El lunes se dará a conocer la Corte Internacional de Justicia -CIJ- por la demanda de Bolivia y las expectativas son obviamente crecientes, aunque, hasta ahora, se han mantenido en los carriles de respeto y absolutamente lejos de patrioterismos, salvo algunos casos puntuales.
Ya fue el turno del presidente Evo Morales quien, en el marco de la 73 Asamblea General de Naciones Unidas, aseguró durante su discurso que su país espera que el fallo de la CIJ permita "iniciar una negociación fructífera".
El Presidente Sebastián Piñera dijo en Chile que el país prevé tres posibles escenarios como los más probables: que la Corte rechace en su totalidad la demanda boliviana, que la acepte, y en tercer lugar, que dicte un fallo intermedio. Vale decir, desde reconocer que Chile nunca ha manifestado una disposición de negociar una salida al mar, hasta que sí lo ha hecho y eso es lo que la Corte podría exigir entre las partes.
Más categórico fue Heraldo Muñoz, excanciller chileno quien comentó que "Si la corte llama a dialogar, o incluso a negociar, es exactamente lo que ha hecho Chile durante más de un siglo". Enfático y seguro, recalcó: "Les puedo asegurar que el 1 de octubre, la frontera de nuestro país con Bolivia va a ser exactamente la misma que establecidas en el tratado de 1904".
Nuestro país tiene a su favor el Tratado de 1904, que ha cumplido a cabalidad y permanentemente ha manifestado su disposición a acercarse a Bolivia, pero en lo fundamental, ha sido respetuoso de todas sus obligaciones y está firme en la defensa de intereses.
Esos son los puntos.
Por eso, cualquier llamado extremo que sostenga que Chile puede perder territorio es falso, mal intencionado y peligroso, pues solo busca crear odiosidades con el país vecino. No se puede caer en el mismo juego reiterado por el líder altiplánico.
En particular las autoridades deben ser responsables en esto. Esto no es un show, es un proceso judicial, del cual deben resguardarse las formas y asegurar que la sana convivencia prime más allá de cualquier resultado.