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Crisis en la Iglesia Católica

Debe decirse que los dolorosos hechos conocidos deben ser publicitados y sancionados; no basta con pedir las excusas para una institución tan relevante. La irritación de la comunidad, el desagrado con la curia nacional, que no supo limpiar el cáncer que la corroía por dentro, tiene asidero. Una institución tan relevante puede agrietarse severamente.
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La inédita, y no exageramos al decir histórica, medida de los obispos chilenos en orden a disponer de sus renuncias ante el Papa, es un enorme golpe a la institución, o, más bien, a la forma en que la Iglesia se ha conducido hasta ahora.

La Iglesia Católica chilena está en una crisis profunda, de credibilidad, cuestión que ha significado en la práctica una enorme sangría de fieles y de mística. La visita de Francisco al país se explicaba en gran parte por este hecho y se reafirmó en la práctica: El impacto y fervor fue mucho menor que el esperado.

¿Qué pasará ahora? ¿Será suficiente la salida de todos los obispos, de algunos, de nadie y aplicar perdón?

Se trata de un hito notable, pero cuyos efectos no serán inmediatos, ni tampoco generarán un gran cambio. En realidad, lo más probable es que en el futuro próximo, no observemos muchas modificaciones sustantivas, aunque se trate de un avance, de un reconocimiento relevante, trascendente, pero combatiendo consecuencias negativas que ya han tomado una firmeza difícil de romper.

La carta de Bergoglio habla de "una Iglesia servidora", una situación distinta a lo conocido y a lo que seguramente se seguirá informando, si es que se detallan los alcances del informe elaborado por Scicluna.

La situación de los abusos sexuales, en especial lo ocurrido con el padre Karadima, es del todo doloroso; las víctimas clamaron por ayuda por años y no fueron escuchados, no solo eso, fueron censurados, acusados y llevados a una situación extremadamente incomprensible, donde trató de convertirlos en culpables.

Por eso la irritación de la comunidad, la molestia e incluso el desagrado con la curia nacional, que no supo levantar la voz y limpiar el cáncer que la corroía por dentro. Una institución tan relevante en la historia de Occidente y del país puede agrietarse severamente.

No será fácil, de hecho, será casi imposible recuperarse de esto, pero debe hacerse el ejercicio honesto de partir casi de cero. La Iglesia Católica está en un atolladero enorme, complejo que costará muchos años y que va a contrapelo de una sociedad que hace rato está dirigiendo su mirada en otras direcciones.

Escondida : Cara y sello de una relación

"Existe un vergonzoso divorcio, entre importantes sectores de la economía con nuestra comunidad". "Debemos ser optimistas para aprovechar el nuevo escenario de expectativas y la prioridad nacional en el crecimiento".
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Reactivar el empleo y pymes regionales

Debemos dar inicio a una nueva etapa en nuestro trabajo por el desarrollo regional. Una nueva etapa caracterizada por el compromiso de trabajo, público y privado, coordinado y sinérgico, para recuperar el dinamismo económico social de nuestra región.

Recuperar el empleo y fortalecer a nuestras pymes regionales son dos prioridades inequívocas. Sin duda, el necesario ajuste derivado por la caída en el precio del cobre provocó el actual escenario caracterizado por un muy alto desempleo y un debilitamiento evidente de nuestras pequeñas y medianas empresas regionales. La última cifra oficial sobre desempleo nos dio un golpe de KO.

Como región obtuvimos cuatro puntos sobre la media nacional y, la ciudad de Antofagasta, cinco puntos sobre la media nacional. Como lo señaló el presidente de nuestro gremio: "Desde fines del año 2015 nuestra tasa de desempleo está sobre la media nacional y ésta es la mayor tasa de desempleo en una década". Por su parte, las pymes regionales han visto bajar sus ventas, ajustados sus contratos, soportar largos períodos para el pago de sus facturas, lo que las ha debilitado fuertemente.

No obstante lo anterior, debemos ser optimistas para aprovechar el nuevo escenario de expectativas favorables y la prioridad nacional en el crecimiento económico y la inversión.

Distintas iniciativas regionales en estas últimas semanas, públicas y privadas, de nuestras autoridades regionales y municipales, de parlamentarios, de nuestras grandes empresas, nos están demostrando el compromiso y la ocupación para revertir el actual escenario del empleo y pymes regionales. Con esta convicción y voluntad debemos internalizar que estamos en un punto de inflexión y que entre todos lo dejaremos atrás.

Mejorar las cifras de empleo y fortalecer a nuestras pymes y su competitividad requiere un trabajo de equipo. Nadie sobra, todos son importantes. Nuestras autoridades regionales, parlamentarios, alcaldes, grandes empresas mineras, grandes, medianas y pequeñas empresas de todos los sectores productivos, todos, con optimismo y empuje saldremos adelante.

Debemos desplegar todas nuestras capacidades para: agilizar las inversiones de nuestro potente catastro; atraer nuevas inversiones (Exponor 2019, República Popular China país invitado); identificar nuevas oportunidades de negocios; mostrar e informar sobre los nuevos proyectos; priorizar a la mano de obra regional; refortalecer la alianza estratégica entre empresas clientes y empresas proveedoras; acelerar la inversión pública y conseguir mayores recursos para la región.

En las últimas semanas se ha instalado una polémica, en cuyo centro ha estado Escondida y el alejamiento que algunos perciben de ésta, respecto de la ciudad. Ha habido, como en todo orden de cosas, defensores y detractores a esta posición.

Antes de referirme a esta disputa, quiero recordar que en diversas instancias he expresado mi opinión, reconociendo el rol que Escondida cumplía en Antofagasta. Llegué a afirmar que mucho antes que el concepto de la RSE se instalara en el país, Minera Escondida (MEL) ya lo practicaba. Obras icónicas de este accionar son el magnífico plan habitacional inicial, un jardín infantil, una escuela, un centro de entrenamiento industrial, su participación en el Liceo Don Bosco, su apoyo al financiamiento en la remodelación del Estadio Regional, los diversos y valiosos aportes de la Fundación, varias iniciativas a través de Creo, su aporte a la próxima playa artificial de La Chimba, etc. Ninguna otra empresa está ni cerca de homologar esta labor.

En la otra vereda, estoy de acuerdo con aquel sentir ciudadano que lamenta la ausencia de los primeros niveles ejecutivos de la empresa, que se aprecia en la ciudad. A los primeros gerentes de MEL, Hannah, Pickering y Turner, uno se los encontraba en el supermercado, en el centro, en un restaurant y dependiendo de la cercanía que se tenía con ellos, les podía transmitir todo tipo de opiniones, mensajes, posturas, etc., que, me imagino, les servía para formarse un panorama de primera fuente del acontecer comunitario. El tema es que Escondida nos acostumbró a una política que hoy ha cambiado en la forma, pero no en el fondo. Y sería muy injusto centralizar en ella, todos los problemas del centralismo que apreciamos.

En lo que, si estoy de acuerdo, es que el traslado a Santiago de aquellas áreas involucradas con el quehacer local, debilita la gran y justa batalla que muchos se la han jugado por la regionalización y, de paso, le hace el juego a tantas empresas mineras que exhiben esta misma situación y a otras que jamás se han vinculado con la zona.

En otras columnas, he denunciado el vergonzoso divorcio, que existe entre importantes sectores de la economía con nuestra comunidad. La RSE para ellas solo está en sus discursos. No es una empresa, sino cientos de ellas que generan sus utilidades aquí, pero que no aportan nada, ni siquiera en aquellas áreas en las cuales sus propios trabajadores se beneficiarían. La banca, las grandes cadenas del retail, de supermercados y de fármacos, las Isapres, las AFP, los seguros, el sector automotriz y, por qué no decirlo, muchas empresas locales también, etc.

El compromiso con la ciudad debe ser asumido por todas las empresas.

Carlos Tarragó

Presidente de Corporación Proa

Fernando Cortez Guerra

Gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta