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Catrillanca, un antes y un después

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Han sido días de dolor en las regiones del sur. Y de rabia y legítima indignación. El crimen de Camilo Catrillanca ha remecido muchas conciencias, impactado muchos corazones, más allá incluso del mundo mapuche como lo demuestran las marchas, cacerolazos y otras acciones de solidaridad. Repudio transversal y ciudadano ante un crimen que dejó al descubierto toda la podredumbre institucional y doctrinaria de Carabineros de Chile.

En su faceta política lo acontecido ha transparentado que no bastan las buenas intenciones del ministro Alfredo Moreno para avanzar en la resolución de un conflicto donde los intereses en juego se trenzan de múltiples maneras. Un ejemplo de ello es Luis Mayol, el renunciado intendente de La Araucanía. Fue jefe regional pero también portaestandarte del gremio agrícola sureño, histórico adversario de los mapuche en las disputas por las tierras.

Hoy el gobierno debe asumir que hay un abordaje que hizo crisis. Me refiero a la estrategia del garrote y la zanahoria. Diálogo por un lado, represión por el otro. Siendo justos aquello no fue una invención de la derecha; ha sido la forma en que todos los gobiernos desde Patricio Aylwin han enfrentado torpemente este tema. Lo nuevo en 2018 fue el Comando Jungla, aquella locura que hoy insisten en hacernos creer que jamás existió.

Se equivocan quienes piensan que la lucha mapuche es posible de combatir con represión estatal. No lo fue en dictadura y no lo ha sido en las últimas tres décadas. Todo lo contrario, se trata de un camino absurdo, inconducente. No termina con la protesta, la multiplica. No trae paz a la región, la convulsiona. Retroalimenta además la violencia rural. Hay que estar muy ciego para no verlo.

¿Qué sucederá en las semanas y meses venideros?

El pueblo mapuche tiene por delante el desafío de avanzar en sus demandas más políticas. Es algo que a ratos se olvida por la vorágine de los acontecimientos; el carácter político y democrático de la lucha indígena en Chile. Aquel es un desafío mayor que trasciende lo contestatario, la protesta social y también la violencia rural. Implica atreverse a retomar una larga y rica tradición cultural de diplomacia. Volver quizás a los parlamentos.

Pero allanar este camino hacia la paz es obligación del gobierno. Es la tarea del ministro Moreno, quien debe demostrar que puesto en la encrucijada es capaz de rearmar un diálogo boicoteado a balazos por el Gope. Ello requerirá mucho más que la astucia del management. Por lo pronto, espalda y muñeca política. Y coraje para hacer frente a los extremistas de su propio sector que no son pocos.

El caso Catrillanca ha marcado un antes y un después. A la agenda institucional, aquella que hace décadas demanda reconocimiento e inclusión en el Estado, La Moneda debe sumar la agenda de los grupos más radicales. Bueno sería tomar nota de sus proclamas. Aprenderíamos varias cosas. Una de ellas que autonomía y territorio no son pretensiones extremistas de los pueblos indígenas. Significan profundizar la democracia. Y hacer de Chile una ruca grande donde quepamos todos.

periodista y escritor

Pedro

Cayuqueo,

Año de tensión en

CRIMEN. La muerte del joven mapuche Camilo Catrillanca debido a disparos realizados por Carabineros, desató una grave crisis, agravada por el ocultamiento de información y una aparente falta de mando institucional.
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El 28 de junio pasado, el Presidente Sebastián Piñera ingresaba al patio central de la Escuela de Formación de Carabineros de Temuco para presentar al equipo policial que se encargaría de prevenir y controlar la violencia rural en la llamada "zona roja" del conflicto Mapuche.

El "Comando Jungla", llamado así por el "Programa Jungla", de la policía colombiana, estaba integrado por funcionarios del Gope y contaba con preparación en combate contra grupos organizados, guerrilla y terrorismo.

Menos de cinco meses después, el 14 de noviembre, efectivos de esta unidad dieron muerte al joven mapuche Camilo Catrillanca desatando una tormenta que aún no calma para el Gobierno y la policía uniformada.

Los hechos

Camilo Catrillanca, de 24 años, falleció tras recibir un disparo en la nuca durante un operativo policial originado tras el asalto y robo de vehículos que sufrieron profesores de la Escuela Santa Rosa de la comuna de Ercilla.

El comunero recibió el impacto mientras conducía un tractor en un camino rural de la comunidad Temucuicui y falleció en el hospital de Ercilla, donde fue trasladado por la misma patrulla que lo baleó.

Según la versión de un joven de 15 años que lo acompañaba en el tractor, Catrillanca cambió de dirección para alejarse de los Carabineros y en ese momento ellos abrieron fuego repetidas veces contra el vehículo agrícola.

Versiones

El caso se presentó complejo y turbio desde el comienzo.

La primera versión de los integrantes de la patrulla fue que el tractor había quedado en medio de la línea de fuego durante un enfrentamiento armado con desconocidos, cosa que luego se descartó.

En esos días además se dijo que el incidente no había sido grabado por la policía, testimonio que cambió cuando uno de los carabineros implicados confesó haber destruido la tarjeta de memoria de la cámara Gopro que portaba por contener imágenes privadas.

Un nuevo vuelco se produjo hace dos semanas, cuando uno de los efectivos del Gope que participó en el operativo, entregó videos del momento de los disparos captados con una cámara personal.

El material generó un fuerte terremoto en ambas instituciones, que hasta donde se conoce, ignoraban totalmente la existencia de tales registros.

A las pocas horas el Presidente Sebastián Piñera le pide la renuncia al general director de Carabineros Hermes Soto, lo que se concreta al día siguiente con el acuerdo del Congreso, tras la negativa inicial del uniformado.

Desde la muerte del joven mapuche, han dejado sus cargos el intendente Luis Mayor, y trece altos oficiales de Carabineros, entre ellos Soto.

El gobierno retiró el comando jungla de La Araucanía y la fiscalía avanza en investigaciones por la muerte del agricultor y por obstrucción a la justicia por el presunto ocultamiento de información. Mientras, la comunidad internacional observa.


La Araucanía

Operación Huracán

La muerte de Camilo Catrillanca vino a tensionar aún más un clima que ya estaba enrarecido debido al montaje descubierto en la llamada "Operación Huracán". El caso se destapó en enero, cuando la fiscalía detecta que pruebas aportadas por carabineros tras la detención de ocho comuneros mapuches, habían sido adulteradas. En concreto, se acusó a funcionarios de Inteligencia de haber implantado mensajes en los teléfonos de los detenidos para inculparlos. A la fecha son 12 los formalizados en esta causa.