Nuestro Salvador Reyes
Antofagasta fue la sustancia de amor que nutrió siempre la inspiración de Salvador Reyes.
Y en ninguna de sus novelas vive más apasionadamente que en "Los Tripulantes de la Noche", cuyo escenario es el de nuestros antiguos muelles y cuya trama se anuda en personajes que podrían ser muchos que aún cruzan por nuestro lado: allí, en la novela, se levanta, como hoy, el Ferrocarril, "en la calle Bolívar, con las paredes cubiertas de humedad salitrosa" y "el olor del pasto aprensado en grandes rumas" unido al del carbón y el hollín, dan a la vieja Avenida Balmaceda una fragancia de mundo inolvidable.
En este volumen, de lectura indispensable para quien se sienta, de verdad, hombre del Norte, leemos "El Matador de Tiburones", cuento estremecedor desarrollado en las aguas de Taltal, de los más puros de nuestra narrativa marítima.
Se completa el encanto de aventura del libro, con "El Café del Puerto", publicado, inicialmente, como "el Matador de Tiburones", en "La Novela Nueva", de José S. Gallay, cuando fue un relámpago de exaltación en nuestra adolescencia. Las primeras palabras de novelista marcan el principio de la elegancia de poeta en que entra al juego de la prosa chilena: "De súbito, entre la cuarta y quinta campanada las seis de la tarde, se filtró el otoño".
Salvador Reyes, Capitán del "Imaginismo", reconocía en D'Halmar al bizarro Almirante del Buque Fantasma. Pero, siempre negó serlo, desechando, así, la existencia de tal escuela, opuesta al "Criollismo" por disposición de Alone. ¿Qué era el "Imaginismo"? Literatura de riesgo y poesía, "desemponchada" y llena de Mar.
"Me falta el Mar. Arde su ausencia como una quemadura cuya intensidad del dolor no podré encerrar nunca en mis escritos. Yo os juro que siento la nostalgia del mar hasta la desesperación. Y cuando en estos amaneceres vacilantes, yendo por las calles de la ciudad terrestre, veo un asta de bandera, alta en el cielo, sufro la belleza de los ágiles mástiles de antaño, cruzados de gaviotas y de viajes" ("Mar Lejano")
Nota. Reyes falleció el 27 de febrero de 1970.
Andrés Sabella, 01.04.1984