TÚ, QUE AMAS AL PRÓJIMO
Para amar al prójimo, no mires el color de su piel ni la forma de sus ojos. Ámalo tal como es y no olvides que es tu hermano. Tampoco mires sus defectos o virtudes, mira sólo que es un hombre y que por ello, debes tratarlo con cariño y ayudarlo en las buenas y en las malas.
Muchos se acercan al semejante cuando a éste le sonríe la suerte o cuenta con buenas relaciones sociales, de las que pueden valerse en ocasiones y sacar algún provecho. Esto no es amor, es interés. El verdadero amor se aproxima al prójimo en los momentos difíciles y lo ayuda y comparte con él penas y sinsabores.
Amor es sacrificio. Abnegación y desinterés. Se prodiga sólo por servir y ser útil y no para halagar o exhibirse. El amor que sirve al semejante con segunda intención, pierde todo su valor moral y rebaja espiritualmente al que lo practica. El amor es verdadero cuando se hace por la satisfacción de servir. Y nada hay más agradable al hombre de corazón bien puesto que hacer el bien a los demás.
El que sirve, ama. Y qué hermoso es amar. Si para amar al prójimo tuviera que dar parte de mi vida, sólo por ver por satisfecho este afán de darme a los demás, la daría toda porque morir de amor es imitarte a ti, Dios mío, que eres el Amor de los Amores.
Morir es comenzar una nueva vida. Morir por amor es conquistar la gloria, pues el que ama de veras vive en el corazón. Y tú eres el cielo y la gloria el Supremo bien y la bondad Suprema.
Amar al prójimo es amarte a ti. Y los que te aman viven la eternidad, porque tú eres eterno, principio y fin de todo lo creado.
Ama al prójimo con toda tu alma, con todo tu corazón y con toda tu fuerza" y sírvelo en todo momento, porque el que sirve al prójimo sirve a Dios.
Nada que dignifique más al hombre que un corazón bien puesto. Enjugar una lágrima, consolar al que sufre y vestir al desnudo nos enaltece a los ojos de los demás y nos hace sentir satisfechos de nuestra labor.
Los que aman y sirven viven en el corazón de los otros y su recuerdo se prolonga a través de los tiempos. El que ama al prójimo no muere definitivamente cumplido el plazo, porque el amor es eterno como Dios, que es el Supremo Amor, y Él recibe a todos los que aman y los lleva en su corazón hasta el fin de los siglos.
Dios está en todos y en cada uno de los pobres. Los que sufren y penan lo tienen siempre a su lado y no abandona a los huérfanos ni a los que han sufrido hambre y sed, y arrastran sus miserias por el mundo, sin techo y sin esperanza.
Hermano, acércate a los que sufren y consuélalos, da de comer al hambriento y ofrece tu hogar a los que no lo tienen. Cuanto hagas por ellos te será recompensado y serás feliz, ya que la felicidad está en hacer el bien a nuestros semejantes, en ayudarlos a estar con ellos en todo momento para paliar un poco sus infortunios y miserias.
El mundo es un valle de lágrimas para muchos, pero si nos acercamos a ellos y les ofrecemos nuestra ayuda, las lágrimas se convierten en rosas, porque el amor es capaz de eso y de mucho más.
El hombre viene al mundo a amar y servir al semejante. Fue hecho por dios a su imagen y semejanza. y Dios es todo amor, todo bondad, todo ternura.
Si tú amaras en vez de odiar, tu rostro reflejaría la satisfacción de tu espíritu y te sentirías alegre de vivir en paz con todos y con tu propia conciencia.
un santo para antofagasta