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"Mechones" relatan su experiencia viviendo en Antofagasta

EDUCACIÓN. Jóvenes de diferentes países y regiones de Chile, llegan a la ciudad a estudiar en la educación superior.
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"Es difícil vivir sola. Te tienes que organizarte, nadie te ayuda, a veces no tienes plata y tienes que saber vivir con lo justo".

Catalina Espinoza (de Vallenar) tiene 19 años y cursa pedagogía en Inglés en la Universidad Católica del Norte. Es primera vez que esta joven estudiante sale de su casa para vivir sola y sin duda no ha sido fácil, pues por un lado tiene todas las libertades de vivir sola, y por el otro muchas veces cuenta con el dinero justo y lo peor, llega a una ciudad que no conoce.

"Nunca había venido a Antofagasta. Tenía mucho miedo porque me habían dicho que aquí mataban gente y que era una ciudad muy peligrosa, claramente llegando aquí me di cuenta que no era tan así", dice Espinoza.

Realidad

Los prejuicios fueron el principal problema para Catalina. "Después cuando ya te manejas en la ciudad, te das cuenta que no todo es como te lo decían. Mis compañeros dicen que aquí no es tan peligroso, pero debo evitar ciertos sectores del lado norte, por ejemplo", comenta.

La ciudad es amigable. Sin embargo, le ha costado acostumbrarse. "Aquí la gente es menos amable, de hecho son bien pesados. Quizá donde yo vivía era algo más familiar porque era una ciudad súper chica y todos nos conocíamos, aquí no te conoce nadie", argumenta.

Lucila Indey tiene una visión un poco más optimista, aunque asegura que ha sido difícil. Ella es de Copiapó, pero siempre quiso vivir en Antofagasta. La primera razón, comenta, la playa.

"La gente me ha tratado muy bien, pero tenía miedo porque siempre dicen que la gente de aquí son medios clasistas, pero me he encontrado pura gente simpática y muy acogedora", sostiene.

Costo de vida

A Lucila le encantan los paisajes y matices de la ciudad. "Hay pocas cosas que no me gustan, pero yo creo que el costo de la vida es lo más terrible. Acá es demasiado caro, sobre todo los arriendos y la locomoción, aunque yo tengo TNE, pero a veces andas tarde y ya no te llevan", agrega.

En los siguientes recuadros, les mostramos historias de otros jóvenes que decidieron apostar por vivir en la capital regional.

Bryan Cruzat estudia química y farmacia en la UCN. Es de Calama y actualmente vive en una pensión en el sector su de Antofagasta. Bryan cuenta que siempre quiso vivir en la ciudad. Sin embargo, ha sido complicado porque ha tenido que acostumbrarse a depender de él mismo. "Tengo becas, pero igual es complicado. A veces uno extraña a la familia, pero me gusta mucho vivir aquí, sobre todo por el mar".

Malena López es de Bolivia y llegó a estudiar Técnico en Educación Parvularia en el instituto de Santo Tomás. "El cambio fue difícil, pero me gusta mucho Antofagasta. Ha sido difícil adaptarse, pero nada tan terrible", sostuvo. Malena tiene 23 años y tiene dos hijos, por ende ha tenido que lidiar con las tareas de madre y estudiante. "Antofagasta es una ciudad muy bonita. El clima es muy agradable", comentó.

Lucila Indey estudia arquitectura en la Universidad Católica del Norte. Es de Copiapó y si bien le gusta su ciudad, Antofagasta siempre estuvo dentro de sus prioridades. "La gente me ha tratado muy bien, pero tenía miedo porque dicen que la gente aquí es media pesada, pero me he encontrado con gente simpática y acogedora", agregó. Lo que menos le gusta es el costo de la vida, el que asegura es muy alto.

Catalina Espinoza es estudiante de pedagogía en inglés en la Universidad Católica del Norte y vive en una pensión del sector sur de la ciudad. Ella es de Vallenar, una comuna pequeña, en la cual todos se conocen. "Por lo tanto el shock de llegar a una ciudad más grande igual fue cuático porque me dijeron que aquí era peligroso, que no me fuera a meter al centro de noche y todo eso", sostuvo.