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"Madariaga y otros"

Un policial municipal, eso dice que perpetró Marcelo Mellado en los primeros cuentos del volumen "Madariaga y otros". El protagonista es una especie de súper héroe de lo marginal que va tras los chanchullos de la política. Acá la ironía de un escritor que no deja correr el agua mientras lava sus platos.
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Mellado acaba de publicar "Madariaga" y ya está metido en otra novela protagonizada por una niña y el hombre que intenta ser su padre adoptivo.

Marcelo Mellado acaba de publicar "Madariaga y otros", un volumen que contiene cuentos protagonizados por un taxista investigador de delitos de diversa cuantía. Pero no es todo: al protagonista que da nombre al libro se suman los "otros": entre ellos, un tal Darwin Morán, un actor que delira por montar a Bertold Brecht mientras odia al puerto de San Antonio; o Charly, un porteño que proyecta en Valparaíso una antología de poesía que remecerá el canon. También hay una vecina del Cerro Alegre (el de San Antonio), dueña de un gallo inoportuno que es pesadilla de los vecinos. Y un tal Gastón Palominos, que emprende la aventura de llevar el bar y sus ceremonias a dominios silvestres, atmósferas fluviales que existen en las riberas y desembocadura del río Maipo.

Otras apariciones en estos cuentos son las de un jardinero autónomo, que casi desaparece en su patio de 15 por 10 y un gastrónomo que practica recetas de la escasez, mientras recuerda a su madre fallecida.

"Estamos jugando con esos referentes para que la cuestión no sea tan en serio", dice el autor nacido en Concepción pero con una relación especial con el puerto de San Antonio, lugar donde deambula el Madariaga del título. Es un colectivero que a veces las funge de detective en enredos comunales, un curtido y desesperanzado militante del PC que fue detenido en Tejas Verdes en tiempos de Pinochet.

-Narrativamente, ¿cuál es el atractivo del mundo municipal?

-Los municipios deben ser de los lugares más patéticos y siniestros de Chile. Me habría gustado trabajar en algún departamento de cultura municipal pero me di cuenta que les pertenece a los operadores políticos. Después de la supuesta vuelta a la democracia los municipios se transformaron en zonas súper poderosas, no solo desde el punto de vista económico, también desde lo político cultural y simbólico. Los municipios se convirtieron en entidades ridículas, porque siempre representaron el sentir provinciano, y la provincia es ridícula en su sentido más originario porque padece el fantasma del centro, lo capitalino. Se vuelven aspiracionales, arribistas, reproducen los poderes fácticos santiaguinos, de los maletineros.

-Dedica el libro a su madre y también a los concejales de la República. ¿Qué ve en ellos?

-Generalmente son lamedores de traseros de algún poderoso o de un cacique macuco. Ese es el modelo en general y en provincia son casi para la risa.

-¿Y Madariaga es una especie de paladín en contra de este macuquerío?

-Claro, como héroe literario lo es. Representa una ficción, el súper héroe político popular que nos quiere salvar de esos poderes fácticos. Es un servidor público localista que no participa de los poderes fácticos. Es un tipo más bien humilde que no tiene pretensiones, que no es winner, que no es milenial, que no es abacanado, ni choro, ni líder carismático. Es una persona con sentido común, un tipo total y absolutamente normal, sin delirios.

-¿Hay un Madariaga real?

-Sí, y es parecido al de la ficción. Vive en Llolleo y lo invité al lanzamiento en el GAM donde se robó la película, me dejó en segundo plano, fue como si hubiera contratado a un actor, se mandó la tremenda performance sin querer queriendo.

Comunistas de antaño

Mellado espera que en Chile haya más Madariagas que representen otros espíritus y luchas, incluso la tan en boga del género. "Creo que en Chile hay mucha resistencia y Madariaga incluso puede tener esa delicadeza de superar el conflicto de género. Podría haber más adelante incluso el Madariaga feminista, crítico al modelo patriarcal heteronormado", apuesta el escritor y profesor de Castellano.

Sobre la militancia en el Partido Comunista de Madariaga el autor cree que esa colectividad, a pesar de los años y la distancia que tiene con ellos es el único partido político que existe en términos reales: "Como partido antiguo, el PC es el único que existe y creo que es un patrimonio de la cultura chilena, un modo de ser".

-¿Y las nuevas generaciones?

-Los nuevos comunistas son un club que administra un acontecimiento que ya pasó. Administran un temperamento, una especie de moral de la continuidad, cierta especie de soberbia de un Chile posible, que ya no fue, que no puede ser. Pero son los únicos de la Unidad Popular. Ellos ya tomaron el poder porque están donde siempre quisieron estar: en el Parlamento, en los sindicatos, de manera legitimada. Hacen República, la santifican y lo hacen mucho mejor que cualquier partido que defiende la democracia. Pero esconden un deseo de uniformarlo todo, en algún momento, porque la verdad siempre está en ellos. La orden de partido es seguida como una consigna por todos, hay placer y fascinación por la uniformidad, esa cosa media de Corea del Sur, el poder de lo colectivo.

-¿Militó en el PC?

-No, pero fui parte de un área, de un radio PC, amigo del PC.

Futuro

Sobre sus planes a futuro en narrativa, Marcelo Mellado cuenta que está un tanto empantanado con una novela que transcurre en Valparaíso. "Estoy tratando de terminar de escribir "La novela fosfénica", pero me tiene tan aburrido que parece que le voy a cambiar el nombre por "La novela de mierda". Ya no quiero más, y aunque la tengo bien avanzada, ahora la tengo media tirada, así como basureada. Creo que me tengo que mover de Valparaíso para poder terminarla".

Tanto lo enojó el impasse, que empezó otra novela que se llama "Formas de cagar", parafraseando la novela de Alejandro Zambra que atisbó mientras recorría su ruinosa biblioteca. "Son formas de irse a la mierda, nuevos estilos de vida, nuevos estilos de ocupar el baño, soy súper juguetón con ese tipo de cosas. Tengo una ducha portátil, como de camping que es la que uso muchas veces en vez del gas porque me molesta y soy súper ahorrativo con el agua, nunca la boto, jamás lavo como las dueñas de casa que dejan el agua corriendo", confiesa el autor.

-¿Y qué sucede en esta novela?

-Es sobre un tipo que es echado de la casa, cuyo único apoyo es una especie de hijastra que tiene, que se apiada de él y es chica. Es el típico chileno que se emparejó con una comadre que ya tenía una cabra chica y se hace cargo, pero mal. Igual es la única imagen que tiene la cabra chica, entonces arman una complicidad y la cabra chica le dice que se vaya al lugar sobre el que siempre le contó historias, el Lago Lanalhue y el sur, y el tipo empieza a hacer las cosas que le dice la cabra chica que tiene como once años.

-¿Qué es lo que te gusta de lo doméstico que siempre vuelves?

-Sí, yo vivo en lo doméstico, tengo que hacer el aseo, de repente me rayo cocinando, todo el día en eso, regando las plantas, toda esa cosa del jardinero autónomo que he escrito en otras partes. Con la ducha portátil en verano aprovecho el calor y en invierno le hecho agua de la tetera y me baño con esa cuestión, cosa de no ocupar más agua de la necesaria, el agua del water es la que rescato del agua con que lavé la loza, nada pierdo, esa es la idea, en fin, esa es mi manera de vivir.

-¿Son importantes para usted esos gestos?

-Claro, el pequeño gesto. Yo creo que el mundo puede ser salvado por los pequeños gestos. ¿Viste que los japoneses recogieron la basura que habían tirado en su partido? Terminó el partido y sacaron unas bolsas de plástico y empezaron a recoger todo lo que habían tirado, creo que los senegaleses hicieron lo mismo. ¡Eso es lo que nos va a salvar! Y no las grandes movilizaciones populares, eso ya no, el pueblo ya demostró que era facho.

Marcelo Mellado

Literatura Random House

184 páginas

$12.000


El héroe que viajaba en taxi


Madariaga y el PC

El Cara de Viático es un concejal socialista que suele acaparar las movidas de viaje que surgen cada tanto en el municipio. Estas aparecen a modo de invitaciones que llegan a la institución edilicia, ya sea para un seminario, una capacitación o un evento organizado por la asociación de municipalidades u otras entidades análogas. Él capitaliza dichas prebendas para sí mismo, porque es como el delfín del alcalde, aunque, en ocasiones, debe compartirlas con otros concejales por razones de mínima justicia distributiva o por seguir un procedimiento proporcional de repartición de responsabilidades políticas o simplemente por guardar un poquito las apariencias.

Las invitaciones implican, a veces, viajes al extranjero. Por lo general están dirigidas a algún personaje destacado de la comunidad -puede ser un deportista o un artista, algún representativo del sentir cívico-, pero en la práctica son los concejales del municipio los que aprovechan estas oportunidades, constituyendo un área más de corrupción que podríamos denominar "blanda" -la otra, la que mueve millones, tiene otras (des)regulaciones, según ha constatado la Contraloría-. Madariaga registra los recortes de prensa que dan cuenta de estos antecedentes en su sistema de archivos locales. Es un crítico acérrimo de la labor municipal.

Un buen día, instalado bajo el parrón en el patio de su casa, bebiendo vinito blanco con chirimoya mientras piensa en tirar al horno de barro una pierna de cordero, Madariaga recibe la visita sorpresiva de don Exequiel Plaza, encargado de la Dirección de Asuntos Especiales del Partido Comunista local, a quien ubica de la época en que trabajó en el puerto. Don Exequiel, previa introducción, no exenta de citas clásicas, le solicita que, aprovechando su condición de taxista, vigile muy de cerca al Cara de Viático; las razones son varias, entre ellas la vinculación de este personaje con una empresa de basuras tóxicas que se quiere instalar en la ciudad, además de otros negocios particulares que según el partido atentan contra la autonomía del concejo y del desarrollo de la ciudad, sobre todo en la actual situación política, con el regreso de la vieja alianza socialista comunista. El partido debe estar alerta.

La idea es buscar información sobre las actividades personales del concejo y reunir pruebas para poder acusarlo a la Contraloría o al Ministerio Público, de modo de neutralizarlo políticamente, porque está algo desbocado. Madariaga desprecia al Cara de Viático no solo porque es un corrupto, sino también por ser un conocido "trancador de pelotas", es decir, un obstáculo del deseo ciudadano, sobre todo por su obsesión personal de poder y de protagonismo escénico. El pago por los servicios, agrega Plaza, será con otros servicios, como almuerzos y comidas gratis en algunos locales de compañeros del partido.

Madariaga decide instalarse un tiempo en la residencial de una prima que queda frente al Venus para controlar los pasos del Cara de Viático, pero al segundo día empieza a aburrirse, acostumbrado como está a la acción más directa.

Por Amelia Carvallo

"Yo vivo en lo doméstico, tengo que hacer el aseo, de repente me rayo cocinando, todo el día en eso, regando

plantas".

"¿Viste que

los japoneses recogieron la basura que habían tirado

en su partido? Terminó el partido y sacaron bolsas de plástico".

lorena palavecino

Adelanto del libro "Madariaga"

Por Marcelo Mellado

"Madariaga decide instalarse un tiempo en la residencial de una prima que queda frente

al Venus".