Por cuarta, y probablemente última vez, el Presidente ruso, Vladimir Putin, asumirá hoy un nuevo mandato, en el que enfrentará los desafíos de sacar a su país del retraso económico y mantener una política exterior agresiva.
Con más de 18 años en el poder, Putin asumirá su último mandato, salvo que busque reformar la Constitución, que prohibe más de dos períodos consecutivos. De esta forma, los próximos seis años serán su última oportunidad de cumplir muchas de las promesas que ha hecho a los rusos.
30 millones de pobres
Putin, que ha admitido que Rusia es un país "atrasado", con 30 millones de pobres y que sufre un "rezago tecnológico", problemas que se ha propuesto superar en estos seis años y poner al país en la senda que debe llevarlo a alcanzar a Occidente en riqueza y desarrollo tecnológico.
Para comenzar ese camino, deberá emprender reformas que podrían socavar su hasta ahora inquebrantable popularidad.
Subir la edad de la jubilación, elevar la carga fiscal tanto a empresas como a ciudadanos, reducir el papel del Estado en la economía y dar mucha más libertad a la iniciativa privada, son sólo algunas de las reformas de las que lleva años hablando y que nunca pasan de las palabras.
Cuando concluya hoy en el Gran Palacio del Kremlin la ceremonia de investidura, una de las primeras decisiones del Presidente será proponer a su candidato al cargo de primer ministro, quien deberá conformar el nuevo Gobierno.
Todos los analistas coinciden en que el actual primer ministro, Dmitri Medvédev, seguirá en el cargo y prevén que el ex ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, -firme defensor de las reformas económicas y autor de algunas de las propuestas más liberales lanzadas en su discurso programático por Putin -ocupará un alto cargo.