Según un estudio de la consultora estadounidense Ampere Analysis, en este 2019 los ingresos de las empresas de streaming serán superiores a los del cine convencional. Los tiempos están cambiando y queda la sensación -amarga para los puristas- de que el cine toma cada vez mayor distancia de la experiencia colectiva.
Este fenómeno, por cierto, está incentivando innovaciones tecnológicas en torno a la personalización de la experiencia.
Es coherente que una serie que mira hacia el futuro como "Black Mirror" se encargue ahora de iluminar el camino hacia nuevas posibilidades. "Bandersnatch", regalo de Navidad que irrumpió hace unos días en Netflix sin previo aviso, ofrece un visionado interactivo en el que el espectador puede decidir los rumbos de la historia o, en otras palabras, manipular un guión de múltiples configuraciones.
Lo interesante es que, fiel a ese revisionismo ochentero que ha venido explotando obsesivamente la plataforma de streaming, la iniciativa se inspira en esos libros de "hiperficción explorativa" que a Chile llegaban con el título de "Elige tu propia aventura".
Stefan, un inseguro y joven programador de videojuegos en el Londres de 1984, pretende adaptar uno de estos libros: "Bandersnatch", obra maestra de un escritor maldito y misterioso, Jerome F. Davies, que años atrás mató a su mujer.
El protagonista se obsesiona con la multiplicidad de universos de la novela y trabaja obsesivamente en un juego que debe terminar en pocas semanas.
Como espectadores seremos cómplices de sus decisiones en medio de una ramificación de historias que, astutamente, reflexionan sobre el libre albedrío y el control mental.
Son temas propios de autores contraculturales como Philip K. Dick y Timothy Leary que la serie mezcla con referencias al New Wave, la música sintetizada de Tangerine Dream, la experiencia lisérgica y la metaficción.
Todo dependerá, por supuesto, de los caminos que explore cada espectador y de las ganas que cada uno tenga de verificar el resto de las rutas posibles.
Fiel al espíritu de "Black Mirror", "Bandersnatch" juega con la nostalgia, la cultura pop y la oscuridad para componer un universo que, al menos para cierta generación, resultará evocador y fascinante.
La debilidad de un experimento como éste es, sin embargo, que la novedad termina inevitablemente devorando el contenido. Los relatos no están a la altura del invento y nos concentraremos en la dinámica del click, como si estuviésemos frente a un videojuego.
Cabe preguntarse si la opción múltiple podría o no abrir nuevas posibilidades narrativas en la televisión por streaming. Netflix, al menos, deja la iniciativa planteada. Podría ser el futuro o un nuevo intento fallido por modernizar el viejo e incombustible ejercicio de contemplar una película frente a una pantalla.
"Black Mirror", juega con la nostalgia, la cultura pop y la curiosidad de un espectador que podrá armar tramas a su medida.
en resumen
"Black Mirror: Bandersnatch" es un especial de Netflix en el que el espectador puede optar por diversas alternativas en medio de la experiencia. Un recurso que la plataforma ya probó con "El gato con botas".