Secciones

El dolor de perder a un hijo en gestación El desarrollo del pensamiento crítico en las aulas Nuestra producción literaria

E-mail Compartir

El embarazo es un estado que suele cursar con profundas expectativas en el entorno familiar y además, con una gran ilusión en los padres respecto de cómo será el hijo esperado y el camino familiar de ahora en adelante. Incluso es frecuente que las parejas fantaseen con un ideal sobre el carácter físico y emocional del hijo en gestación. Todas estas opiniones van generando de manera progresiva un espacio emocional de vinculación afectiva con el hijo.

Cuando una mujer y su familia enfrentan el quiebre emocional que supone el fallecimiento del hijo en gestación o recién nacido, ocurre un duelo perinatal, el que se caracteriza por un intenso dolor, sentimientos ambivalentes y por ser muy difícil de entender en su justa dimensión para el entorno social de estas familias.

La investigación actual en duelo perinatal nos dice que estas pérdidas suelen ser invisibilizadas por los cercanos y el entorno social de la familia, quienes no comprenden ni validan el vínculo madre-padre-hijo porque no lo experimentaron y solo fueron testigos de una ilusión que no se concretó.

Sin embargo, no se puede anular el hecho que la madre sí tuvo la experiencia física, ya sea de cambios corporales, percepción de movimientos e incluso de amamantar para luego y de manera súbita, ver como la esperanza de vida se transforma en muerte.

En ese contexto, el rol del profesional de la salud es muy importante frente al apoyo que se puede brindar a esa mujer y su familia. Octubre, es el mes de concientización sobre el duelo perinatal, momento para detenernos a pensar en cómo avanzar.

El equipo de salud debe orientar de manera clara y concisa, permitiéndoles a los padres tomar decisiones complejas pero necesarias, como el tipo de parto y la posibilidad de estar con el hijo el tiempo que sea posible, incluso dar las facilidades para un espacio de intimidad para despedirse de su hijo. El cómo esas familias viven dicho proceso será clave en la vivencia del duelo.

Sobre todo a comprender que las personas que han vivido o viven esta situación necesitan que su dolor sea respetado y validado socialmente; invita a reflexionar también que necesitan asistencia médica con protocolos de abordaje integral en situaciones de duelo perinatal, ya que perder un hijo en gestación es tal vez, uno de los mayores sufrimientos que una familia puede experimentar porque aunque la vida fue corta, sí existió y tiene derecho a una memoria, a un nombre y a un ritual de despedida.

La iniciativa de incorporar la abdominoplastía como tratamiento para la obesidad mórbida al Sistema de Garantías en la Salud (GES) promovida por algunos diputados y que se votó en la Cámara, con 98 votos a favor, es una buena noticia para quienes ansían reparar una parte de su cuerpo luego de una cirugía bariátrica.

La medida es muy positiva, pues quienes tienen "guatita de delantal" no buscan una cirugía por vanidad, sino que reparadora, pues estos colgajos de piel flácida producen pliegues que pueden generar hongos e infecciones por acumulación de humedad. Todo ello hace que muchas veces quienes tienen esta condición, vean trastornado su diario vivir, lo que les impide tener una buena calidad de vida, al tiempo que sienten menoscabada su integridad física y sicológica.

Según el movimiento social "Ley guatita de delantal" existen más de 256 mil hombres y mujeres de 30 años o más que tienen este problema físico, que solo se soluciona con cirugía, por lo que esta iniciativa es una esperanza para quienes no tienen los recursos para acceder a una cirugía reconstructiva.

No obstante, pese a lo positivo del proyecto de ley, es restrictivo, dado que no incluye a mujeres que producto de sucesivos embarazos también adquieren la "guatita de delantal". Muchas de las mamás que han tenido más de dos hijos, también quedan con secuelas en su abdomen, debido a la flacidez de los tejidos, que pierden la capacidad de retracción y cuya única solución real es la abdominoplastía. Por ello, sería interesante evaluar qué pasará con ellas, pues al igual que ex obesos, quedan con la autoestima dañada, presentando una disminución en su calidad de vida.

De todas maneras, es importante reconocer que esta es una gran iniciativa en el ámbito de la salud pública, que sin duda le puede cambiar la vida a quienes se han acostumbrado a vivir con su cuerpo imperfecto, a costa de problemas de salud físicos y sicológicos.

Cuando aún resonaban los patrióticos y polémicos ecos del Primer Centenario de la Independencia, 1910, Francisco Antonio Encina sorprendió a la conciencia chilena con las ideas contenidas en su obra "Nuestra Inferioridad Económica. Sus causas y consecuencias" (1912).

Obra nuestra, de indiscutible propiedad en la apenas contenida idiosincrasia de un pueblo que, a más de dos siglos de esa su Independencia, aún se pregunta por las causas y consecuencias de un historicismo económico que lo condenó como asalariado, o sea, un sobreviviente más que ha de concluir sus días como un menesteroso que malvive de miserable pensión.

La obra, extenso muestrario de esplendor y miseria se presta para muchas lecturas. "No faltará quien advierta en este libro cierta heterogeneidad…", fue el perspicaz anticipo de su autor. Notables resultan algunos de sus juicios que inciden en la Literatura Chilena. Uno de éstos, dice: "… nuestra producción literaria sólo tiene de nacional los nombres de los personajes y de los lugares y las descripciones de algunas escenas de la vida chilena."

Extensa temporalidad corresponde a la idea: compromete el tránsito de los siglos XIX y XX. Pero, ¿qué sucede con la literatura si el juicio se proyecta a la realidad nortina del siglo XXI? El Norte ha cambiado. ¿Cuántas de sus actuales facetas se reflejan en la diversidad de las obras ofrecidas por los autores nortinos?

El sol va al ocaso en el amplio panorama de esa literatura que, si fue de frutos abundantes, hoy parece aferrarse a los vestigios de aquel universo que, al otorgarle el ser, lo hizo a sabiendas de que algún día, todo se transformaría en calcinados restos. Allí aún merodean espíritus condenados al eterno retorno, ese que sólo justifica la más absoluta soledad. ¡Sí! La misma que sobrecoge ante la vastedad pampina sumida en su forzoso silencio. El presente facilita la observación del pasado y así se calcula el futuro.

Anotemos sólo que más de algo debiera decirse de esta problemática determinante del perfil de nuestras letras.

Andrea López

Académica

Facultad de

Medicina USS

Roberto Prado

Cirujano Plástico

y Reconstructivo

Osvaldo Maya Cortés