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Agua: solución pública y privada

Los casos puntuales de Escondida y Zaldívar nos dan cuenta de que la ausencia de previsión y de liderazgos sí nos pasa la cuenta con cada crisis. Respecto de la decisión del Core, debe decirse de que es cierto que se trata de un ente político, que toma decisiones políticas, pero tampoco se pueden plantear cierres tan a la ligera. ¿Y sus responsabilidades?
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En un país tan poco proclive a la planificación, cada cierto tiempo nos encontramos con que esta característica siempre nos pasa la cuenta. La discusión respecto a las solicitudes de agua de Escondida y Zaldívar son un nuevo ejemplo de lo anterior.

La gran minería en Chile tiene más de 100 años, con Chuquicamata y desde entonces ese proceso se ha hecho, en el caso de la región, con agua obtenida de los afluentes cordilleranos o de pozos.

Pero el costo es complejo de medir. Distintos estudios dan cuenta del impacto en napas -en la zona del Salar de Atacama, por lo pronto-, un fenómeno que se incrementará con el cambio climático. ¿Cuánto se habrá afectado a las comunidades nativas? Imposible de saber, lo mismo que el efecto sobre el territorio, a la flora y fauna con los millones de litros de líquido que fueron directamente a las faenas productivas.

El cambio -a gran escala- recién llegó hace algunos años con Centinela y Escondida, pero con desarrollos desiguales.

Y aquí es donde debemos explicitar lo que ha sido un gran fallo de los privados y de la autoridad política regional y nacional. ¿No era posible prever un escenario de este tipo y promover una solución para toda la industria?

La solución se dejó en manos de cada compañía, pero es evidente que no todos podrán cumplir con estos requerimientos. Para Zaldívar es imposible avanzar en esa alternativa, pero sí para Escondida que invirtió US$3.400 millones en una segunda desaladora, que produce 2.500 litros por segundo. Ambas faenas son contiguas. ¿No pudo plantearse una alternativa común? ¿Dónde queda la autoridad?

Con las faenas de Codelco, la situación es la misma. Chuquicamata, Radomiro Tomic (que construye una planta cerca de Tocopilla), Ministro Hales, Gabriela Mistral, más otras que están presentes. ¿Será posible consensuar alternativas para todos esos desarrollos?

Las soluciones de desalación e impulsión hasta la zona cordillerana ya están probadas, sí resultan, y son cada vez más baratas en términos tecnológicos y de costo; lo mismo con el precio pagado por la energía. En casos como estos queda cuenta que la ausencia de liderazgos sí nos pasa la cuenta.

Nuevo Hospital Regional

"El hospital nada tiene que envidiarle a muchas clínicas privadas capitalinas".
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El terremoto grado 8 de la escala Richter, que afectó a la región en julio de 1995, acrecentó el deterioro que ya presentaba el Hospital del Salvador de nuestra ciudad. Distintos sectores comunitarios ya habían observado esta situación y alzado su voz, solicitando la construcción de un nuevo establecimiento. En febrero pasado dicho anhelo ciudadano vio la luz y se inauguró el nuevo Hospital Dr. Leonardo Guzmán.

Gracias a una gentil invitación del Dr. Antonio Cárdenas, jefe del Area de Pediatría, tuve la oportunidad de dar un breve recorrido por parte de las instalaciones del nuevo hospital. Este, es un establecimiento concesionado en todos los servicios de apoyo, con excepción del trabajo clínico, que lo asume enteramente personal del sector público.

El recinto está emplazado en un sector popular y populoso del sector norte de Antofagasta, cuenta con una superficie construida que sobrepasa los 120.000 M2, lo que lo haría ser, el hospital más grande desde Santiago a Lima.

Cuenta con todas las especialidades en el área de Pediatría, tiene 16 pabellones de cirugía y 6 de parto integral, modernos laboratorios, equipamiento de última generación, cafetería, sala ecuménica, alrededor de 400 estacionamientos, etc.

Beneficiará a una población proyectada de 600.000 personas de Arica a Copiapó, se realizarán unas 11.000 cirugías, podrán atenderse más de 3.000 partos y unas 150.000 consultas.

Lamentablemente el número de camas aún está por debajo de los que tenía el antiguo hospital, que llegaban a 670. Sin duda que superar este déficit será un desafío de las actuales y futuras autoridades. Esta situación no debe quedar pendiente eternamente, la que conlleva, además, la contratación del personal necesario.

El Dr. Cárdenas, no oculta su orgullo y satisfacción en el recorrido. Sus 30 años de desempeño en el sector público, lo hacen ser un autorizado testigo del cambio que está experimentando la atención en el nuevo hospital, en cuanto a la dignidad con que atiende a los pacientes, en las condiciones de hospitalización y en la comodidad que se aprecia en los distintos espacios de atención de público. Destacando las salas de hospitalización para un máximo de tres camas.

Entre los avances puede destacarse un equipo de resonancia nuclear magnética y un nuevo Litocriptor, artefacto destinado a pulverizar cálculos renales, el cual dado a su alta tecnología y productividad ha disminuido las listas de espera.

Creo no equivocarme, al afirmar que las instalaciones de este hospital, nada tienen que envidiarle a muchas clínicas privadas capitalinas y, a pesar de algunos problemas de puesta en marcha y una eventual anomalías constructivas, el recinto es un lujo para Antofagasta.

Carlos Tarragó

Presidente Corporación Proa

Serendipity

"(Debemos) alcanzar calidad de vida que vaya más allá de tener buenos mall y supermercados".
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Robert Merton,sociólogo norteamericano, incorporó al lenguaje de las ciencias sociales el concepto de la serendipidad para referirse a aquellos datos imprevistos, estratégicos y anómalos que muchas veces surgen en el desarrollo de una investigación y que son capaces de generar un enorme cambio en el curso de ésta pues no estaban considerados como posibles en el diseño original. El viagra y la penicilina son producto de ello.

En la última encuesta Barómetro de Antofagasta, aplicada por Mori y el IPP, los datos expresados en el ítem "confianza en instituciones y grupos" generan una fotografía respecto de los niveles de confianza que sienten los entrevistados que nos ponen frente a datos que demandan una reflexión.

Las universidades regionales encabezan los niveles de confianza con un 73 %, le siguen las fuerzas armadas con 60, las juntas de vecinos con 58, los carabineros con 42, la iglesia con 41, el Consejo Regional con 38, el gobierno con 36, el poder judicial con 31 y así hasta llegar a los partidos políticos con 17% . Hasta acá datos relativamente esperables de acuerdo a lo conocido con otros instrumentos.

La eventual serendipidad surge cuando comprobamos que el Jumbo, sí el supermercado, alcanza 73%, el mismo nivel que las universidades, el Mall Plaza 69, más que todas las instituciones públicas y privadas en la región.

Luego el listado señala a la Asociación de Industriales con 43%, la Cámara de Comercio con 36 y la Cámara de la Construcción con 35.

Si asumimos que la confianza, en lo fundamental, se trata de una creencia que estima que una institución será capaz de actuar de una cierta manera frente a una determinada situación, y que esta constituye un factor central que favorece el éxito y supervivencia a largo plazo de las organizaciones y las comunidades, los datos que se nos presentan requieren de reflexión más allá de lo cuantitativo.

Las preguntas son muchas: ¿Es el consumo definitivamente la actividad central de la existencia actual que pone como referentes más preciados a supermercados y retail? ¿Estamos las universidades en la categoría de satisfacer la demanda de consumo de títulos profesionales? ¿En los esfuerzos por construir institucionalidad publico privada deberíamos considerar al gerente de Jumbo y mall por sobre otras asociaciones?

Estas y otras muchas preguntas deberemos responder para construir y densificar el tejido social, imprescindible, para avanzar en la tarea de lograr la descentralización como un mecanismo que permita desarrollarnos y alcanzar calidad de vida que vaya más allá de tener buenos mall y supermercados.

Mientras la confianza solo se entienda como una " interacción transparente" en el mercado, las posibilidades de construir sociedad son cada vez menores.

César Trabucco

Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta