Eugenio Sugg Gálvez
Los desembarques regionales de algas pardas prácticamente se triplicaron en los últimos cinco años. Así lo revelan las cifras del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), que también dan cuenta de un explosivo crecimiento de las plantas moledoras de este recurso altamente demandado en los mercados internacionales, pero cuya extracción ilegal está causando un daño irreparable al ecosistema marino.
Efectivamente, según consta en las minutas sectoriales que periódicamente publica la repartición de gobierno, a fines del tercer trimestre de 2012 el desembarque bentónico total en la región fue de 37.300 toneladas.
En esta categoría caen recursos como lapas, erizos, pulpos y otros, pero la participación mayoritaria (97%) en los desembarcos corresponde a algas pardas.
Ese mismo reporte actualizado al tercer cuarto de este año cuantificó en 97.958 toneladas los desembarques bentónicos en la zona. Es decir, en sólo cinco años el volumen de extracción prácticamente se triplicó.
Veda
Aunque parezca increíble, se trata de un recurso que está en veda desde octubre del año pasado y así se mantendrá hasta el mismo mes de 2018. Dada esa medida de administración pesquera, la única forma de extraerla es a través de la recolección de lo que naturalmente bota el mar.
Sin embargo, lo que de hecho está sucediendo es que buena parte de lo que se entrega a las plantas de molienda de estas algas se obtiene a través de dos métodos que son sumamente dañinos: el "barreteo", que saca de raíz la mata de algas o sencillamente cortarlas lo más cerca de la base posible.
De acuerdo a los datos del Sernapesca, entre 2014 y 2016 se incautaron en la región cerca de 200 toneladas de algas extraídas bajo estos métodos prohibidos, y sólo durante este año esa cifra se eleva a 45 toneladas.
El aumento en la extracción de este recurso, se explica por el alto interés y proyección comercial del mismo, debido a los múltiples usos que el "Alginato" -producto obtenido de las algas pardas-, tiene en diversas industrias, tales como la cosmética, alimentos y medicina, entre otras.
En cuanto a la extracción y recolección de estas algas, la cual es efectuada exclusivamente por pescadores artesanales, el esfuerzo es dirigido a las especies huiro negro (Lessonia nigrescens), huiro palo (Lessonia trabeculata) y en menor escala el huiro (Macrocystis).
Decomisos
Respecto de esta situación, el director regional de Sernapesca, Carlos Herrera, advirtió que "los mayores decomisos se han efectuado en el sector norte de Tocopilla y al sur de Taltal, es decir en los límites de la región".
Esta misma situación hace presumir que buena parte de lo que se está extrayendo ilegalmente en esas zonas termina "blanqueado" (entregado a recolectores autorizados) en plantas de otras regiones.
Para intentar frenar esta extracción indiscriminada, Sernapesca decidió restringir las cuotas de recolección a 5 toneladas mensuales por cada recolector, norma que sólo entró en vigencia en agosto de este año.
Asimismo, se está avanzando en un sistema que permita la trazabilidad del recurso, lo que busca evitar que los recolectores ilegales vendan a otros autorizados para llevar a las plantas.
Este tipo de instalaciones -dado el buen negocio que generan- se multiplicaron también en los últimos cinco años. Así, mientras en 2012 había sólo 23 plantas de selección y molienda en la región, en la actualidad existen 92 plenamente operativas.
Impacto
Respecto del impacto que está generando esta extracción indiscriminada, el biólogo Carlos Guerra -director del Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental (CREA)-, fue tajante.
"Lo que están haciendo es equivalente a sacar los árboles de un bosque. Hay plantas y animales grandes y pequeños que dependen de este bosque y si lo sacas, eso se convierte en un desierto. Eso es lo mismo que pasa, llevado a los organismos marinos, cuando sacas las algas", dijo.
Métodos de extracción
Según el biólogo Carlos Guerra, no hay métodos de extracción que no tengan impacto. "La recolección de lo que bota el mar también tiene un efecto negativo, porque es materia orgánica. Sin embargo, el barreteo -que saca el alga de cuajo- tiene un impacto tremendo que afecta a una infinidad de especies marinas dejándolas sin refugio ni sitios para que sus larvas se adhieran", dijo. Respecto de si es posible recuperar los ecosistemas dañados, Guerra advirtió que "la naturaleza todo lo resuelve, pero no sabemos cuánto puede tardar en hacerlo. Quizás cuando lo haga este país ni siquiera exista", dijo.