Francisco Contreras Uribe
Han pasado 26 años, desde que Cristián García-Huidobro, junto a seis compañeros, se consolidaron como la primera expedición de Chile y Sudamérica en llegar hasta la cumbre del monte Everest, el más alto del mundo.
Este corajudo equipo nacional tomó la decisión de llegar a la cima por la ruta más compleja, donde hasta ese momento sólo dos expediciones habían tenido éxito (Estados Unidos e Inglaterra).
A raíz de ello, en los próximos días el conocido montañista impartirá un taller denominado "Entrénate: un desafío físico y mental", el cual se llevará a cabo en el pub Maldita Barra.
En conversación con este Diario, el deportista de 56 años e ingeniero civil de industrias con mención en computación, desclasificó detalles de aquella histórica experiencia.
Everest
¿Cuál cree usted que fue la clave para llegar a la cumbre más alta del mundo?
-Subimos tres veces al Everest y en dos no llegamos, pero en la siguiente lo logramos. En esos 10 años aprendimos miles de cosas, sobre todo a cometer errores y corregirlos. Esto de escalar cumbres no se hace de un día para otro, ya que cada expedición requería de dos años de entrenamiento.
Siento que finalmente nadie se preocupa de cómo se logran resultados positivos. Para conseguir llegar a la cumbre del Everest, tuvimos que enamorarnos de lo que hacíamos. Un ingrediente importante en todo esto es la felicidad.
Cuando algo nos generaba estar contentos, decíamos que teníamos altos "felicinos", incluso hasta en la comida que se consumía. En la primera expedición al Everest hicimos comida muy mala y no logramos nada. Luego en la siguiente preparamos comidas muy ricas y las clasificábamos en felicidad, podríamos haber llegado a la cima pero el viento lo impidió.
En la última escalada tomamos una ruta mucho más difícil. Elegimos eso porque era más atractiva, y eso despertó mucha felicidad, ya que cada vez que superábamos un metro era una gloria.
¿La preparación para este tipo de expediciones es muy ardua?
-La preparación en las tres expediciones fue similar, o sea tuvimos un entrenamiento de por lo menos dos años. Por lo menos tres veces a la semana acudíamos al gimnasio después del trabajo. Nos juntábamos de 7 a 10 de la noche, mientras que los fines de semana nos dedicábamos solamente a escalar.
Adicionalmente yo después entrenaba aparte, tomaba la bicicleta a las 4 de la madrugada, todos los días, y subía hasta el Centro de Ski de Farellones. Eran cuarenta curvas, y eso lo hacía porque sabía que iba a necesitar aquella energía extra, ya era el más fuerte del equipo.
En 1992, año que alcanzaron la cumbre en el Everest, se encontraron con otro alpinista en la cumbre, Mauricio Purto, ¿existían diferencia con él?
-Habían diferencias entre él y mi equipo, por acciones que había hecho años anteriores, lo que generó una cierta rivalidad, pero no tiene ninguna importancia en lo que se logró.
Nosotros subimos por una de las rutas más difíciles de la historia, solo tres expediciones han logrado pasar por allí, es de altísima complejidad, y aún así llegamos antes que ellos.
El otro grupo escaló por una ruta comercial con ayuda de los sherpas (guías nepaleses que ayudan a los expedicionarios). Nuestra ascensión era de otro nivel comparado con la de ellos.
Todo lo que ocurrió fue precioso, es del más alto nivel internacional. Fuimos la primera ascensión sudamericana y de las más extraordinarias que haya tenido el Everest, con esto debiéramos quedarnos.
¿En aquella oportunidad estuvo cerca de la muerte?
-Casi me morí en la tercera expedición al Everest. Yo estaba en una ladera muy empinada, de roca con hielo, rasguñando con las puntas de los trampones (puntas afiladas ubicadas en los zapatos). En ese momento se generó una avalancha, y si me caía producto del viento queesta generaba, era una muerte segura, no tenía ninguna posibilidad de salir vivo.
En ese instante lo único que se me ocurrió fue gritar ¡Dios Sálvame!, fue como una reconversión al cristianismo. Yo debía haberme muerto, estaba sólo a milímetros de caerme.
¿Estar al borde de perder la vida cambió en algo su forma de mirar el mundo?
-Me permitió ver la realidad con otros ojos, conocerme a mí mismo, además de entender que la cumbre en sí misma no tiene ningún valor, es solo una excusa. Uno llega, saca un par de foto y luego te vas.
Lo que te enriquece es todo el camino a la cumbre, entonces lo interesante de todo esto es descubrir el potencial que se tiene, el tesoro que nos dieron. Eso es lo más lindo que nos ha entregado el montañismo.
Hicimos muchas cosas revolucionarias, que nadie jamás se había atrevido a hacer, pero aprendimos que solo nosotros podemos evaluar realmente lo que funciona o no. Si nos pasamos la vida entera basándonos en lo que los demás dicen, jamás vamos a descubrir el verdadero potencial.
Me imagino que en todos estos años debe tener algún a anécdota graciosa. ¿Cuál mencionaría?
-Cuando nosotros entramos recién a montañismo con mi hermano, en Santiago, junto a un grupo taller de la Universidad de la Católica donde estudiábamos, tuvimos que obviamente ir a escalar, y unas horas antes de hacerlo, nos dijeron que era momento de cocinar. Entonces nos colocamos a freír tocino en la sartén, y de repente escuchamos unos gritos. Luego tiramos unas longanizas, originando mucho humo y olor, en ese momento el campamento entero se preguntó quién está friendo.
Al rato aparecieron los 40 montañistas y uno de ellos nos increpa, diciéndonos que como se nos ocurría cocinar aquello. Nos explicaron que sobre los 4 mil metros de altura no se puede comer proteínas ni grasa, en ese entonces recién cursábamos montañismo 1.
A mi hermano le comenté que lo que habíamos cocinado estaba increíble y no lo íbamos a botar, además le dije que me pasara los huevos. En ese momento dije: vamos a comer esto y si nos cae mal es porque tenían razón. Finalmente no sucedió eso.
Patagonia
¿Tiene pensado realizar otra expedición?
-En estos momentos me encantaría poder ir a la tercera cumbre más alta del mundo, que se llama Kanchenjunga (India) y que no tiene ascensión chilena. Además me gustaría hacerlo a nivel nacional, ya que hay montañas maravillosas y que son muy poco visitadas. Todo lo que está en Tierra del Fuego y la Patagonia es un terreno muy poco explorado y están aquí.
Tengo pensado hacer estas expediciones en los próximos dos años, recién están los planes, hay que ver si resulta.
Tengo entendido que hoy vive en Llamuco, cerca de Temuco. ¿Qué opina del conflicto que hoy afecta al pueblo mapuche?
-Para mí no es un conflicto mapuche, sin embargo se ha abordado como un problema de tierras y producto de eso la policía reacciona, siempre se ha mirado esto como una guerrilla. En mi opinión no es así, yo veo al pueblo mapuche luchando por dignidad, por ser un pueblo reconocido y que puede preservar su cultura.
"Aprendí a ver la realidad con otros ojos, conocerme a mí mismo, entender que la cumbre en sí misma no tiene ningún valor"."
"Me gustaría ir a la tercera cumbre más alta del mundo, llamada Kanchenjunga (India) y que no tiene ascensión chilena"."
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