El Acuerdo Nacional por la Infancia, entregado al Presidente Sebastián Piñera por un grupo transversal de parlamentarios, representantes de la sociedad civil y del gobierno es una muy buena noticia para los niños de Chile. Hoy contamos con una hoja de ruta concreta e intersectorial, para nuestros niños, que busca promover su desarrollo integral, generando mecanismos que permitan actuar a tiempo, para así prevenir y protegerlos, en caso de que sea necesario.
Se hace cargo de la urgencia (los niños que están actualmente bajo el sistema de protección), pero también de la prevención, reconociendo que la mejor forma de evitar las tristes situaciones que conocemos día a día es impidiendo que ocurran. En razón de esto, el Acuerdo propone fortalecer y apoyar a las familias en su rol protector insustituible, así como las intervenciones comunitarias que permitan el desarrollo integral de los niños, bajo el entendido de que no es el Estado el único encargado de proteger a los niños, sino que esto es tarea de todos.
No sacamos nada con poner a los niños primero si nos desentendemos de sus familias, ya que el Estado y las instituciones son incapaces de sustituirlas. Y una gran forma de ayudar a las familias en la crianza de sus hijos es generar lazos de confianza en las comunidades que permitan a las familias contar con redes de apoyo mutuo.
Es por eso que en el Acuerdo Nacional por la Infancia se habló de la importancia de la familia y las comunidades en la prevención. En este sentido, uno de los objetivos de la bajada territorial que se propone en la Ley de Garantías de los Derechos de la Niñez, es la gestión de casos críticos, que permita la construcción de capacidades en las familias para que puedan volver a un estado de funcionalidad, con el fin de retomar su rol protector y hacerse cargo de sus hijos de manera adecuada, eliminando así los factores de riesgo que los aqueja.
Lograr esto implicará un trabajo coordinado entre municipios, ministerios, subsecretarías, sociedad civil, colegios, consultorios, entre otros. Sabemos que no será un trabajo fácil, pero es urgente que de una vez por todas el Estado se ponga la camiseta por los niños, y que entendamos que la mejor forma de ponerlos primero es apoyando a las familias.
Llevamos décadas posponiendo este trabajo por su alta complejidad, pero es hora de empezar a trabajar y lograr el cambio en la mirada y en la implementación de las políticas públicas que los niños necesitan.
Carol Bown S.
Subsecretaria de la Niñez