Niños obesos
Las estadísticas actuales son sorprendentes y alarmantes. Los niños de hoy son o tienen tendencia a la obesidad.
Las razones de esta situación, son conocidas por todos, pero nadie se enfoca en la causa. Por temor, vergüenza o porque hay intereses en juego. Se escuchan por doquier los "hay que"… Pero no se oyen los "voy a" o los "tengo que". Es decisión lo que falta.
Si miramos el pasado, los niños de ayer nos desgastábamos jugando.
Éramos atletas en ciernes y los "gorditos" o los "guatones" eran la excepción. El "corre corre la guaraca", el "paco/ladrón", la "pilladita" o el "pajarito a tu jaula" implicaban carreras que nos hacían jadear. Lo propio sucedía cuando saltábamos al cordel y nos gritaban… "Té, café… Chocolate", que nos obligaba a apresurar los saltos poniendo a prueba la coordinación y la resistencia… Otra vez terminábamos jadeando.
Demás está citar las carreras que nos demandaba seguir un volantín o una "cascocha" que se iba a las pailas. Algunos nos aventuramos a seguirlos hasta detrás de los cerros, lo que era reprimido con un par de correazos por nuestros autoritarios padres. O las pichangas de fútbol, en que olvidábamos la hora del té y se jugaba hasta que ya no se veía la pelota de trapo.
Para ir de un lugar a otro, la entretención era el "caballito de bronce", en que en hilera, nos saltábamos los unos a los otros, avanzando hasta nuestro destino, entretenidos, derrochando energía… (Aunque -a veces- la ingesta de carbohidratos fuera escasa). Eran esos tiempos en que la sed se saciaba "con agüita de la llave". ¿Jugos azucarados? ¡Ni hablar!
Los adultos somos responsables de la gordura en nuestros niños. Para nuestra comodidad, los mantenemos encerrados. Un tablet, un computador o el celular, arrellanan a los niños, que juegan moviendo los dedos pulgares… cuando más, las manos… O moviéndose ante una pantalla.
¿Es eso todo, padres?... Así, nuestros niños seguirán engordando… Y a los padres: ¿Les engordará el seso, talvez?
Jaime N. Alvarado García