El Presidente Sebastián Piñera anunció en la última Cuenta Pública que la idea de su Gobierno es que el Metro sea el centro del sistema de transportes de la Región Metropolitana.
El costo de esta remodelación se ubicaría por sobre los US$ 4 mil millones y contemplaría una extensión de 39 kilómetros. En total, el número de beneficiados serían de 3,2 millones de personas, considerando que se construirán dos nuevas líneas: La 8 y 9, las que llegarán hasta las comunas de Puente Alto y La Pintana, entre otras.
El asunto tiene una doble faz. Por un lado, no cabe duda de que Santiago -la Región Metropolitana, para estos efectos- requiere de un sistema de transportes que esté a la altura de la presión que ejercen 7 millones de personas.
Sin embargo, el mismo problema puede observarse desde otro punto de vista; naturalmente el de las regiones.
La concentración económica y política del país es evidente, pero la autoridad, más allá de los discursos no ha reparado en los problemas y efectos negativos que tiene esta relación asimétrica.
Por un lado, Santiago se está transformando en una ciudad mega saturada que año a año le roba fértiles terrenos a la agricultura. Si se extiende el análisis, el resultado es sorprendente: poco más de 13,7 millones viven en el centro del país, en un espacio de extensión que no supera los 700 kilómetros de norte a sur, mucho menos que la distancia que separa a Antofagasta de La Serena.
Y esa cifra crece. Cada año los buenos talentos del norte y sur deciden emprender hacia el centro porque allí están las mejores oportunidades para estudiar, recrearse y emprender. Todo resulta más fácil, aunque con un altísimo costo emocional y familiar.
El punto es que el centralismo le hace mal a las regiones y también a la capital chilena, o a sus habitantes, fenómeno que, por lo demás, redunda en un círculo vicioso porque el mundo político termina privilegiando obras para ese espacio. Indudablemente allí están los votos y las áreas de poder intelectual, económico- financiero y político, por nombrar algunas.
¿Hasta cuándo seguiremos así?