Antonio, santo de las gentes de tu Norte, hoy quiero contigo, en palabra fecunda, ser, estar, habitar y permanecer en mi ruego que vive junto al mar, para que, cada sílaba, florezca como un canto de oración universal que germine en tiempo nuevo, en favor de la pronta salud de tu cuidadora, tejedora de bondad que, con sus ojos de azul celestial, purifica nuestras almas con los valores eternos de la espiritualidad, por Sonia Buljan.
Antonio, doctor del cuerpo y del alma, hoy, a ti os pido por nuestra común amiga, maestra de docencia y de vida que, constructora colectiva de bondad que, con su distinguida y elevada figura, camina, inconfundible, por nuestro río humano y, en bellos ojos de azul celestial de nuestro norte, musita sutilmente: Antonio, santo, santo, santo.
Antonio, de ejemplaridad humana, ayer le visité en su lecho de enferma a nuestra artesana del alma en nortinidad y ella, al verme, sorprendida, en un breve segundo pronunció mi nombre; pero, en dos palabras, de siglos de fe y esperanza, me susurró: "debemos seguir". Respondí, sí amiga, ¡seguiremos en la ruta que habéis trazado con letras de rocas oceánicas: "Antonio, un santo para Antofagasta"!
Antonio, caballero del Ancla de Oro, debes hacer el milagro de la sanación de Sonia, por ella y por el mundo. Ella, en su humildad de eternidades, da amor al que sufre, mitiga el dolor al necesitado, vuelve a la razón al desorientado y adorna la mesa del pez y el pan a los desposeídos. Ella, es el encuentro infinito de hombres y mujeres para abrazarse en hermandades de buena voluntad.
Antonio, Tejedor Ancestral del Amor, haz el milagro por Sonia. Es que, Contigo aprendí que siempre, siempre, mi prosa y mi poesía en el espíritu del hombre libre, debía reconocer a la divina femineidad, valorar la mágica sensibilidad y luminosa verdad de las mujeres y, cantar a su sabiduría. Por ello, hoy, canto, ruego y deposito mis lágrimas por ella, por Sonia Buljan, diseñadora de mundo nuevo, que engendra el amor a esta tierra morena en plenitud de alas en dignidad y libertad.
Antonio, poeta del norte y constructor de antofagastinidad, hoy, en mi ruego, recuerdo cuando una delicada tarde de encuentro en música, danza y verso, en que lanzara mi tercera edición de mi obra "ari-dos senderos", en el salón Horacio Meléndez, salón de la universidad de Antofagasta y de la cultura regional, Sonia, gentilmente expresara:
"La obra y sus 71 artículos, que Jorge hoy nos regala, son 71 gotitas de sabiduría, envueltas en el halo mágico de imágenes de reflejos de infinito, testimonios atemporales de un tiempo; más, trascenderán ese tiempo con su mensaje fraternal de paz y justicia, para hablar un día a otros hombres tan lejanos; pero, tan próximos a nosotros en la misma eterna búsqueda de su destino".
Antonio, santo de los milagros, hoy te ruego por Sonia Buljan, a quien tuviese la bendición de encontrar algún día, en la estrechez de la vida que pareciera sin significación; pero, que el tiempo ha ensanchado los caminos de gran significación, para caminar juntos en tu merecido proceso de canonización. Antonio, hoy teje el milagro y haz en Sonia que: "El invierno de hoy, sea mañana, una primavera sonriente".
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