Segregación de nuestra educación comunal Inclusión laboral desde una perspectiva de género
Para entender el tema de la educación regional, y más aún en todas sus modalidades, es importante identificarla en razón de tres elementos claves del sistema escolar nacional. En un primer término, la educación chilena se encuentra dentro de un sistema de mercado (con todas las variables de financiamiento, inversión, mensualidades, subvenciones, competencia, entre otras, y porque, además, es uno de los sistemas más privatizados de todos los países que integran la famosa Ocde); en un segundo aspecto, el Estado no tiene, en rigor, la tuición efectiva de la educación, es decir no existe lo público en sí, tampoco la condición de gratuidad y, menos, el estándar de calidad educacional; y, en tercer lugar, la contextualización de la enseñanza está directamente relacionada con la inequidad educativa y la segregación escolar.
En este sentido, la información aparecida el jueves 20 de septiembre, en la sección "actualidad" del Diario El Mercurio, (escrita por Cristian Castro Orozco) no nos puede llamar tanto la atención puesto que la crónica nos cuenta solo la porfiada realidad: el enunciado general es que los resultados de las pruebas estandarizadas Simce están correlacionadas con las tres modalidades educativas que existen (aunque son cuatro) y con la distribución de ellas, según los sectores geográficos de la ciudad.
El análisis podría ser más extensivo y no tanto descriptivo (sin siquiera mencionar que la educación debe ser un derecho universal y que tiene complejidades culturales, sociales y, también, históricas) en el sentido de que la segregación escolar también está acompañada con la distribución socioeconómica que sumadas, o acompañadas, con la segregación académica generan un "triángulo vicioso" acerca del problema. Si el tema importa de verdad, a mi juicio, el cauce de análisis, tanto desde el Instituto de Políticas Públicas (IPP/UCN) como desde la Dirección de educación de la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS), debiera ir más allá de la mirada general o de reseña.
Los primeros, indican que es un tema que no ha sido abordado; y, los segundos, que la educación pública ha presentado un leve repunte. El detalle es que ambas miradas confluyen, al parecer, hacia una misma línea de interpretación: "la lógica de describir pero no de discutir". El principio vector debiera ser que la temática de segregación escolar, en nuestra ciudad y región, es más extenso que mirar solo la distribución geográfica; más amplio que observar la distribución de los tipos de establecimientos de enseñanza, según la naturaleza de su dependencia administrativa y financiera; y más extenso que argumentar acerca de los resultados a través de los puntajes (además de la privatización o el mercado, por sí mismos).
La verdad, sea dicha, es que estudios, al respecto, de segregación en relación a oferta educativa existen tanto a nivel nacional como internacional. Concedamos algo, entonces: tal vez, lo que se quiso decir es que no hay estudios a nivel local o territorial. Pero, también, se debiera mencionar que se asumirá el desafío para generar esos análisis como parte de las evidencias que se necesitan para corregir y hacer los cambios. A su vez, desde la Dirección de Educación debiera haber un compromiso crítico hacia el núcleo del análisis. De hecho mencionan que existe un "análisis multifactorial". Pero, se debiera agregar, también, que se conformará, a lo menos, un par de unidades de análisis, con profesores perfeccionados y con experiencia pedagógica, para enfocar el tema de manera más profunda.
Lo preocupante, creo, es el nivel de discusión acerca de lo que quiere analizar en el contexto educativo comunal y regional y cuánto de eso se establece en ámbitos conceptuales y críticos. La incógnita, en este contexto, incluso es más desafiante: ¿quién hace la interfaz entre la población, el profesorado, los equipos técnicos, las autoridades, las instituciones escolares, las comunidades, las universidades, entre otros, para explicar más organizadamente el tema de la segregación educativa comunal?
En la actual discusión acerca de los tópicos de educación, tal vez sea importante considerar la recuperación de valores como la confianza, el esfuerzo, la creatividad, el trabajo mancomunado, entre otros, para adecuarlos al contexto comunal (y regional) incluyendo más al estamento docente que está en aula o que tiene experiencia en jardines, escuelas, liceos y colegios. Esos mayores marcos éticos, como escribí hace algún tiempo atrás, nos darán los resguardos suficientes para desarrollar mejores análisis, o interpretaciones menos erradas, acerca de lo que significa la educación chilena en el contexto de las políticas públicas y los debates territoriales acerca de la visión de lo educativo.
Luego de la promulgación de la ley N°21.015 hemos visto una creciente preocupación por los desafíos que se están enfrentando para cumplir con la inclusión laboral de personas con discapacidad. Sin embargo, hay una arista que no se ha mencionado y que plantea una oportunidad de encaminar esta iniciativa de manera equitativa si se considera la perspectiva de género.
Según estimaciones del Foro Económico Mundial, la brecha global de género tomará unos 170 años para cerrarse, a menos de que el progreso se acelere. Esta realidad es similar en Chile, donde la proporción de mujeres con discapacidad, mayores de 18 años, es mayor que la de hombres, en casi un 8%. Sin embargo, la tasa de participación laboral femenina es del 37,2% versus un 53,1% en hombres.
Estos indicadores se replican en nuestra experiencia como fundación, donde el 66,3% de los procesos que hemos llevado a cabo corresponden a varones, mientras que el 33,7% restante a mujeres. Es decir, ellos tienen casi el doble de probabilidades de tener un empleo en comparación, y esto se debería a que cuando las mujeres con discapacidad trabajan, a menudo experimentan situaciones como salario desigual por igual trabajo o inequitativas oportunidades de promoción y desarrollo de carrera laboral.
Si bien la baja participación de la mujer se manifiesta de manera transversal en nuestra sociedad, creemos que con la entrada en vigencia de la ley de inclusión laboral se abre una oportunidad para cambiar paradigmas, y para que todos los actores sociales miren esta iniciativa desde una perspectiva integral, dándole la oportunidad a miles de chilenas con discapacidad de sumarse al mundo laboral y así construir un Chile más justo y equitativo para todas y todos.
Profesor de
Castellano,
Doctor en Didáctica
Profesor de
Directora ejecutiva Fundación
Descúbreme
Francisco
Javier Villegas
Carola Rubia