"El hombre del maletín"
Alberto
Pescio,
comentarista
deportivo
Es una costumbre cada vez más extendida en el mundo futbolístico del cambio de clubes de algunos jugadores. Muchos lo hacen por la búsqueda de un buen proyecto deportivo que ofrece la entidad que los contrata o lógicamente por mejorar las prestaciones económicas.
Pero hay otros, muchos, que su vida deportiva les lleva por otros derroteros. Son los aventureros, los que deambulan por conocer otras culturas o buscando donde sentirse cómodos.
En el caso que nos ocupa, el uruguayo Sebastián el "loco" Abreu, rompe todos los moldes o el intento de clasificarlo. Ya sabemos que ha fichado por Audax Italiano. Nada es extraño, hasta que examinamos su trayectoria.
Abreu llega a este club chileno siendo la institución número 26 en su vida deportiva. En su club de origen, Defensor de Montevideo, solo permaneció dos años, constituyéndose en su estancia más amplia.
Ha goleado en 11 países; Uruguay, México, Argentina, Israel, Grecia, Brasil, Ecuador, Paraguay, El Salvador, España y ahora Chile. Además ha disputado 70 partidos con la Celeste.
Fue protagonista, junto a Luis Suárez, actual figura del Barcelona, en el Mundial de Sudáfrica uno de los partidos más trepidantes y emocionantes que se recuerdan. Allí Suárez fue expulsado, además de forzar la prórroga que ganó Uruguay con un gol a lo Panenka de Abreu. Por cosas como esta le llaman el Loco. Y pensar que en sus inicios y por su estatura, 193 centímetros fue convocado a la Selección Sub 16 de Baloncesto Uruguaya, pero una indisciplina le dejó fuera, pero un año después llega a la Sub 17 de fútbol. Y luego, él se encargaría de tejer la leyenda que le persigue.
Abreu, ha superado al portero alemán Lutz Pfannenstiel que entre 1991 y 2011 llegó a jugar en 25ª equipos.
El jugador más itinerante del mundo lo cobija el fútbol chileno que a sus 41 años aún lleva su profesionalidad y su saber a los campos de hierba.
El charrúa que ha vestido 26 camisetas, pasea su altura por los campos nacionales y más de alguna "locura" le veremos hacer. ¡Larga vida a los locos como Abreu!