Fragmentados
Esta fragmentación psicológica y social, está resultando, reitero; una verdadera enfermedad".
Según el diccionario, fragmentado significa; dividido en partes o fragmentos. También se utiliza, aunque incorrectamente; cuando algo no está acabado o cuando se sitúa o se inclina, con intencionalidad, de un lado o de otro. Si analizamos etimológicamente la palabra, sin duda será normal asociarla a cosas u objetos; sin embargo suena muy difícil hablar de una sociedad compuesta por seres humanos fragmentados; ¿será eso posible?
Hace pocos días conversando con una distinguida ex -alumna, actualmente una buena estudiante universitaria de Psicología, comentábamos el término asociado a las personalidades de las personas en esta compleja sociedad del siglo XXI y concluíamos que sí estamos viviendo cada día, en un mundo que camina en silencio, con almas y personalidades atormentadas y a su vez, totalmente fragmentadas, que van desarrollando una insana variedad de personalidades. Simplemente avala esta aseveración, un "vistazo" por las principales cadenas de noticias, para constatar que esta era se adentra cada vez más fuerte en un mundo de seres fragmentados, capaces de hacer convivir en un solo ser humano, una gran diversidad de personalidades, que en ocasiones aterran, ya que éstas van en ocasiones, de lo angelical a lo más opuesto, dejándonos en ocasiones sin aliento, cuando en situaciones que se deben vivir ante los avatares de la vida, sin ni siquiera discernir, aparecen personas que jamás nos parecieran haber existido, totalmente seres desconocidos y sin embargo los hemos tenido delante de nosotros por años.
Esta situación, dolorosa y sorprendente por cierto, pareciera ser en la actualidad casi una epidemia que no tan sólo contagia a las personas sino también a grandes instituciones que en pro de su mal entendido bienestar, ven afectada su prístina imagen con esta fragmentación; que a todos va corroyendo en la intimidad de su ser, personal e institucional.
Esta dura fragmentación psicológica y social, está resultando, reitero; una verdadera enfermedad; curable, si somos capaces de ir todos al rescate de los valores más altos y preciados que promueven la sana existencia humana. Saber aceptar con hidalguía y dignidad lo que la vida nos presenta y no evitar la realidad del existir, pseudo - existiendo con un sinfín de personalidades que terminarán por enfermarnos del alma y sumiéndonos en una gran decepción, la de no existir tal y cuales somos. "La vanidad es hermana de la arrogancia, hija del nefasto ego y madre de la triste apariencia, la cual termina por confundirnos a nosotros mismos de quienes realmente somos".
Martín Bretón Olmos
Magíster en Educación