"Lo que yo hacía era echar la talla y de repente piropear una niña".
Fernando Villegas — Sociólogo acusado de conductas
— impropias con mujeres"No he sido nunca candidato. No soy candidato, ni voy a ser candidato".
Alfredo Moreno
Ministro de Desarrollo Social
Las operaciones en el sector francés continúan con gran intensidad, pues los alemanes tratan a toda costa de mantener sus posiciones. Por su parte, las fuerzas norteamericanas mantienen a raya a los germanos entre el Aisne y el Marne y lo mismo ocurre con las fuerzas inglesas en el pueblo de Merris.
El Consulado Boliviano en Antofagasta anunció que espera construir a la brevedad almacenes en el Puerto de la ciudad, los cuales estarían destinados exclusivamente a sus productos.
Así lo explicó el cónsul Rafael Belmonte, quien dijo que las autoridades del terminal deberán definir la ubicación exacta de la obra.
El concejal Gonzalo Dantagnan resultó electo alcalde de Antofagasta luego de la votación de los concejales. El DC se impuso a Marcos Simunovic.
La nueva autoridad precisó que sus prioridades estarán en resolver el problema de las veredas en mal estado, los perros vagos y la basura en las calles.
El chileno está imparable, nadie lo frena ante sus gastos y el consumismo crece generando mayor deuda. La economía reconoce que el ingreso de una familia se distribuye en líneas generales en gasto y ahorro, pero ¿qué pasa cuando el gasto obligado (irrenunciable) sólo para pagar deudas supera el 70%? Según el Banco Central, se rompió un récord histórico, ya que al cierre del año pasado, el endeudamiento llegó al 71,1% del ingreso neto -con los descuentos legales-, un alza significativa de 3,7 puntos porcentuales respecto del 2016.
Según información del INE, en el año 2017 el ingreso promedio neto del chileno fue de $554.493. Si se le resta el endeudamiento promedio del 71,1%, el chileno medio tendrá disponible la suma de $160.248, quedándole esta diferencia para imprevistos. Aunque más que imprevistos, este saldo mínimo para gastar, dará instancias para consumir aún más, por lo que los porcentajes de endeudamiento podrían elevarse peligrosamente.
Sumado a este consumismo natural, internet crea las condiciones para romper las barreras, sin horarios, lugares ni nada que contenga la compra desmedida, afectando hasta a la persona más conservadora, al entrar en un espiral de deudas y el conocido "bicicleteo". El problema es que, llegado un momento, ya no habrá poder de endeudamiento y se frenará bruscamente la economía, caerá la demanda y el efecto será una contracción económica. Las bodegas se llenarán, los precios caerán, las empresas comenzarán con los despidos y el crecimiento se frenará.
¿Quién podrá ayudar a que esta escalada de consumismo se controle? Difícil respuesta, ya que incluso algunas medidas gubernamentales recientes no ayudan. Por ejemplo, la restricción de un dígito a los vehículos bajo cierto año de fabricación disparó la venta de autos. Según la Asociación Nacional Automotriz de Chile, durante 2017 se vendieron en total 360.900 vehículos nuevos, que representan un 18,1% de incremento real, comparado con el año 2016, casualidad o no, se buscó evadir la medida restrictiva. Se deben tomar medidas, incentivar y premiar el ahorro y todo aquello que enfrente a este "Doomday consumista" para evitar que nos lleve directamente al estancamiento económico. No se debe olvidar que hasta Superman murió en el intento.
Marcelo Ortiz Breitler
Director Ing. Comercial Universidad Bernardo O'Higgins
El Transantiago, operativo desde el año 2007, se ha convertido en un proyecto con una situación financiera catastrófica. Hasta ahora, y de acuerdo antecedentes oficiales, el Estado ha debido aportar US$6.473 millones desde su inicio para que pueda funcionar.
El problema ha cruzado cinco gobiernos: Desde el diseño ideado en el gobierno del exPresidente Ricardo Lagos; pasando a la implementación con Michelle Bachelet I. Y luego con Sebastián Piñera I, Bachelet II y el actual gobierno de Piñera II. Durante todas las administraciones la iniciativa jamás ha logrado financiarse, objetivo que además sigue como una mera ilusión.
Vale decir, se cambió el sistema antiguo, que se autosustentaba, por uno que deja pérdidas que pagamos todos los chilenos. Es cierto, es mejor que lo que había, pero quedan dudas considerando el costo que se demanda.
La cifra es enorme: por ejemplo, la construcción de las líneas 8, 9 y la extensión de la línea 4 del Metro de Santiago tendrían un costo de 4 mil millones. Otro caso es el déficit fiscal que se acerca a los 400 millones de dólares (0,1% del PIB).
La brecha se produce porque hay gente que simplemente decide evitarse el pago, una cuestión que en el sistema antiguo no existía. En 2016 la evasión en el sistema de transporte capitalino llegó a una cifra récord del 34,6%, mediciones oficiales. Esto equivale a que uno de cada tres personas que usa alguna de las alternativas, simplemente no cancela su pasaje. Francamente insólito.
Y ese promedio no ha cambiado mucho, a pesar de los poco más de 7 millones de dólares pagados para la realización de 18 estudios técnicos previos a la implementación del sistema. Un desastre por donde se le mire.
¿Sería posible un error de esta magnitud en regiones? ¡Ni siquiera ha ocurrido! La falta de sentido común ha resultado fatal en este caso.
Peor aún, los gastos están lejos de detenerse. El Ministerio de Transporte ya anunció que proyecta presentar una licitación para renovar las máquinas hacia fines de año. Insólito, por decir algo.