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ENTREVISTA. Daniel Hourcade, exhead coach de los Pumas:

"Sudamérica tiene que crecer para competir en la elite del rugby mundial"

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Daniel Contreras Palma

Durante sus cinco años como a la cabeza de la selección argentina de rugby, el exjugador y entrenador Daniel Hourcade, puso a los Pumas a competir de igual a igual ante las potencias mundiales de este deporte, alcanzando incluso un inesperado cuarto lugar en la Copa del Mundo en 2015.

En su paso por el mejor equipo sudamericano de la disciplina, el estratego trasandino de 60 años revolucionó el rugby argentino imprimiéndole una metodología de trabajo, un estilo y una identidad de juego que le permitió posicionar a su país en la elite de este deporte de contacto.

Ahora como encargado del alto rendimiento del World Rugby en Sudamérica, Daniel Hourcade busca traspasar toda esa experiencia adquirida para impulsar la competencia del rugby en esta parte del mundo, a través de un proyecto en conjunto a mediano y largo plazo conjunto enfocado en el crecimiento de los jugadores y en la creación torneos que permitan elevar el nivel de los seleccionados.

Sueño cumplido

Estuvo cinco años al mando de los Pumas como entrenador, ¿cómo vivió esa experiencia?

-En lo personal fue un privilegio y un honor representar al país. Para mí llegar a entrenar a los Pumas siempre fue un sueño y no un objetivo porque lo más probable es que te frustres. Me tocó vivir un sueño que disfruté cada día, no solamente cuando se jugaba sino cada entrenamiento, cada acción dentro y fuera de la cancha. Sin dudas ha sido una etapa fantástica de mi vida que me ha dejado muchísimas cosas que hoy trato de devolver de alguna manera y volcar toda esa experiencia a quien la necesite.

¿Qué fue lo mejor y lo más difícil de dirigir al seleccionado de rugby de su país?

-Lo mejor fue haber llevado adelante un proyecto fundamentalmente con objetivos a mediano y largo plazo, que es algo que por lo menos en nuestro país suena a utopía. En ese sentido poder lograr que Argentina a través de un deporte, puntualmente el rugby, muestre que se pueden hacer cosas importantes, que la materia prima que se necesita para lograr esos proyecto está, ha sido lo más gratificante.

Por otra parte lo más difícil tuvo que ver con las distintas situaciones que pasamos hasta que esto empezó a moverse. Cualquier cambio produce miedo, incertidumbre o desconfianza. Toda esa lucha para convencer que era necesario un proyecto a largo plazo fue un camino duro. Todo lo demás fue disfrute.

Junto a los Pumas alcanzó un meritorio cuarto lugar en la Copa del Mundo de Rugby en 2015, ¿cuál fue el sello que le aportó a esa selección argentina?

-Nosotros teníamos un objetivo fundamental, que fue el juego. Desde que asumimos nuestro foco fue agregarle dinámica, juego y ser más ofensivos. Los Pumas antes lograban grandes partidos, pero en el juego en sí mismo era de un equipo con una gran defensa y jugaba al error. Más a destruir que a construir.

Al empezar a estar insertos en el primer nivel necesitábamos jugar de una manera distinta o imponernos para intentar ganar. Con el tipo de juego que se jugaba era imposible. Es decir, imponer un estilo de juego era el objetivo absoluto. Sabíamos que eso nos iba a llevar un tiempo y gracias a Dios se plasmó fundamentalmente en el mundial.

Proyecto a futuro

Teniendo en cuenta que el rugby sudamericano está uno o dos peldaños más abajo en comparación a potencias como Nueva Zelanda, Australia o Sudáfrica, ¿qué debe hacer la región para alcanzar ese nivel y competir de igual a igual?

-Claro que estamos lejos, pero Argentina también estaba lejos. ¿Argentina qué hizo? Antes era el esfuerzo individual de los jugadores. Ellos se iban a Europa a los clubes por iniciativa propia. Allá mejoraban y luego traían esas mejoras cuando eran convocados al seleccionado. No había un proyecto de la Unión Argentina de Rugby. Ahora sí lo hay.

Lo que tiene que hacer Sudamérica es un proyecto, generar el alto rendimiento en todos los países, Uruguay ya lo tiene y está funcionando muy bien, Brasil también lo tiene aunque hay que mejorarlo, pero Chile, Paraguay y Colombia no lo tienen.

Argentina tiene una competencia fuerte. Los jugadores arrancan el 4 de enero y terminan el 8 de diciembre. Entre viaje y viaje hacen 180 mil kilómetros por año (cuatro vueltas y media al mundo). Juegan los mismos jugadores del Super Rugby, Rugby Championship y Ventana de junio y noviembre.

La región tiene que crecer y para eso se necesitan proyectos con objetivos a mediano y largo plazo.

Ahora como encargado del alto rendimiento del World Rugby a nivel sudamericano, ¿cuáles son los objetivos?

-El objetivo es generar el alto rendimiento en los países que no lo tienen y mejorar aquellos que lo tienen. Para eso lo que necesitas primero es mejorar a los jugadores desde lo físico y lo técnico. Una vez que esa mejora está, buscar un nivel de competencia de nivel intermedio (segunda etapa) y después llegamos a la tercera etapa, que es cómo hacemos para jugar con los All Blacks.

Hoy estamos enfocados en armar los centros de alto rendimiento para mejorar en técnico y en lo físico a los jugadores. Además ya tenemos en vista para el 2020 un torneo de franquicias profesionales con ocho participantes (dos de Argentina, dos de Uruguay, dos de Brasil, uno de Chile y uno Paraguay).

"El objetivo es generar el alto rendimiento en los países que no lo tienen y mejorar aquellos que lo tienen. Para eso lo que necesitas primero es mejorar a los jugadores desde lo físico y lo técnico"."