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Antofagasta próspera

"Deseo continuidad en el progreso, que todos trabajemos con corazón y compromiso, sin sectarismos, ni rencilla".
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Es fecha de hacer balances en este 2017. Ha sido un año marcado por la transición de profundas transformaciones sociales, incertidumbre económica, desconfianza hacia los políticos, desastres naturales, elecciones populares y cambios.

Paralelo a esto, en nuestra comuna se pueden sacar cuentas positivas cuando las autoridades ponen toda su voluntad y ponente por delante los intereses comunales. Esto engrandece y fortalece la política.

Un ejemplo claro fue lo que ocurrió con el segundo turno del Gobierno Regional (con el arribo del intendente Arturo Molina Henríquez), en el cual las diferencias políticas no eran obstáculos para el desarrollo de Antofagasta.

Así se logró iniciar obras añoradas, tales como la remodelación del Parque Brasil, el Parque Gran Avenida, el nuevo parque en el sector de la Avenida Arturo Pérez Canto y próximamente la construcción de un pulmón verde en la Avenida Las Palmeras, aprobación de la reconstrucción del Cementerio General, recambio de luminarias, el renacimiento de la Playa Trocadero, entre tantas otras obras.

En deporte y educación, nuestros estudiantes contarán con dos modernos complejos deportivos, en la población Corvallis y en el exEstadio Municipal.

Asimismo en salud, gracias al apoyo de consejeros regionales -cores- y Gobierno Regional -Gore- reconstruimos el Cesfam Juan Pablo II y en 2018 inauguraremos el octavo recinto de salud primaria. Y cómo no estar feliz con la concreción del nuevo Hospital Regional Leonardo Guzmán Cortés, infraestructura que dignificará la atención de miles de vecinos de todo el norte de Chile.

A su vez, reconstruiremos el Vivero Municipal, construiremos el Parque Perla del Norte y el primer Distrito Cultural en el sector de La Chimba, seguiremos trabajando hasta cumplir con la entrega de cientos de viviendas sociales a la clase media, entre más acciones.

Pero también es cierto que aún quedan muchos desafíos y necesidades por resolver en nuestras comunas. Que se entienda bien que los gobiernos, cualquiera sea, necesitan de las municipios para ejecutar proyectos y viceversa. Como vicepresidenta de la Asociación de Municipalidades de la región (AMRA) seguiré defendiendo los intereses comunales y trabajo de todos los alcaldes.

Por tanto, si me preguntan, ¿qué deseo para mi ciudad y región? Yo deseo continuidad en el progreso, que todos trabajemos con corazón y compromiso, sin sectarismos ni rencilla, por los que necesitan que seamos su voz y confían en la gestión de sus autoridades.

Karen Rojo Venegas

Alcaldesa de Antofagasta

Mejores políticos

"Requerimos políticos que comprendan la importancia de detenerse a pensar el futuro del país, de sus realidades locales".
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Luego de la segunda vuelta, apareció con fuerza la necesidad de que la política se conecte con la ciudadanía, y sobre todo con lo que pasa en las regiones. La política se concentra en Santiago, y algo en Valparaíso, porque ahí está el Congreso.

Quienes toman las decisiones -las leyes, el presupuesto, las prioridades políticas- parecieran olvidar las diferentes realidades locales del país, desde su extremo norte hasta el sur. Los problemas no son los mismos en Antofagasta que en La Araucanía, y requieren herramientas y soluciones diferentes.

¿Es mucho pedir?

A ratos, pareciera que sí. La segunda vuelta estuvo marcada más por los arrebatos de uno y otro candidato, y se vieron ajenos a toda sutileza a la hora de hacer propuestas al país.

Recién en el debate de Anatel -el último de la campaña- se vio un poco más de discusión seria. Sólo ahí Piñera mostró su manejo de cifras de la realidad del país, pero un buen manejo de números no equivale a incorporar ideas sobre el trabajo con las regiones a la política, lo que llama la atención porque Piñera tiene un buen programa de descentralización. De Guillier, senador por esta región, poco y nada. Su falta de definición es la misma que lo hizo perder en 13 de las 15 regiones del país, incluyendo aquella que representa.

La política con raíz intelectual añade un sano equilibrio a esa ecuación. El diálogo con altura de miras y la propuesta que surge de éste impactan en una mejor política, una opción positiva por una ciudadanía consciente. A ratos pareciera que los políticos nos asumen como tontos, mientras Chile se merece justo lo contrario: miradas de país, proyectos de futuro, ideas de sociedad y de revitalización del oficio político.

Se requieren políticos que comprendan la importancia de detenerse a pensar el futuro del país, de sus diferentes realidades locales, aunque pensar parezca una ocupación añeja y reservada para centros de estudios.

Tanto derecha como izquierda dejaron hace rato una actividad que debiera ser central en la política. Se ven lejos los años en que hubiera un Jaime Guzmán o un Ricardo Lagos activos, ejemplos de dirigentes que pudieron comprender la realidad desde un prisma intelectual más allá de los esloganes.

El proceso que vive el país, a raíz de los problemas que trae la modernización, se manifiesta de distintas formas a lo largo y ancho del territorio nacional. Y para dar conducción y sentido a este camino -que tiene incomodidades, dolores, como todo proceso de nacimiento de algo nuevo- necesitamos con urgencia líderes más preparados en ese tipo de respuestas que los que hay ahora.

Captar una realidad compleja y cambiante requiere herramientas conceptuales sofisticadas, más sofisticadas, al menos, que las actuales. Pero también necesita de políticos que, desde la solidez intelectual, se aboquen a la acción.

Rodrigo Pérez de Arce

Coordinador de Cultura, Fundación para el Progreso

Un mensaje de Navidad

Diciembre, con el cierre del año, siempre ofrece la oportunidad de revisar lo que hemos desarrollado, lo que hemos hecho bien y qué tenemos por mejorar. A veces, y muy a pesar, estas fechas se recuerdan más por el estrés y la presión de las celebraciones y las compras, cuestiones que han dejado de lado el mensaje más profundo de lo que debiera reflexionarse.
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Es difícil definir el llamado "espíritu navideño", sin embargo es bien obvio que se trata de un período distinto, de un momento marcado por el final del año, pero especialmente por lo que significa para una sociedad mayoritariamente cristiana como la chilena.

Seamos o no creyentes, siempre conviene destacar el mensaje más profundo del cristianismo, cual es el amor al prójimo. El pedido es profundo y probablemente puede resumir los más altos logros que un ser humano podría tener: Primero conocerse, es decir, entenderse para superarse y sobre eso amarse. Al tiempo, replicar ese ejercicio con el resto de quienes nos rodean, incluyendo a nuestros propios enemigos, dice el Evangelio.

Lo mismo podemos hacer con nuestra ciudad, con nuestro territorio, con todo aquello que convivimos de manera cotidiana. Debemos amar y para ello debemos conocer, aceptar, entender y comprometernos. Se trata de juicios categóricos, no de sugerencias.

En esa perspectiva, Navidad -y el fin de año- es siempre una oportunidad para pensar lo que somos, lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos, en la conducción de nuestra vida, como en la relación con los otros, que también son parte nuestra.

A veces, y lamentablemente, estas fechas están más determinadas por el estrés y la presión de las celebraciones y las compras, cuestiones que han dejado de lado el mensaje más profundo de lo que debiera reflexionarse. La Navidad, en ocasiones, es más un fecha de consumo de productos que un instante de encuentro con la familia y los valores.

Allí hay espacios para volver sobre el mensaje original y conducir nuestras existencias hacia estados más humanos, profundos, comprometidos.

Para todos ustedes, nuestros lectores, enviamos un mensaje de afecto, agradecimiento y nuestros deseos de bien para los días que vienen, invitándolos a hacer un alto en vuestras vidas, pensar dónde estamos y también mirar a su alrededor, en especial a aquellos que han quedado más postergados para tenderles una mano y cumplir con nuestra obligación de desarrollo como sociedad. Sí podemos soñar con aquello.