A 30 años del No: ¿Aprendimos la lección?
"Los cambios sociales no resultan por arte de magia ni actos heroicos, siempre resultan de procesos sociales".
Ocurrido el golpe de estado de 1973, la pérdida de vidas, prisión, exilio y relegación de los adherentes, de los Partidos de la Unidad Popular, nos dejó en el peor escenario para defender nuestros valores sobre democracia, equidad e inclusión social.
Quebrar nuestra democracia, infringir los Derechos Humanos, perseguir ideas, prohibir partidos, sindicatos y confiscar sus bienes, produjo dos efectos: a) configuró el carácter dictatorial del régimen y b) surgió el diálogo entre quienes antes fueron opositores.
En la diáspora chilena, social cristianos y social demócratas se reencontraron anteponiendo el bien común de Chile al de sus respectivos partidos.
En Chile, desde el dolor común y el sueño compartido por la libertad y respeto a derechos humanos, surgió en barrios, sindicatos y universidades la necesidad de soñar juntos un mejor futuro para Chile, que fuese para todos y no para unos pocos.
La fuerza social optó por terminar la dictadura con un lápiz y un papel, recuperando la democracia, pese a las dudas que habían.
Y gracias a ello nos entendemos y resolvemos nuestros conflictos democráticamente.
La transición no fue fácil, por la dura oposición, sólo a 15 años el Presidente Ricardo Lagos terminó con los senadores designados y vitalicios; y a 27 años la Presidenta Michelle Bachelet terminó con el sistema binominal.
Los cambios sociales no resultan por arte de magia ni actos heroicos individuales, siempre resultan de procesos sociales, y se requiere amplias mayorías para asegurar sean estables en el tiempo.
A 30 años del triunfo del NO, vale preguntarse si realmente aprendimos la lección sobre cómo caminar juntos progresistas de izquierda y de centro, para volver a soñar juntos el Chile del Siglo XXI, con sus nuevos desafíos como regionalización, robótica, medio ambiente, equidad social y otros.
Sólo responderemos esa pregunta si miramos el futuro desde la unidad que nos permitió derrotar la dictadura y recuperar la democracia; dejar los egos e intereses personales, porque de seguir así nos quemaremos en la hoguera de las vanidades. Sólo la unidad social y política de demócratas progresistas, hará que Chile y nuestra Región tengan crecimiento económico y equitativa distribución de la riqueza para beneficio de todos en especial para quienes más lo necesitan.
Jorge Molina Cárcamo
Abogado