Bajo el alero de la intemperie:
SOCIEDAD. La polémica ordenanza que podría multar a los indigentes puso en la agenda pública una realidad conocida en la ciudad, pero que nunca tuvo la opinión de los propios protagonistas.
Aun costado de la muralla que separa al galpón del terminal portuario con la costanera sur de Antofagasta, se ubican dos grandes rucos levantados al pie una sirena de tsunami. Ahí, cada noche llegan a pernoctar unas cinco personas.
Carlos tiene 36 años y es una de ellas. Explica que dicha construcción ha sido desmantelada un sinfín de veces, ya sea por Carabineros o personal de la Armada. No obstante vuelven a construirlas una vez que el desalojo concluye.
"Nos vienen a echar todo abajo, siempre nos están corriendo. Pero uno se acostumbra a vivir así. Somos porfiados, así que regresamos al otro día", afirma Carlos.
Como él, son cientos las personas que viven en situación de calle en Antofagasta. Muchos sustentándose a través de trabajos informales, viviendo en comunidades improvisadas (como Carlos) o por su propia cuenta en calles o plazas.
Actividad
Según un catastro realizado por Dideco en 2016, serían más de 500 las personas que están en indigencia solo en la ciudad. No obstante el dato varía debido a que muchas de estas personas están "de paso" por Antofagasta.
A lo largo de la misma costanera en estos días es posible encontrar gran variedad de "nichos" improvisados con las palomas propagandísticas de los candidatos a cores y diputados, que son utilizadas como rucos personales por los indigentes.
"Es lo que más se le puede agradecer a los candidatos. Estas cosas (los carteles) son impermeables, fáciles de armar y de transportar. Esperamos no molestar a nadie, pero necesitamos un refugio cuando llega la noche", arguye José Rojas, quien vive en la misma condición.
Tanto José como Carlos se dedican a lo mismo. Ambos limpian y cuidan autos por su cuenta en el centro. Si bien ésta es la actividad a la que se dedica la mayoría de los indigentes, otros prefieren vender productos menores (como parchecuritas) o simplemente "machetear" (pedir dinero).
Estigmatización
La polémica ordenanza municipal que en un inicio contemplaba multar a los indigentes, y que fue impulsada después del asesinato de un adulto mayor a manos de un limpia parabrisas, puso en el escrutinio público a estas personas.
"Nos meten a todos en lo mismo. No quieren que limpiemos autos. Nos corren de todas las esquinas, todo porque no nos dio para ser algo más", se lamenta José, quien tiene 45 años, pero cuya apariencia se asemeja a la de un taciturno y reflexivo anciano.
Playa Paraíso, Mercado Municipal, paseo costero (norte y sur), Parque Brasil, el bandejón central frente al mall y la Plaza Sotomayor son los puntos donde a diario persiste la presencia de los sin techo.
Poco importan los operativos de desalojo. Si no retornan al lugar de donde fueron corridos, se trasladan a otro punto de la ciudad hasta ser desalojados de nuevo.
Hospedería
La hospedería del Hogar de Cristo alberga cada noche a 35 indigentes, principalmente adultos mayores.
"Muchos trabajan en la noche cuidando autos en el centro o en las discos. Los que llegan al hogar ya son viejitos que están enfermos, que no resisten dormir en la calle", dice Héctor, quien llegó hace seis años a Antofagasta escapando -según él- de una "millonaria" deuda en su natal Puerto Varas.
Pero lo que dice Héctor contrasta con lo revelado por el mismo Hogar de Cristo, institución que lleva un registro que permite esbozar un perfil de quienes son sus más frecuentes usuarios.
Según esta información, el promedio etario de las personas que se albergan es de 45 años, atendiendo a diario a unos 37 indigentes con servicios de alimentación y hospedería. En situaciones de emergencia, como lluvia, se puede disponer de hasta 40 camas.
La institución reseñó que solo 10 de sus 40 usuarios tiene sobre 65 años.
"Hay mucho dolor y vulnerabilidad en ellos, hay familias y falta de oportunidades. Cuando uno los ve, no dimensionan la historia que puedan llevar a cuestas. Si hay una característica en común, es que no tienen dónde vivir", explica Solange Veloso, directora ejecutiva del Hogar de Cristo, zona norte.
Lo paradójico es que justo frente de esta hospedería ubicada en calle Eduardo Lefort (tras las murallas del actual Hospital Regional), yacen apostados al menos tres o cuatro rucos.
A diferencia de quienes pernoctan en el borde costero, quienes viven ahí lucen más ancianos. Dicen que gozan del beneficio de no ser desalojados con la frecuencia de sus pares que viven en otros puntos de la ciudad.
"Somos puros viejos, no le hacemos mal a nadie. Igual nos hemos enterado de lo que dicen de nosotros, que no solo tiene que ver con que seamos vagabundos, sino que ahora nos tachan de 'asesinos' solo porque a un tipo se le zafó una tuerca", dijo Juan, quien prefirió no profundizar en su identidad y que vive en estos rucos.
Javier Ossa, capellán del Hogar de Cristo, narra que en las constantes rondas que realiza con voluntarios de la institución (donde reparten alimentos y ropa), se topa con historias sorprendentes.
"Hay casos en que hallamos a indigentes que prefieren la calle ante todo. Nos tocó el caso de un hombre mayor y enfermo que lo hemos internado en el hogar, en la fundación Tabor y hasta en el hospital, sin embargo vuelve a la calle a pernoctar", aseguró el religioso.
El último catastro realizado por Desarrollo Social este año dice que en la región hay 651 personas en situación de calle. Pero la cifra corresponden a los ya encuestados. Un número aún mayor permanece aún anónimo, indiferente a este tipo de encuestas.
El testimonio de los "sin techo"
651 indigentes están catastrados por la Seremi de Desarrollo Social en toda la Segunda Región. Según Dideco, hasta el 2016 habían solo en Antofagasta más de 500 personas en dicha situación.
45 años es el promedio de edad de los usuarios de las hospederías del Hogar de Cristo en Antofagasta. De este espectro, un 30% corresponde a adultos mayores.
$250 mil era la multa que, en una primera instancia, podían recibir las personas que pernocten en la calle. Actualmente la ordenanza está suspendida por la Corte de Apelaciones.