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El mayo feminista

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Osven,

exsecretaria de Género de la FEUA

Finalizando este año, no nos podemos despedir sin reconocer el estallido del mayo feminista que vivimos miles de mujeres estudiantes, pobladoras y trabajadoras en las calles, en el que cuestionamos los privilegios de las autoridades y académicos de nuestras casas de estudios, quienes inclusive se empeñaban en ocultar y normalizar actos de violencia machista.

Esta movilización empezó bajo un carácter local, primeramente marcada por la visibilización de los casos de acosos sexuales y abusos de poder, los cuales ejercían profesores de nuestra universidad y que afectan a varias compañeras en los espacios universitarios.

Al calor de nuestra movilización nos organizamos desde una lógica democrática feminista, la que nos permitió detectar estas aberraciones las cuales no solo ocurren en los espacios estudiantiles, sino también que esto trasciende más allá y nos afecta como sujetas de derechos, en la esfera política y social.

Es por esto que, como estudiantes feministas espontáneas y autónomas, decidimos complementar nuestras demandas locales a un pliego de demandas nacionales, llamando así nuestra consigna principal: Contra la violencia machista ¡Educación no Sexista!

Nos dimos cuenta que somos tantas a nivel nacional denunciando actos misóginos y patriarcales que, desde la injusticia y la rabia, nos empezamos a empoderar en aquellos espacios que comúnmente eran solo utilizados por varones.

Hoy en día, nos centramos en canalizar nuestra lucha que dimos en el espectro universitario, en masificarlo en otros sectores que se encuentran las mujeres pobladoras y trabajadoras, para buscar una agenda política única de lucha. Buscamos que se reconozcan nuestros roles ausentes en democracia; el reconocimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos como lo es el aborto libre, seguro y gratuito, y finalmente, la tipificación de la violación desde la falta de consentimiento y no desde la resistencia que opone o no la víctima, entre otros.

Es por todo esto que el desafío como mujeres feministas, es seguir luchando codo a codo por retomar nuestros derechos que se nos han arrebatado desde el inicio de la historia. Nuestra historia.

Javiera

Feminismo en Chile: las mujeres alzaron la voz ante el país

MANIFESTACIONES. Protestas y tomas universitarias en todo Chile fueron parte del movimiento.
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En mayo comenzó un nuevo episodio en la lucha histórica de las mujeres chilenas: terminar con la desigualdad de género y aumentar su seguridad en las calles, trabajos y universidades. La imagen era decidora: madres, estudiantes y jóvenes en general se sacaron los sostenes y avanzaron sin miedo alguno por la Alameda.

La marcha no era antojadiza. Hace pocos días se había dado a conocer un caso de abuso y acoso sexual al interior de la Universidad de Chile, lo que generó indignación en toda la comunidad universitaria del país.

La primera en paralizar sus funciones fue la Universidad Austral y un mes después, ya eran 26 planteles de educación superior los que estaban en toma y 24 en paro. Antofagasta no fue la excepción, las alumnas de la Universidad de Antofagasta, denunciaron al menos cinco casos de abuso sexual ocurridos en esa casa de estudios.

Pocos días después, la Universidad Católica del Norte se sumó a la movilización. Las primeras en unirse fueron las alumnas de Arquitectura, quienes incluso crearon un colectivo llamado "mujeres de arquitectura", el que lideró las manifestaciones.

La idea era mejorar los protocolos para casos de acoso y abuso sexual, además de contar con una educación "no sexista".

Discrepancias

Transcurrido un mes, el movimiento ya tenía una presencia importante en los medios regionales y nacionales, lo cual también generó opiniones divididas.

El 1 de junio de este año la Asociación de Funcionarios Académicos de la Universidad de Antofagasta envió una polémica carta en la que cuestionaban las demandas del movimiento feminista de dicha casa de estudios superiores.

El texto comenzaba haciendo un relato de la obra "Las Brujas de Salem", que trata sobre la represión y las persecuciones. "La alegoría es simple: Las brujas no existen, pero las cazaron, enjuiciaron y echaron a la hoguera (…) En definitiva cazar brujas significaba aniquilar al adversario, al hombre y la mujer, aduciendo razones atávicas fuertemente enraizadas en un sector de población inculta. Ni más ni menos", consignó la carta.

El comunicado de respuesta no tardó en ser publicado. Mediante el texto, la Asociación de Funcionarias y Funcionarias de la Universidad de Antofagasta (UA) manifestaron su apoyo a las movilizaciones feministas del país. De forma similar, empleadas y académicas de la Universidad Católica del Norte (UCN) declararon mediante una carta su apoyo a las profesoras y trabajadoras.

Luego vinieron las reuniones y asambleas. Y, posterior a ello, el acuerdo, el cual quedó de la siguiente forma: la conformación de vicerrectorias encargadas de recibir denuncias de los alumnos respecto a distintas temáticas como acoso sexual, malos tratos o abuso de poder por parte de funcionarios y académicos (como una forma de proteger y salvaguardar la integridad de los estudiantes), además de la promoción de una educación no sexista, con enfoque de género; y la instalación de un debate público.

Reivindicación

La toma de las universidades por parte de los movimientos feministas fue solo la gota que rebalsó el vaso.

Hace meses que las mujeres venían dando atisbos de su rabia ante la desigualdad e "invisibilidad" del Estado hacia ellas.

El año pasado, las chilenas se unieron al movimiento #Niunamenos, tendencia que nació en Argentina en 2015, como protesta en contra a la violencia contra la mujer y su consecuencia más grave, el femicidio.

La marcha denominada 'Ni una menos' se realizó por primera vez el 4 de octubre de 2017 en Chile. Junto a ello vinieron los hashtag y las funas en redes sociales contra los "golpeadores".

Este año, en tanto, el movimiento de pañoletas verdes tiñó la Alameda en julio pasado, actividad en la que miles mujeres marcharon por la despenalización del aborto.

En ese entonces esta corriente feminista se tomó los medios y alzó la voz ante la desigualdad, el matrato y el acoso.

Entremedio, el término acoso acaparaba portadas de diarios y titulos de medios de comunicación: el director de televisión y 'zar' de las teleseries, Herval Abreu, fue acusado por siete actrices de abuso y acoso sexual, en un testimonio que entregaron a la Revista Sábado y que la Fiscalía comenzó a indagar.

Luego otro grupo de actrices denunció haber sido víctima del mismo delito, por parte del director de cine Nicolás López.