Centro de energía y el litio en la región
Los recursos están, lo que viene ahora es hacer gestión para unir a las universidades locales, con las empresas y otros interesados internacionales. Corfo y el gobierno deben ser explícitos en que este centro debe producir ciencia y desarrollo concreto, con sentido. No nos servirán investigaciones académicas para guardar en las bibliotecas.
Pocas cosas podrían tener tanto impacto positivo para la Región de Antofagasta como el anuncio de Corfo de crear un Centro de Transición Energética y Materiales Avanzados para el Desarrollo del Litio.
En efecto, es difícil calibrar lo que este desarrollo puede tener, en tanto contará con un financiamiento basal de unos US$25 millones anuales, más los aportes que podrían desarrollar privados que se alleguen a las investigaciones que allí se desarrollen.
Por montos, el futuro centro ya se distinguirá entre lo más importante que tiene el país. Se trata de un enclave instalado en la región, pero que debe desarrollo científico para Chile y otras latitudes.
El mismo estará enfocado en indagaciones ligadas a la energía y el litio. Vale decir, lo que en algún momento, durante la administración anterior de Eduardo Bitran, se denominó el Instituto Solar Minero -y que se suponía se convertiría en tres centros repartidos a lo largo del país- se materializará en un solo instituto, ubicado en Antofagasta y con disposición íntegra de estos recursos.
Allí se entiende la magnitud de los recursos dispuestos.
Pero es legítimo y permisible soñar en grande.
Este instituto, como existen otros casos a lo largo y ancho del mundo, será una especie de imán para empresas privadas interesadas en las investigaciones a realizar.
¿Por qué no soñar en un parque científico y tecnológico, por ejemplo?
Lo que es obvio es que se trata de un logro que recién comienza, pero que abre enormes oportunidades para el desarrollo definitivo, en la medida en que las cosas se hacen bien. Que somos capaces de conectar a las empresas, al gobierno y las universidades, para producir conocimiento con sentido, que sea útil para los efectos que se persiguen y con productos bien concretos.
Eso es lo que puede irradiar el interés de otros actores a sumarse a este nuevo escenario.
Antofagasta, las restantes regiones y Chile, en general, siempre reclaman por el escaso valor agregado de nuestras producciones. Ahora sí podemos dar un salto enorme en esta dirección.