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Costos de la Conmutación de Larga Distancia

"Los contribuyentes debiéramos recibir la misma calidad de vida sin importar dónde decidamos vivir: trato igual a los iguales".
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Mientras la conmutación sea analizada como una interacción entre dos agentes económicos, a saber, trabajadores y empresa minera, pocos incentivos existirán entre las partes para restringir su uso. Los trabajadores disfrutan de la posibilidad de residir en regiones mas baratas, decisión principalmente motivada por los bonos directos y créditos blandos obtenidos durante los procesos de negociación (Haslam and Hoath, 2014).

Por otro lado, la empresa minera también recibe beneficios al incrementar el tamaño del mercado laboral desde donde pueden seleccionar trabajadores.

Si bien aún no existe evidencia empírica y teórica, también se sospecha que las empresas pueden fijar sus salarios usando como referencias los sueldos más bajos en sus regiones de origen.

Adicionalmente, la conmutación también afectaría la organización sindical de los trabajadores debido a la falta de capital social que se genera por la falta de conectividad geográfica durante los turnos de descanso (McKenzie, 2010). Si bien algunas de estas hipótesis necesitarían mayor evidencia empírica para sustentarlas, es claro que el equilibrio actual de estos agentes es difícilmente modificable.

Entonces: ¿Dónde esta el costo de la conmutación? Para responder esta pregunta necesitamos a un tercer agente: el gobierno local. Los municipios mineros debieran expresar su preocupación por, al menos, tres motivos.

Primero, la evidencia empírica sugiere que la Región de Antofagasta pierde el equivalente a 7 veces su presupuesto regional (FNDR) a consecuencia del gasto de ingreso en otras regiones (Aroca y Atienza, 2008). Segundo, los municipios mineros deben asumir la pérdida en recaudación de impuesto territorial, alrededor de 15.000 millones de pesos, ya que los conmutantes pagarían sus contribuciones en las comunas de residencia y no en la de trabajo (Rodriguez y Paredes, 2018). En tercer lugar, la CLD genera pérdida de identidad regional producto de la disociación de estos trabajadores con los componentes simbólicos de la región (Pollini, 1990).

En consecuencia, de los tres actores hay uno que está peor para que otros dos estén mejor.

Esta condición es suficiente para que lo que observemos no sea Pareto Optimo, y, por lo tanto, no deseable desde el punto de vista del bienestar general.

La solución es difusa y compleja. Reducir los turnos especiales de 7 por 7 a 4 por 3, mayor asignación de gasto público a las comunas mineras, fomentar políticas de subsidio al suelo o tributaciones específicas a la mano de obra no local son solo algunas ideas que surgen. Sin embargo, más allá de las futuras decisiones de regulación, Chile enfrenta dos realidades peligrosamente coexistentes: regiones mineras que contribuyen a financiar la estructura de gasto del estado, condenadas a una baja calidad de vida, y regiones que reciben los beneficios del gasto privado, catapultadas a representar la realidad de un Chile imaginario y utópico.

Al final del día, los contribuyentes debiéramos recibir la misma calidad de vida sin importar dónde decidamos vivir: trato igual a los iguales.

Pablo Rodríguez y Dusan Paredes

Facultad de Economia y Administración UCN

Del gusto

"Solemos decir que 'sobre gusto no hay nada escrito", pero ésta es una frase mentirosa', pues acerca del gusto hay mucho escrito".
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Nos podemos sorprender cuando hablamos acerca de canciones o temas musicales que nos gustan, podemos ser tan diversos e ir desde Bach hasta Queen, Rocío Durcal, Jorge González o las Bulerías gitanas. Lo mismo sucede con la literatura, la plástica, la pintura o la danza, y, entonces, solemos decir que "sobre gusto no hay nada escrito", pero ésta es una frase mentirosa, pues acerca del gusto hay mucho escrito. Esta frase se vincula a que lo que se encuentra instalado en el sentido común es que el gusto es personalísimo, tiene que ver con la esfera íntima, con sus deseos, sus apreciaciones, y no sería por tanto materia de escritura.

La verdad es que se ha escrito mucho. Un ejemplo de ello, es Montesquieu que escribió "El Ensayo sobre el gusto" donde vincula la cuestión del gusto con los placeres, señalando que existen algunos que provienen del alma, otros que se vinculan con el cuerpo y otros con el gusto adquirido a través de algunas instituciones. Los placeres del alma que van conformando los objetos del gusto son lo bueno, lo bello, lo majestuoso, "el no sé qué" y luego la parte adquirida aporta con los preceptos acerca de qué es lo que es ser bueno o bello. Es decir, el gusto para Montesquieu no sería algo social, sino que algo con lo que nacemos.

En un salto temporal hasta la actualidad, tenemos a Pierre Bordieau, un sociólogo francés que escribió "El sentido social del gusto", que nos presenta una mirada acerca del fenómeno del gusto claramente sociológica, señalando que la parte del gusto adquirido es la genera toda la cuestión acerca del gusto y lo que hace es pensar y ver cómo funciona la cuestión del gusto particularmente en el arte.

Sabemos que el gusto aparece en todas las esferas del consumo de bienes simbólicos, pero se enfoca en el arte porque es ahí donde tendemos a pensar que donde hay un reino de la estética y de la percepción desinteresada que no tiene nada que ver con lo social, con los condicionamientos, etc.

Lo que señala Bordieau es que para que haya gusto debe existir una construcción social en la que se construye la idea de valor y que todos los que participan de la cuestión del gusto tienen que entrar en una relación de creencia que él llama "ilusio" y que son las instituciones, por ejemplo, la escuela, las que enseñan cuáles son los criterios de valoración de determinados objetos culturales, pero que esconden ese código, es decir, no lo enseña como precepto, sino que enseña cómo valorar una obra artística, pero ocultando su arbitrariedad.

Así, vamos por la vida pensando que el gusto es algo que está determinado nada más que por nuestra esfera íntima y no. Somos, en definitiva, bastante menos libres de lo que nos representamos.

Marcela Mercado

Gestora cultural

Predicar con el ejemplo

La eliminación de las bolsas plásticas en el comercio es un compromiso comunal, que requiere acciones más allá del discurso. La municipalidad comprará 32 mil bolsas plásticas para entregar confites en Navidad, medida que sorprende porque va en contra de lo declarado en torno a querer eliminar este dañino producto.
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A nivel mundial se ha dado la voz de alerta por los terribles daños que la contaminación por plástico está provocando en la naturaleza. El producto causa la muerte de decenas de miles de animales todos los años y hoy en los océanos del planeta existen grandes islas de desechos que flotan a la deriva y no paran de crecer.

Y en Antofagasta el escenario no es diferente. En la Reserva la Rinconada, el sector de La Portada o los cerros de la ciudad existen grandes acumulaciones de bolsas, botellas y otros elementos plásticos que están causando serio deterioro al medio ambiente.

Hay que recordar que este producto tarda cientos o incluso miles de años en degradarse, situación que multiplica su impacto.

En este contexto, en muchas partes del mundo está surgiendo conciencia sobre necesidad de reducir y en lo posible eliminar el plástico, sobre todo en sus usos más comunes, como bolsas y botellas.

Chile se ha sumado a esta tendencia y en las principales ciudades del país está en marcha la campaña de eliminación de las bolsas plásticas en supermercados, tiendas y comercio en general, medida que ya ha sacado de circulación millones de ellas.

Antofagasta es parte de este esfuerzo nacional, incluso pionera, pues fue una de las primeras del país en implementar la medida. Por eso mismo sorprende la aprobación del "Contrato de Adquisición de bolsas de confites y bebidas", del programa de Navidad 2018, durante una reciente sesión del Concejo Municipal. Esto, porque la iniciativa, dirigida a los niños de la comuna, considera la entrega de 32 mil bolsas plásticas solo en un día.

El hecho llama la atención debido a que el municipio es justamente uno de los principales impulsores de la campaña para eliminar las bolsas, y por lo mismo, lo ocurrido parece un paso atrás en este camino.

Podemos presumir que la mayoría de esas 32 mil bolsas terminará en la basura y contribuirá a aumentar un problema que la propia municipalidad ha dicho querer mitigar. Ahí está la contradicción y el punto que es necesario revisar para que exista concordancia entre lo que se dice y hace.