Chile-Brasil: elecciones y la importancia del comercio
El pasado domingo 7, el pueblo brasileño concurrió a las urnas para votar y escoger a sus representantes tanto a nivel estatal como federal. Destacó, como era de esperar, la carrera por quién asumirá el poder en el Palacio de Planalto (el palacio presidencial) por los próximos cuatro años.
La campaña presidencial se vió empañada por varios sucesos que hablan acerca del complejo ambiente político y social que vive ese país. Por un lado, la frustrada campaña de Lula da Silva, quien, condenado y desde la cárcel, luchó por que se le reconociera su derecho a ser candidato y tardíamente tuvo que depositar esa opción en Fernando Haddad. Por otro lado, el ataque sufrido por Jair Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, que le imposibilitó concluir su campaña de forma normal.
Para nuestro país no es baladí el resultado de esta elección en Brasil, la que finalmente se definirá en una segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad el próximo 28 de octubre. Tampoco lo es cómo se resuelva el estado de tensión y polarización política que aqueja a la mayor economía sudamericana.
Históricamente, los empresarios chilenos han confiado y decidido invertir en Brasil, colocando, entre 1990 y 2016, US$ 31.698 millones, equivalentes al 27,7% de todas las inversiones chilenas en el extranjero para aquel período. Estas inversiones, además, han permitido crear 162.401 puestos de trabajo en Brasil. Sin embargo, en los últimos años, el atractivo de Brasil ha disminuido y esto se explica, en gran medida, por las turbulencias políticas que ha sufrido ese país en el último lustro. Estas turbulencias, sin lugar a dudas, han afectado su capacidad de crecimiento económico.
El candidato triunfador deberá lidiar con el robustecimiento de la economía, la que muestra signos contradictorios, ya que si bien para este año se proyecta un crecimiento de un 2,3%, el desempleo permanece elevado y afecta a un 12,7% de la población brasileña. En ese sentido, un espacio en el cual el próximo Presidente tiene un margen de maniobra es en el comercio internacional, ámbito que representa el 23% del PIB brasileño, en comparación al 44% que representa en Perú o al 57% que representa en Chile. Precisamente, los esfuerzos de los gobiernos de Michel Temer y Sebastián Piñera por cerrar un TLC Chile-Brasil van en la dirección correcta y no deberían ser abandonados por el futuro presidente electo.
Hoy, el comercio bilateral alcanza los US$ 9 mil millones y si bien las actuales negociaciones dejan fuera temas arancelarios y de reglas de origen, un acuerdo mutuo permite avanzar en una normativa común que se haga cargo de temas actuales en el comercio internacional como la cadenas globales de valor, micro, pequeñas y medianas empresas, protección medioambiental, género y asuntos laborales. Finalmente son temas que constituyen un apoyo en el perfeccionamiento del comercio bilateral, que actualmente se regula bajo Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 35 Chile-Mercosur.
A su vez, este acuerdo consolidaría el acercamiento de Brasil a la Alianza del Pacífico, bloque que suma elogios en la región y que se muestra mejor afianzado a la hora de negociar con otros bloques. Esto, al contrario de la situación que experimenta, por ejemplo, el Mercosur con la Unión Europea, que ha sido especialmente errático, frustrando en alguna medida las ambiciones del sector exportador brasileño.
En definitiva, los datos y las cifras que demuestran la intensidad del lazo económico de Chile con Brasil son lo suficientemente evidentes como para que la suerte política del país atlántico no nos sea indiferente. Igualmente, esperamos que la cordura y la sensatez sean valores que predominen en el discurso de los próximos líderes de Brasil.
Rodolfo Vilches Velasco
* Exnegociador de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales y socio de Velasco, Rioseco & Asociados.