señala "Lo que causa el problema no es el deseo homosexual, sino el miedo a la homosexualidad" es decir, la cultura del miedo es responsable de la visión heterosexista, por tanto, hay que invertir la cuestión homosexual: no se trata ya tanto de analizar las teorías psicológicas, sino más bien de examinar la homofobia institucionalizada, homofobia que Hocquenghem llama "paranoia antihomosexual".
La idea es enfrentarnos a la violencia que ejerce el sistema heteronormativo desde la concepción del acontecimiento benjaminiano, es decir, realizar todo lo no realizado en la historia. Si alguien sabe de eso es el deseo homosexual que ha sido tan perseguido, tan negado, tan castrado.
Un tweetero llamado Lautaro Carrera escribió en la red social hace algún tiempo a propósito del amor homosexual "Besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados, opacados, apagados, cercenados, mutilados, hambrientos, que no son solo los nuestros, que tu labios y los míos mientras rajan la tierra, la construyen y hay una historia de besos que el espanto no ha dejado ser".
Finalmente, sólo se trata de amar.
Marcela Mercado
Gestora Cultural