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"Paddington 2"

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Periodista, escritor y

académico UA.

Tres elementos a favor tiene este filme familiar, encantador y bien realizado: una historia bien contada, personajes mejor actuados y lo más importante, la receta antigua de las buenas películas para la familia, esto es, chistes y situaciones sin dobles intenciones, directo al corazón de los espectadores.

"Paddington" tuvo un excelente debut, razón por la cual aparece esta secuela, basada en las legendarias novelas de Michael Bond, teniendo nuevamente como estrella central al oso peruano más famoso del mundo.

Con la misma ternura de la primera entrega y divertidos enredos han logrado un record no menor: seducir a la crítica y lograr el beneplácito del público, al punto de ser la primera cinta en lograr una calificación excelente en este período.

En esta secuela, Paddington ya se encuentra asentado con la familia Brown en Los Jardines Windsor y es un miembro más de la comunidad. Buscando un regalo especial para su adorada tía Lucy, que va a cumplir cien años, el oso encuentra un libro bellísimo en la tienda de antigüedades, pero como es muy caro debe empezar a trabajar en lo que pueda para poder comprarlo, pero alguien con siniestras intenciones se lo roba y él es acusado de ser el autor de tan deleznable suceso.

La primera cinta fue un sorprendente caso de apoyo crítico y buena acogida de parte del público y sorprendió a todos porque, justo cuando primaban las películas infantiles con guiños y chistes para adultos más que para niños, ésta se planteó como un filme inofensivo, de una ingenuidad que descolocaba, donde no existía ni un atisbo de cinismo. En pocas palabras, "Paddington" era una película tan inocente, tan blanca, que era toda una rareza, algo casi anacrónico en un momento en que todo era doble sentido, exceso y vulgaridad.

De allí que surgiera esta segunda parte, siempre con la dirección de Paul King, que mantiene ese estilo ingenuo, agregando más emoción a la trama, con secuencias delirantes de acción, suspenso y, desde luego, unos primeros planos del oso protagonista que hacen llorar a cualquier espectador sensible.

Lo mejor de esta continuación es que no se siente como algo innecesario, muy por el contrario, tiene el encanto de un humor limpio que, hay que decirlo, sigue siendo la mejor carta de presentación y esta vez con Hugh Grant como villano invitado.

Por supuesto que no hay mayores novedades en la historia y que todo puede resultar absolutamente previsible. Pero allí radica el encanto de su fórmula a lo cual se agrega una mejor conducción de las secuencias humorísticas, una puesta en escena siempre cuidadosa y un elenco afiatado que de veras se hace querible.

En "Paddington 2" los chistes aparecen a velocidad increíble y si bien no existen novedades en cuanto a soluciones visuales, sí se evidencia elegancia en muchas de sus secuencias, especialmente en el clímax que sucede a bordo de dos trenes en marcha que recoge todo el nerviosismo propio de los thrillers y el encanto de las comedias al mismo tiempo.

Y es que ahora el oso tierno debe demostrar su inocencia, porque por diversas circunstancias va a dar a la cárcel, en donde su encanto e ingenuidad hace estragos entre los prisioneros de alta peligrosidad (lejos el mejor momento de toda la película), mientras que la familia que ha acogido a Paddington lucha para tratar de descubrir pistas para sacarlo de la prisión.

El encanto irresistible de este oso protagonista es que está concebido "a la antigua": es un personaje sencillo, para nada heroico, que habla perfecto inglés británico y que cree en la bondad de la gente, incluso de los presos en la estupenda secuencia que transcurre en la cárcel y que es, por sí misma, una película aparte brillante y bien resuelta.

Se evidencia también que el elenco de estrellas británicas -la ahora famosa Sally Hawkins, Jim Broadbent, Peter Capaldi- trabajó a gusto en este filme, porque cada una de sus apariciones se disfruta de verdad. Y la incorporación del formidable Brendan Gleeson, hace subir todavía más el nivel de las secuencias divertidas.

Con todos estos elementos, se perdona la excesiva propaganda de Londres (no por nada, el oso Paddington es un ídolo nacional en Inglaterra) que a cada rato se hace de manera indisimulada, porque afortunadamente el encanto del filme permanece intacto.

"Paddington" es buen cine infantil y lo mejor que tiene es que no intenta ser más que eso y el espectador termina descubriendo que ése es el cine que los niños disfrutan y necesitan. Grata sorpresa para este verano.

Víctor Bórquez N.