LIDERAZGO AUTÉNTICO
ADMINISTRACIÓN. Ser íntegro y fiel a uno mismo, como una forma positiva de influir en otros.
Los escándalos corporativos o del poder político, en diferentes países del mundo en los últimos años, han incrementado el interés hacia el Liderazgo Auténtico. Este concepto, ganó popularidad con el libro "Liderazgo Auténtico: Redescubrimiento de los secretos para crear valor duradero" (2003), del profesor Bill George de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. Un líder auténtico es alguien honesto consigo mismo, por ejemplo, admite sus propios errores, es sincero con otros, por ejemplo, dice la verdad por compleja que ésta pudiera ser, y sus acciones son coherentes con los valores que profesa. Esta forma de liderazgo, ha sido asociada con un mejor clima laboral, una mayor disposición de los colaboradores a compartir conocimiento entre sí, y también con mejoras en los procesos de innovación.
El liderazgo auténtico parece cada día más necesario. Por ejemplo, el tema central del Foro Económico Mundial de Davos, en enero del año 2017, fue "Liderazgo responsable y receptivo". En este foro, de líderes del sector privado y público, se plantearon preguntas del tipo: "¿Cómo pueden los líderes responder a la frustración de personas que se sienten perjudicadas por un capitalismo de mercado globalizado, de una manera responsable que ofrezca soluciones viables, justas y sostenibles?". Estas inquietudes podrían ser abordadas en parte, desde la necesidad de líderes orientados al bien común. Y si agregamos "genuinamente" orientados al bien común, empezamos a hablar de un liderazgo autentico.
El líder auténtico
Se caracteriza por cuatro rasgos o características personales: la autoconciencia, el procesamiento equilibrado, una perspectiva moral interiorizada, y por una transparencia relacional (Avolio & Gardner, 2005; Kernis & Goldman, 2006). La autoconciencia, se refiere a la comprensión de cómo sus fortalezas y debilidades afectan a los demás. El procesamiento equilibrado, se refiere a considerar los diferentes puntos de vista de otras personas, antes de tomar decisiones claves. La perspectiva moral interiorizada, consiste en promover con su propio ejemplo una conducta ética y moral en la organización. Y finalmente, la transparencia relacional, se refiere a compartir información abiertamente y expresar pensamientos y sentimientos percibidos por otros como verdaderos. Un líder auténtico, en resumen, sería una persona íntegra que se muestra fiel a sí mismo.
Ser fiel a uno mismo
La fidelidad a uno mismo se refiere a una alineación entre el discurso de la persona y sus actos. Un líder auténtico actúa desde valores positivos firmes o arraigados, que buscan promover el bienestar psicosocial de los colaboradores, y el desempeño eficiente de las tareas (Gardner, Cogliser, Davis & Dickens, 2011). Es alguien capaz de estimular en los colaboradores el compromiso afectivo, por ejemplo, identificarse con las metas de la organización, los sentimientos de justicia organizacional, por ejemplo, percepciones de equidad en compensaciones o trato, y los comportamientos de ciudadanía organizacional, por ejemplo, ayudar a un colega recién incorporado. Y aporta también un sentido de propósito en los colaboradores, que permite a las empresas desarrollar y mantener la calidad de sus productos y/o servicios; por la perspectiva moral de hacerlo.
Pensar el liderazgo, siempre ha consistido en un esfuerzo por tratar de entender cómo influye una persona en otras. En su libro sobre inteligencia emocional, Daniel Goleman (1995) planteaba: "El liderazgo no tiene que ver con el control de los demás, sino con el arte de persuadirles a colaborar en la construcción de un objetivo en común". Un líder auténtico, al estar conectado con sus valores, sus emociones y estar orientado al bien común, tendría la capacidad de ofrecer de manera simultánea apoyo y autonomía a los colaboradores. Las organizaciones, o la sociedad en general, siempre han necesitado de líderes auténticos. Pero estos parecieran más necesarios en momentos de menor confianza social. Recordemos que del líder no sólo se espera que cumpla con las expectativas o tareas asociadas con su autoridad formal, sino que su desempeño provenga de valores positivos que sean percibidos como verdaderos por los demás.